|| C A P Í T U L O 25 ||

33 5 0
                                    

Entre palabras y silencios

Lana Del Rey ‐ Summertime Sadness

Victoria.

—Buenas noches, Victoria — concluyó Aristeo la llamada, dejándome con un torbellino de emociones a las que todavía intento dar forma.

Siempre sé cómo terminan estas cosas. Aristeo Mendoza es mi debilidad, y a pesar de todo, vuelvo a intentarlo una y otra vez. Tengo la esperanza de que algo en nuestro ciclo interminable de comienzos y finales finalmente cambiará. Empieza con un simple "hola", luego nos conocemos, nos enamoramos, encontramos un momento de felicidad y, cuando creemos que todo está perfecto, algo nos lastima sin razón aparente. Es como un boomerang que siempre regresa, un ciclo vicioso del cual parece que no podemos escapar. Me pregunto por qué siento que nadie me amará de la forma en que tú lo haces. ¿Será que solo me gusta ser tuya y de nadie más, o tal vez solo soy una distracción temporal para ti en medio de todo esto? Mis sentimientos se sienten insignificantes y mi corazón se resiste a aceptar que podría ser solo una más en tu lista.

La cuestión de si estamos en una relación o si solo es diversión me atormenta. En estos tiempos, "relación" y "diversión" parecen ser términos intercambiables, y mi mente lucha por distinguir entre ellos. Intento pensar con la cabeza fría, pero la verdad es que mis emociones siempre están a flor de piel. Necesito detenerme de pensar en ti, pero me arriesgo a que este pensamiento obsesivo me haga daño. Siento que me estoy arriesgando mucho, pues sé que tarde o temprano podrías alejarte y lastimarme, como ya lo han hecho otros antes que tú.

Aunque Aristeo no es el más expresivo con sus palabras, sus gestos y su manera de hacerme sentir son suficientes para entender cuánto significo para él. No sé si le atraigo realmente, o si simplemente soy una más en su vida. A pesar de mi incertidumbre, estoy dispuesta a arriesgarme, porque me importas más de lo que debería.

De repente, me doy cuenta de que ya son las 2 de la mañana. Nunca imaginé que pensar en Aristeo podría consumir toda la noche. Decido dejarlo de lado y finalmente me quedo dormida, exhausta de tanto pensar.

Me despierto y veo a Joanna a mi lado. ¿A qué hora entró en mi habitación? Intento moverla suavemente para despertarla, pero ella solo gruñe y sigue durmiendo. La paciencia se me está agotando, así que tomo una almohada y le doy un pequeño almohadazo para que se despierte y me explique qué está haciendo aquí.

—¿Qué carajos te pasa, Victoria? — dice Joanna, irritada.

—¿Qué estás haciendo aquí? ¿Cuándo entraste sin que me diera cuenta?

—Bueno, lo que estoy haciendo es tratar de dormir, pero me estás golpeando con una almohada — justifica, —Y sobre la otra pregunta, no quería dormir sola en mi habitación, así que vine a medianoche y me dormí a tu lado sin que te dieras cuenta — sonríe, mostrando sus dientes.

—Te perdono por tu sinceridad brutal, pero ¿cómo te fue anoche con Eros? — pregunto, arqueando una ceja.

Joanna se recarga contra la cabecera de la cama, claramente emocionada. — Eros es mi debilidad y creo que me gusta — dice, mordiendo su labio. Es la primera vez que la escucho hablar con tanta emoción por un chico, especialmente Eros Mendoza, el primo del chico que no me deja pensar en paz.

—La que juró no enamorarse está enamorada — digo en tono de burla, y Joanna me lanza una almohada a la cara.

—Habla la que está locamente obsesionada con Aristeo.

A C A R Í C I A M E [#1] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora