- Capítulo XXII - Bruce

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Me despiertan los ladridos de Max. Rápidamente le doy un peluche y deja de ladrar. Por suerte, los abuelos no se han dado cuenta, son las cinco de la mañana y ellos se despiertan a las ocho o a veces a las nueve. Aprovecho para arreglar un poco mi habitación e intentar abrir la puerta del sótano.

¡Por fin lo consigo! Se ve que estaba abierta. Todo está oscuro y da bastante mal rollo. ¿Debería bajar? ¿Será una trampa?

     - Hola, ¿hay alguien ahí? - digo susurrando. Nadie responde. Al poco tiempo Max baja las escaleras. - No Max, para, ven aquí, Max. - lo repito varias veces, pero el animal ha desaparecido en la oscuridad. No me queda más remedio que bajar. Cojo el móvil y pongo la linterna. - Esto da miedo - digo en un tono suave. Las escaleras chirrían un poco, así que las bajo cuidadosamente. - Vamos sólo el último escalón - me digo a mi mismo. ¡Mierda! Cuando mi pie descalzo pisa el último escalón, descubro que hay un clavo salido y me lo clavo en la planta del pie. ¡Duele! ¡Joder! Me pongo la mano en la boca para ahogar mis gritos de dolor. ¡Esto duele demasiado! - No pasa nada, todo está bien - me repito varias veces. - Céntrate Bruce, ahora o nunca, busca la verdad. - No encuentro a Max. Cuando recobro la postura, me fijo en cada mínimo detalle. Hay un pasadizo muy largo, así que camino dejando un rastro de sangre a medida que avanzo. ¡Esto da muy mal rollo! Al enfocar la linterna hacia las paredes, descubro todo tipo de cuadros espeluznantes y rastros de sangre. Sigo avanzando, hasta llegar a una sala más grande. ¿Hay un ascensor? ¿Cómo es eso posible, a dónde llevará? No se me ocurre ninguna mejor idea que pulsar el botón... ¡Joder! ¡Está lleno de maniquíes sin cabeza! Tengo que admitir, que nunca me han dado buena espina, pero es que además están llenos de... ¿sangre? ¿Por qué hay tanta sangre aquí? ¿Qué es esto? - Bruce deberías salir de aquí - una voz me repite. No puedo, tengo que encontrar a Max. De repente, un escalofrío me recorre todo el cuerpo y como movimiento involuntario giro el teléfono a la derecha. ¡Mierda! Está lleno de muñecas de porcelana. -¿Qué es esto? - repito varias veces. Esto da mucha grima. Al poco tiempo se cierra el ascensor. ¿Dónde estás Max? Unos pocos minutos más tarde, las puertas se vuelven a abrir. Ya no hay maniquís, ahora está Max. No entiendo nada, estoy muy perdido. No intento comprender la situación y le digo a Max que se acerque a mi. ¡Qué asco, está lleno de sangre!

Subimos las escaleras rápidamente y volvemos a la habitación. ¡Joder! Por suerte, no he manchado la moqueta con mi sangre, pero si alguien baja al sótano, sabrá que alguien ha estado ahí. - No pasa nada, tranquilízate - me digo a mi mismo. Me limpio la herida como puedo y la tapo. A su vez, voy limpiando al perro y quitándole la asquerosa sangre de su pelaje. Bajo las escaleras con Max y cojo un par de manzanas. Por suerte, los abuelos aún no se habían despertado.

Al entrar en el colegio, no se donde meter a Max. Para mi sorpresa, el director acepta que esté conmigo, así que eso me alegra el día. No dejo de pensar en ese sótano... No quiero volver a su casa...

Ya han terminado las clases así que me toca pasear un poco a Max y volver a mi tenebrosa vida. Al abrir el teléfono me sale una notificación de las noticias. Jessica Swan sigue sin aparecer. Pobre chica. ¿Dónde puede estar? 

Escapa de la verdad (INCOMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora