- Capítulo V - Bruce

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Como siempre, al terminar las clases tengo que volver a casa solo. De camino, decido ir a comprar algunas cosas en el supermercado y por suerte, hoy había algunos descuentos, de momento mi día no ha ido tan mal.

Al salir de este, me choco con un par de niños que van a mi colegio, tienen unos tres años más que yo y ya llevan dos meses sin dejarme en paz. Siempre que pueden me dan algunos puñetazos, me insultan y me roban el almuerzo, que tampoco os penséis que es gran cosa. Por mucho que quiera devolver sus golpes, nunca soy capaz, no soy capaz de hacerle daño ni a un puto mosquito. Mi madre dice que debería de devolver los golpes, de hacerme valiente, pero yo dejo que me peguen, simplemente por que estoy cansado, de esta vida, de mi madre, de la presión del colegio, de estar solo, de que me roben el dinero... Tal vez ella tenga razón y no debería de haber existido, tal vez así ella sería normal y yo no me sentiría hecho una mierda.

Uno, dos, tres puñetazos... Bofetadas, patadas... Tengo que decir, que no me están haciendo nada que mi madre no me haya echo ya. 

Cuando llego a casa, guardo las cosas en la nevera y me dirijo al baño para poder limpiarme la sangre de los golpes. Pero al entrar, veo una escena que nunca se me olvidará de la cabeza, de hecho, puedo afirmar que este día, fue cuándo todo empezó a desmoronarse.

El día que encontré a mi madre inconsciente en la bañera llena de sangre. Se había intentado suicidar. Por mucho que me maltrate, aún la quiero, así que no dudo ni un segundo en llamar a urgencias. Me tiembla la voz y no puedo dejar de llorar, si está muerta, significa que ya no me queda nada, significa que estoy solo. Me cuesta respirar y empiezo a verlo todo borroso, no me encuentro nada bien. No paro de escuchar una voz en mi cabeza diciéndome que esto es culpa mía.

Llevo diez minutos esperando la ambulancia y por fin llega. Corro escaleras abajo para abrir la puerta, ahora solo veo gente bajándola con cuidado. Me subo con ellos a la ambulancia y por fin, logro tranquilizarme un poco y vuelvo a poder respirar con más normalidad. Al llegar se la llevan para poder coser sus heridas de los brazos y piernas.

Sé que esto es culpa mía y me odio por eso, ojalá esos abusones, me hubieran pegado más fuerte, porqué al fin y al cabo me lo merezco. 

Escapa de la verdad (INCOMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora