Segunda cita

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Tras la Navidad y el año nuevo, el clima frío de Japón se volvió aún más frío, si los copos de nieve que caían del cielo eran una indicación.

Los estudiantes de U.A tenían vacaciones de dos semanas, muchos se envolvieron en épicas guerras de bolas de nieve, otros construyeron muñecos de nieve y otros simplemente vieron películas y especiales de Navidad mientras tomaban chocolate caliente, este último era el caso de Izuku y Himiko.

Ambos vampiros estaban acurrucados bajo una sábana, cada uno con una taza de chocolate caliente con sangre, viendo "Mi pobre angelito", divirtiéndose y recabando nuevas ideas para bromas y trampas. De pronto, a Himiko se le ocurrió una idea.

—Oye Izu, ¿qué tal si tenemos una nueva cita? —preguntó, abrazando un brazo del peliverde—. La última vez me divertí mucho —sonrió tiernamente.

—Claro Himiko, ¿tienes alguna idea? —Izuku acarició la cabeza de su novia.

—Ño, se supone que tú debes pensar en eso —la chica hizo un puchero.

—¿Y eso por qué? La última vez fue mi idea —se defendió el chico.

—Quiero que me sorprendas —explicó Himiko—, es más interesante así.

—Hmm... Está bien, no sé que clase de brujería has usado, pero funcionó —dijo Izuku con una suave risa.

—Yo le llamo encanto femenino —refunfuñó Toga.

Así, al terminar la película, Izuku decidió que la cita sería en un parque de diversiones. Debido al frío, el hielo se formaba con mucha facilidad, por tanto, las ferias estarían cerradas hasta el verano. Pero para estos vampiros eso no era problema.

—LLegamos Himiko —anunció Izuku muy feliz—, bienvenida a Australia.

Al estar en otro hemisferio, en vez de invierno, era verano, así que las playas y muchas otras atracciones estaban abiertas. Izuku se decidió por Australia ya que era probable que aún lo buscaran en América del Sur y no quería arruinar su carrera de héroe.

El chico no estaba seguro de en que parte de Australia estaba, pero convenientemente, había un parque de diversiones a la vista, a unos 100 metros aproximadamente. Después de cambiar yenes por dólares australianos, ambos se dirigieron a la feria y se formaron en la entrada.

Al cabo de unos minutos, pagaron su entrada y se subieron al primer juego, los carritos chocones.

—Muy bien Himiko, recuerda no usar tu Quirk —advirtió Izuku.

Recientemente, la vampiresa había empezado a crear ilusiones, de hecho, accidentalmente, usó una ilusión en Mina poco antes de que Izuku regresara de Brasil. Le hizo creer a la pobre chica que sus compañeros eran agentes del gobierno que querían experimentar en ella por ser una extraterrestre.

—Lo sé, lo sé, Izu —la rubia rodó los ojos—, no quiero hacer que alguien más vaya a terapia —añadió en voz baja.

—Lo sé, solo te lo recuerdo precisamente para que no pase —sonrió Izuku.

Luego de pasar un rato divertido, decidieron ir a lo más extremo, la montaña rusa. Cuando estaban en la cola, Izuku sintió algo raro en el aire, un tirón de las sombras que usa para desplazarse.

—Himiko, ¿sentiste eso? —Izuku preguntó mirando alrededor.

—Sí, ¿qué es eso? —la chica estaba alerta.

—Se sintió como cuando tú, Alucard o Seras-

El peliverde se agachó rápidamente, viendo algunas pelotas pequeñas pasar donde antes estaba su cabeza, luego de un segundo, hubo explosiones pequeñas donde cayeron las esferas.

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