Capítulo 17

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Estaba en su habitación, aunque hubiese preferido estar en el ático. Era la segunda cita que tenía con Estarossa, en lo que iba de ese año y había terminado discutiendo con el estúpido de su novio. Solo porque se había negado a faltar a clases. Ya no podía soportar mas de aquello. ¡No!. Cada que se veían tenían que discutir por cosas insignificantes. Y por más cansada que estuviera de esa situación, su conciencia le indicaba que era una estúpides terminar con ello. Que no iba a encontrar a alguien que se fijará en ella. Además de que el se disculpaba siempre. Y aun era atentó con ella. 

Jericho se levanto. No iba estar encerrada en su habitación cuando tenia un día libre y nada de tarea. 

Salio de la casa. Tenia una idea de adonde ir. 
Y para su suerte, Zeal estaría en casa de un amigo.

Y llego al lugar. Ahí estaban todos. En la taberna de Meliodas
 
-Creí que estarías con Estarossa- dijo Guila. Sorprendida de verla en el lugar.

-Decidí venir con ustedes.
El puede esperar. 

-Entonces... ¿hoy beberás?-. Le preguntó Meliodas

-Si, lo haré. 

-Cerveza de vania para la dama-. Le dijo Meliodas, muy contento de que estuviera ahí. Hacia tiempo que no la veían

No sabía cuanto había bebido, y ya comenzaba a sentirse mareada. 
-Deberías dejar de beber-. Le dijo Ban.

-¿Te molesta?-. Preguntó altanera

-No lo has hecho antes...

-¿Qué te hace pensar eso?

-Nunca lo habias hecho -. Le recordó.
 
-Eso no quiere decir que no lo haya hecho. 

-Vamos, deja de beber-. Ban intento quitarle la botella pero ella se aferro más a ella.

-No quiero-. Le dijo en tono infantil.

-Si lo quieres. Así que vasta-. Ban le quitó la botella y Jericho lo fulmino con la mirada.

-Ahora resulta que ni eso puedo hacer-. Se quejo

-De qué hablas-. Preguntó curioso.

-¡Pueden decirme de una ves para qué otra cosa tengo que pedir permiso!-.

-El alcohol te esta haciendo  daño-. Le dijo Ban. Muy curioso y confundido con las anteriores palabras de Jericho.

-¡No!. El alcohol aun no me hace daño-. Jericho volvió a mirarlo y le arrebató la botella - Hay otras cosas que lo están haciendo, y personas. Pero a nadie le importa. 

Ban le arrebato la botella, otra vez.

-¡De vuélveme eso!

-¡Es suficiente!

-¡Porqué!

-Porque sí

-Ahora vas a decirme que te importa lo que yo hago-. Ban miró a su alrededor, nadie estaba prestando atención.

-Si 

-¡Vete al diablo!-. Jericho ya estaba algo pérdida por el alcohol en su sistema. Y esa no era la única razón por la que le dijo esas palabras que hizo que sus amigos los miraran. Sino, porqué Jericho quería decirselas a alguien, pero ese alguien no estaba.

Ban la levantó de la silla y la llevo casi arrastras.
 
-Voy a llevarla a casa-. Les dijo a sus amigos.

-Adios. ¡Tendrá la casa sola!-. Les grito Guila. 

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