Festival y Gentle

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Pues he aquí el nuevo capítulo, quise publicarlo en Navidad, pero estuve ocupado con tareas de la casa y asuntos que arreglar en la U. Ojalá les guste, a partir de ahora voy a dar más protagonismo a otros personajes.

Una semana después, la clase 1-A retomó clases e Izuku y Himiko volvieron a los dormitorios de U.A. Era un lunes en la mañana, y ambos estaban relajados puesto que Izuku simplemente podía teletransportarlos a clases.

—Es una pena que Eri no pueda estar con nosotros en los dormitorios —dijo Toga, echada en su lado de la cama que compartía con Izuku. Esta estaba algo aburrida y extrañaba a la pequeña albina.

—También la extraño, pero está con Alucard y Seras, además podrá visitarnos de cuando en cuando —sonrió el vampiro, volteando a ver a su novia. Él estaba en su escritorio puliendo sus armas y revisando que tuviera suficiente munición, recientemente se le había ocurrido la idea de tener diversos tipos; desde balas de goma hasta balas anti-tanque—. Tan solo me preocupan dos cosas, que Alucard se las arregle para que se vuelva sádica y que nuestros compañeros hayan mejorado, me estoy empezando a aburrir de ser tan poderoso —dijo altanero.

—Izu, te estás olvidando de que ahora soy igual de fuerte que tú —reclamó la rubia.

—Nop, soy un vampiro por más tiempo, soy más poderoso.

—¿Y quién es descendiente directa del Rey No Muerto? —dijo la vampiresa con sorna mientras sonreía mostrando los colmillos.

—Sin comentarios Himiko.

Tras la conversación, Deku los teletransportó a ambos a su clase, justo cuando Shota Aizawa entraba.

—Holaaaaa —dijeron los vampiros a la vez cuando cayeron del portal en el techo, asustando a su profesor en el proceso.

—¿Por qué no pueden ser normales? —dijo Aizawa, sujetando su pecho y tratando de calmar su corazón—. Casi me da un infarto.

—Profe, Bakugou es un musulmán suicida reutilizable y Kirishima lleva el significado de "duro como una roca" un paso más allá. Creo que ambos somos los más normales.

—Lo dice el murciélago súper desarrollado y OP —dijo Katsuki, este estaba sentado en su lugar con los pies sobre la carpeta.

—¡Bakugou, ¿otra vez?! —reclamó Iida con sus habituales gestos.

—¡Ya te dije que tu opinión me importa una mierda, cuatro ojos!

—La de todos te importa una mierda —susurró Shoto desde su asiento.

No sé si reír o llorar, pensó Aizawa.

Ría profesor, vivirá más, respondió burlonamente Izuku en sus pensamientos.

Ahora creo que llorar es una buena idea.

¿Quiere un pañuelo?, preguntó Himiko.

—Silencio —dijo el profesor, inexpresivo como siempre.

Entonces, un chillido proveniente de la chica rosada conocida como Mina, hizo eco en la ahora silenciosa clase.

—Ashido, más te vale tener una buena razón para-

—Profe, ¿quién es la (des)afortunada? —Mina señaló el dedo anular izquierdo del docente, apenas conteniendo otro chillido.

Maldita sea, tenía que ser ella la que se diera cuenta, Aizawa estaba nervioso por dentro aunque se mantenía estoico.

—¿De qué hablas Ashido? —dijo Shota, sin moverse de su lugar.

—Monsieur Aizawa, ese anillo brilla casi tanto como yo —dijo Yuga Aoyama, el niño brillos.

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