Capítulo 27

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—Eleanor no aparece hace dos horas ¿Has tenido novedades de Alek?

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—Eleanor no aparece hace dos horas ¿Has tenido novedades de Alek?

Moy ser, lo mismo que usted —respondió Nikolay con seriedad.

Emilio apretó el teléfono llevándolo a su frente. Algo no andaba bien, podía sentirlo. Intentaba comunicarse con Eleanor, pero sin éxito cuando lo enviaba al buzón. Eso no era lo extraño, porque sí, se esperaba que esa mujer le apagara el teléfono o directamente no tuviera ganas de hablar con él, pero dos horas sin informes de sus guardias, eso era algo muy distinto.

—Traté de rastrear la radio de la camioneta, pero no tenemos señal en la base. Es como si no existiera —prosiguió su jefe de seguridad con las manos en su espalda, presenciando cómo Emilio iba perdiendo la paciencia de a poco.

No se atrevía a decirlo, pero ambos en el silencio compartido sabían qué podía estar pasando. Emilio los sentía respirarles en la nuca, y aunque se tratara de lo que esperaba durante meses, no entendía por qué le molestaba que ya estuviese poniéndose en marcha.

—Estaban fuera del edificio de Eleanor, ¿Cómo carajos han podido desaparecer sin dejar rastro? —inquirió levantándose de aquella silla de cuero que le quedaba pequeña.

El caos proveniente de los pasillos de su empresa lo traían al borde del desespero. Caminó hacia el ventanal pasando sin cesar sus manos por su cabello. Su vista clavada en el suelo, maquinando, pensando en dónde podría estar Eleanor.

Moy ser...

—Tenemos a los mejores hombres de la organización cuidando a toda mi familia —sacudió su cabeza soltando una risa carente de gracia. Rabioso por saberse sin pronta solución ni tampoco novedades, y porque el nombre de la única persona que pudiera estar detrás de ello ya lo atormentaba.

Se sirvió un vaso cargado de whisky, ignorando los cubos de hielo.

—Nada le pasará a la señora Eleanor. Sabe que cualquiera de los guardias dará la vida por ella si es necesario. Incluso Alek —le recordó con firmeza atravesando la formalidad que su puesto le imponía, pero que los años de trabajo le regalaban.

—Alek ha estado demasiado distraído para su cargo, no puedes negármelo. Yo mismo he notado como anda detrás de la amiga de Eleanor. ¿Vas a decirme que esto no pudo haber sido un error de seguridad? —refutó cabreado.

Nikolay tensó su mandíbula dándole la razón.

Emilio aprovechó para volver a marcarle a Eleanor, pero cuando la voz de la operadora saltó de nuevo, pegó un golpe secó con la palma de su mano en el escritorio.

—Llama a León y Sergei, necesito que suban a hablar conmigo —informó sin mirarlo. Tiró su cabeza hacia atrás bebiéndose todo el whisky de un solo trago.

En la soledad de su oficina aprovechó para quitarse aquel pesado y caluroso saco de vestir. Sentía que le faltaba el aire. Su mano automáticamente fue hacia su pecho subiendo por su garganta como si eso fuese capaz de ayudarlo a respirar mejor. Cerró sus ojos apretándolos, imaginándose el agua ahogándolo, tragándose a sus hermanos mientras su madre los observaba desde afuera de la piscina.

Obstinado poder © (Markov I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora