☆ days gone bye; anthea

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N/A: Este es un capítulo, por así decirlo, extra. Lamento mucho si pensaron que era un capítulo normal, pero varias de ustedes han mostrado interés sobre el pasado de Anthea. Así que decidí hacer un pequeño relato acerca de lo que pasó en su vida antes de conocer a Carl. De todas formas, espero que todas sus dudas sean respondidas acá, y si no es así, yo se las respondo en los comentarios. ¡Disfruten, preciosas! ( •ᴥ• )n

Todo comenzó con extrañas noticias que nos confundieron y horrorizaron a todos. Continuó con vídeos y audios perturbadores que terminaron por alarmarnos más de la cuenta. Después ya estábamos viviendo la pesadilla: muertos caminando sobre el asfalto y atacando a la gente inocente, matándola brutal y lentamente. El gobierno hizo un anuncio antes de que la electricidad se fuese a la mierda: ''Cierren puertas y ventanas, permanezcan dentro de su hogar. La ayuda está en camino''. Y así fue, la mayoría nos quedamos dentro de nuestras casas. Hasta que los infectados conquistaron la ciudad de Atlanta.

Mis padres, mi hermano mayor y yo, en un intento por sobrevivir, salimos de casa. Papá había dicho que sería más seguro en las afueras de Atlanta, ya que no habría tantas de esas cosas. Él tomó una pistola, la cual tenía guardada en un cajón de madera bajo llave, pues decía que se podía utilizar en caso de emergencia. Y vaya que nos sirvió tener una a la mano...

Yo era pequeña e inocente. No entendía muy bien por qué las personas actuaban de esa  manera, no entendía por qué teníamos que dejar nuestro hogar y mucho menos entendía qué coño estaba pasando. Sólo sabía que toparnos con uno o más de ellos significaría una sola cosa: problemas.

En el camino hacia nuestra salvación, perdimos a Daniel, mi hermano. Él me había tomado del brazo, tratando de que corriera a la misma velocidad que él y así no quedarme atrás. Claro, nada nos salió como lo planeábamos. Todo pasó tan rápido. Mis gritos, los suyos, el caminante llegando por detrás de él y luego mordiéndole el hombro... Fue el inicio del tormento que me acompañaría día y noche.

Papá fue el siguiente. Aún recuerdo la sangre brotando de su brazo y la sonrisa llena de miedo que nos dedicó a mi y a mi madre, haciéndonos saber que no podía seguir junto a nosotras por más tiempo. Le tendió la pistola a mamá, pero ella no fue capaz de terminar con su agonía. Simplemente besó sus labios por última vez y me tomó en brazos para salir huyendo de ahí.

—Anthea, escucha. No importa lo que pase, nunca mires atrás —susurró ella, al mismo tiempo que se limpiaba las lágrimas con el dorso de su ensangrentada mano.

Los días pasaron, mi madre y yo sobrevivíamos como podíamos. Ella nos mantenía a salvo a ambas. Dormíamos en los troncos más altos de los árboles, o por lo menos lo intentábamos. Por las mañanas saqueábamos los autos y las casas que nos encontrábamos, no era complicado hasta que los infectados hacían acto de presencia. Tomábamos lo que podíamos y después huíamos hacia la oscuridad del bosque.

Un día, mamá se desmayó por la falta de comida y agua. Yo no sabía qué hacer, estaba desesperada... Creía que había muerto. Afortunadamente, un hombre con aspecto de militar, de nombre Demian, y su hijo de más o menos mi edad, Jeremy,  escucharon mis sollozos y nos encontraron. Nos llevaron a su campamento y sanaron a mi madre.

El campamento estaba situado en medio del bosque, las personas dormían en tiendas o en casas rodantes. Las mujeres se encargaban de lavar la ropa, de hacer la comida y de cuidar a los pocos niños y adultos mayores que residían ahí. Los hombres, en cambio, salían a cazar y defendían el grupo de rufianes o infectados. Éramos en total unas veinte personas, con Demian al mando.

THE LOST BOY ― CARL GRIMESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora