Capítulo 54

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Las chicas estaban emocionadas por ello, habían arrastrado a Jericho y a Guila al centro comercial. Para conseguir ropa bonita para la playa.  Lo que no habían imaginado es que Merlín se encargaría de ello. Alegando que sus ropas de monjitas no eran para la playa. 

Jericho agradeció tener muchos ahorros. Para poder gastar de esa forma. 

Un día antes del viaje, Ban intentaba que Jericho dejará a la bestia peluda.
-Vamos Jericho. No puedes llevarlo.

-Es solo un cachorro Ban. No puedo dejarlo sólo.

-Creí que ya habías encontrado a alguien que lo cuidará.

-Sí, pero...

-Pero nada. La pequeña bestia estará bien. Solo será una semana.

-¿Estas seguro?-. Nunca había visto a Jericho de esa forma. Solo con Zeal, cuando se había enfermado. Y la niñera estaba indispuesta.  Falto dos veces a la universidad y una al trabajo.

-¿La persona es de confianza? -. Jericho asintió.

-Entonces deja de preocuparte. Mañana salimos muy temprano, y debemos dejarlo ahora.

Jericho asintió y le tendió el perro, con mucho recelo.

-Vamos. Te llevo a dejarlo.

Jericho tomo una mochila. Y camino tras de él.

La noche era fresca. Tomo al perro y lo metió en su suéter dónde el se acomodo. -Que tanto llevas en la mochila.

-Cosas-.

-¿A dónde vamos?-.

-A casa de Hendrixon-. Ban la miró. Había muchas personas, por qué tenía que dejarlo con él.

Se montaron en la moto y Ban condujo hasta la casa de Hendrixon. Ambos fueron hasta la puerta y Jericho toco

Hendrixon abrió, -Ya estas aquí-. Jericho asintió. -Dónde está- Sacó al perro de su suéter. Y lo tendió lentamente, a Hendrixon.

El perro ladeo la cabeza. Y empezó a olfatear a Hendrixon. Y le lamió la cara. -Parece que nos llevaremos-. Jericho le tendió la mochila.

-¿Y esto?

-Su alimento, su cojin y algunos juguetes.

-¿Es tu perro o tu hijo? -. A Jericho no le parecía divertido, pero a Ban sí. El también se lo había preguntado demasiadas veces.

Jericho no contestó, tiene dos comidas al día. Y una galleta por la tarde. Tiene que dejarlo salir por lo menos 20 minutos antes de dormir. O No va a dormir.

-¿Nada más?

-No le deje el peluche con chillón o ninguno dormira

-¿Al perro no se le acaba la pila?

-Es un cachorro-. Fue la respuesta defensora hacía el perro

-Bien, tengan un buen viaje. Nos vemos en una semana.

Ban halo a Jericho, quien parecía indecisa en dejar al perro. Para Ban no era mucho problema, al fin tendría tiempo a solas con Jericho, sin que la pequeña bestia interrumpiera.

Tan sólo llegar a la casa. Ban la cargo a su habitación e hicieron el amor un largo rato. Pero Ban la noto distraída. 

-¿Qué te pasa?-.

-Nada-. Mintió terriblemente.

-Sigues preocupada por la pequeña bestia.
Jericho  se abstuvo de contestar.

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