Su mano sujetaba la suya entrelazando sus dedos mientras ambos caminaban hacia la pista, inaugurando la celebración con cerca de ochenta invitados. Ninguno era conocido por la novia, pero Emilio se sentía a gusto, no dejaba de sonreír con sinceridad y hablar con tres sujetos cada vez que no tenía que fingir amar a su nueva esposa.
Colocó su agarre sobre espalda baja, acariciando la piel desnuda que el corte del vestido regalaba. Si ese roce fuera capaz de prender fuego todo el salón de la casa, a Eleanor no le quedaba duda alguna. Odiaba que su cuerpo reaccionara tan rápido a él, que supiera entregarse a su contacto de una forma conocida, como si ya antes lo hubiese hecho.
Se concentró en no caerse, dejando reposar su mano en su hombro y que él la guiara como todo un experto. De afuera seguro que los veían como la pareja ideal, bailando uno cerca del otro como si el estar así no fuese ya lo suficientemente peligroso.
—¿Quiénes son esos tres hombres con los que hablas tanto? —preguntó encontrándolos sobre la pista de brazos cruzados y bebiendo. Era imprescindible empezar a tantear el terreno, conocer cada persona.
—¿Cuáles?
La voz de Emilio en un leve susurró sobre su oído era...Dios, tentadora, y el calor de su mejilla en su sien no podía pasarse por alto. ¿Cómo haría para convivir bajo ese mismo techo si el primer día su cuerpo ya pretendía rendirse a él?
—El que me escoltó en la ceremonia, y los otros dos —aclaró, aunque él ya supiese de quienes hablaba.
Los invitados aplaudieron cuando él sujeto su mano y la hizo girar para tomarla de nuevo entre sus brazos. La mirada de Emilio era diferente, más familiar, aun así, Eleanor sabía que no dejaba de lucir macabra.
La tela de su saco era de terciopelo y se encontró acariciando su hombro sin motivo. No estaba razonando, necesitaba poner en orden su cabeza y evitar lo que su cuerpo deseaba hacer sin consultarle.
—Te los presentaré una vez terminemos el baile —le informó besando su frente con calidez.
—No hagas eso —reprendió de mala manera. No entendía esa habilidad para fingir tanto, el saber actuar y no mostrar la verdadera cara de esa unión.
—Tenemos un público que entretener. ¿Qué clase de esposo sería si no muestro afecto hacia ti, Eleanor?
—Uno falso —mencionó provocando que él riera.
—Eso es lo que te gusta creer, pero jamás sería falso contigo. Si te beso es porque quiero hacerlo, y cuando te toque será como ambos queremos —canturreó volviendo a girarla. Para ese entonces ella entendió que ese paso lo hacía cada vez que pretendía dejarla sin palabras.
—No quiero que me toques, y no quiero tocarte. Grábatelo —espetó alternando su mirada en aquellas tres personas que no sacaban sus ojos de ambos. Encontró a su madre platicando con Caroline animadamente, a Lorenzo bebiendo y las amigas de su madre aplaudiendo sin enterarse del infierno que iba a ser la convivencia.
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Obstinado poder © (Markov I)
RomanceUn matrimonio, un plan que no podía dejarse a un lado, una intención macabra. Una mujer que ignora el ambiente en el que creció. Un hombre que esperó años a tenerlo todo, que sabe jugar sus cartas para tener el poder que merece, y un lado oscuro qu...