Community; Daryl Dixon.

36.- Rojo

Los ojos nunca mienten, la miradas son tan expresivas, a veces más que las palabras, mi hermana no era muy artística, pero un día me dijo:
Las pupilas muestran el reflejo de lo que habita en nuestro interior. 

Miedo, era lo único que se reflejaba en los ojos de Dorothy, nuestra cocinera. 

ㅡ Lo siento, señorita Helena...pero su madre nos prohibió hablar sobre él. 

Tan pronto como llegué a mi casa pregunté por Er y April, pero me encontré con la noticia de que ellos ya no vivían en la casa del jardín. 

Nadie me decía nada, ni de su paradero, ni de lo que había pasado con la nieta de Er, quería saber si ella estaba bien.

ㅡ Dorothy ㅡ grité golpeando la mesa, ya estaba harta de tanto secretismo ㅡ yo también vivo aquí y también soy una Allen, tengo derecho de saber que ocurre en mi casa. 

ㅡ Pero señorita, su madre fue muy específica de lo que le pasaría a quién hablará...

ㅡ Dorothy, tu mejor que nadie sabe lo que ellos significan para mí, son mi familia, por favor.

Su expresión muestra empatía con mi situación, pero todavía veo miedo reflejado en sus ojos, un miedo que fue plantado por la autoridad de mi madre.

ㅡ Señorita Helena ㅡ comienza con un susurro lastimero, no va a decir nada más y eso me enfurece. 

ㅡ Haré que te despidan si no me dices lo que sabes. 

No es una broma, ella lo nota en mi rostro y relaja su mirada antes de comenzar a hablar.

ㅡ Dos días antes de que usted regresara, Er entró a la casa gritándole a su madre.ㅡ Se detiene y ve detrás de mí asegurándose que nadie venga. ㅡ gritaba que quería verla, su madre habló con él en su estudio, cuando Er salió de allí fue directo a la casita del jardín...

Veo como la mujer baja la mirada y arruga su delantal en señal de nerviosismo. 

ㅡ Habla, Dorothy...necesito saber.

Su expresión es de angustia y se toma unos segundos antes de seguir hablando.

ㅡ Esa noche, Carmen habló a la policía

ㅡ ¿la policía? 

ㅡ Había mucho ruido y policías que salían y entraban de la casa, su madre pidió que todos nos fuéramos a descansar temprano, nadie vio nada. 

Suelta las palabras casi quedándose sin aire, noto como sigue arrugando su delantal, probablemente me equivoque, pero pienso que miente en lo último que ha dicho.

ㅡ Si viste algo, tienes que decírmelo, tengo saber. ㅡ insisto.

ㅡ Señorita...

ㅡ Dorothy no estoy jugando, dímelo. 

Sus ojos se llenan de pequeñas lágrimas y una parte de mí siente arrepentimiento por ponerla en esta situación. 

ㅡ Escuche a los policías hablar sobre un muerto ㅡ murmura ㅡ al otro día tempranito su madre nos pidió que limpiaramos toda la casita del jardín y que sacaramos las cosas de Er y su nieta, le juro que es todo lo que sé. 

Mi mente ata cabos y la única resolución que veo posible, aunque me duela en el alma, es que el cuerpo del que hablaban sea el de Er.

ㅡ ¿Qué sabes de April? ㅡ le cuestiono.  

ㅡ Su madre pagó su rescate, pero no el de ella ㅡ la voz viene detrás de mí y al voltear veo a Carmen en el marco de la puerta. ㅡ Er se suicidio. 

La verdad me cae como un balde de agua fría, perdí a las dos personas más importantes, de repente el aire no me parece suficiente, mis ojos se llenan de lágrimas y aunque veo los labios de la mujer frente a mi moverse no escucho nada.

Solo distingo una palabra entre sus labios.

Madre.

La mujer que se había atrevido a dejar a una inocente en manos de los hombres que la secuestraron.

[***]

Cuando estoy frente a la puerta no me molesto en tocar. 

ㅡ ¿Por qué no pagaste el rescate de April? 

Mi voz es más ronca, supongo que por aguantar el nudo de lágrimas en la garganta. 

Mi madre no se inmuta, no parece sorprendida, solo se aparta de su escritorio y camina hacia mi. 

ㅡ Pague por el rescate de mi hija ㅡ dice calmadamente, sin perturbarse de lo que acaba de confesar. 

Ella sabía que el que se llevarán a April había sido un error y sólo la habían secuestrado porque estaba conmigo.

ㅡ ¿Cómo es que fuiste capaz de dejarla a su suerte con esos hombres? ㅡ pregunté en un hilo de voz. 

ㅡ Eres mi hija, una Allen, perder a tu hermana significó un desperdicio de tiempo de recursos, no podía permitir que pasará lo mismo contigo.

En cuanto la escucho me alejo de la figura de mi madre sorprendida por sus palabras, su rostro que no se inmuta, la forma tan tranquila con la que habla.

Subo mis ojos hasta los suyos, secando las lágrimas que no me dejan ver y noto algo, que en los ojos de mi madre nunca he visto amor. 

[***]

¿Por qué, Er?

La pregunta no abandona mi mente desde hace días, es como si ya no pudiera pensar en nada más, últimamente me dedico a contemplar la casita del jardín, donde fui más feliz que en la casa a mis espaldas.

ㅡ Hubieras odiado el nuevo color ㅡ susurro y seco las lágrimas que hacen un hilo hacia mi boca. 

Una sonrisa se me escapa al recordar que el color rojo era el más odiado por Er, pero el favorito de April. 

Te hubiera encantado April 

Paso mis dedos por la pared recientemente pintada debajo de ellos la pintura aún se siente húmeda, que deja un poco del color en mi mano.

Como un flash dentro de mí cabeza recuerdo la sangre, que salía de mi boca debido al golpe que me dieron para dejarme inconsciente y subirme a una camioneta. 

Un zumbido comienza a picotear mi cerebro y sujeto con fuerza mi cabeza para tratar de aminorar el dolor. 

No sirve de mucho, el dolor continúa acompañado de más flashes acerca de esos días. 

El sabor de la sangre en mi boca, el dolor en mis brazos y piernas, el miedo de sentirse a merced de extraños. 

Las piernas me fallan que termino por hincarme, el dolor es tan punzante y el sonido cada vez se hace más fuerte que me hace llorar. 

Cuando comienzo a recordar sus cínicas risas cargadas de burla y regocijo, la bromas, los insultos, tapo mis orejas queriendo detener los sonidos. 

ㅡ Por favor ㅡ suplico que esto pare, pero las palabras me recuerdan que tuve que rogar para que dejarán de apuntarme con su arma. ㅡ Por favor. 

Es lo que ellos secuestraron, es lo que no volverá por exorbitante que sea la suma de dinero, mi tranquilidad y a mi familia. 

Me quitaron a Er y April, son los culpables de todo esto.