Capítulo 41

756 73 25
                                    

Jericho solo le habia dado un beso a Ban en la mejilla y le dijo que se verían después. Matt, Henry y Matthew les llevaron a casa. Aunque Jericho se había negado. No quería escuchar más acerca de una boda. Pero tampoco se sentía con ganas de caminar a casa. Así que esperaba aguantar los diez minutos de recorrido en auto a la casa..

Para su suerte se habían entretenido hablando sobre la vida de Matthew en Camelot. Y por un instante sintió deseos de ir a la universidad de Camelot. Pero lo saco enseguida.

Ambas entraron en la silenciosa casa. -Gracias-. Susurró Guila,  pero en la silenciosa casa se escucho lo suficiente claro.

-No tienes que agradecer. Yo también tenía que salir de ahí o iba volverme loca-. Guila sonrió divertida. Su amiga había estado apunto de estallar. Le dió un afectuoso abrazo

-Me alegra que ya no le grites a todos-. Jericho rió. Hace tiempo si les hubiese gritado a todos que cerrarán la boca o simplemente se hubiera ido sin decir nada.

-Todo te lo debo a ti-. Jericho le sonrió como si hablara con su hermana pequeña. -Ahora si me permites, iré a descansar.

La verdad era que Jericho no se sentía muy bien. Los últimos días se había sentido demasiado débil y se agotaba rápidamente. En cuanto toco su cama durmio, en verdad estaba agotada

Por alguna razón Ban no fue esa noche. Y Jericho lo agradeció por qué el malestar no había desaparecido en todo el día. Por la mañana estaba considerablemente mejor.

En la universidad a Jericho se le dio una triste noticia. El seminario de una semana se cancelo y en su lugar quedo una  conferencia.

Así que eso solo significaba una cosa. Tendría más tiempo para pensar en el vestido de Margaret.

De los cuatro modelos que Henry había hecho Margaret había escogido uno. Ahora el asunto era ver las telas. Al menos volvía a tener la pasantia solo dos días, y no tres, aunque eso no quitaba que la llamaban de emergencia. El solo tener la pasantia dos días le daba más tiempo para hacer un laborioso vestido en dos meses y pensándolo bien no era mucho tiempo. Había sido bueno que se cancelará el seminario porque tendría más tiempo.

En su día libre secuestro a Margaret y Guila; y se les unieron Elizabeth y Diane. Merlín trabajaba y Verónica Debería estar escondida en algún lugar. Estaban en busca de las telas para el vestido.
Por suerte esa ocasión no había sido tan estresante como la salida anterior. Y la búsqueda de las telas había sido rápido.

Paso una divertida tarde con Zeal, Guila y el señor Deal. Jericho no conocía demasiado al señor Deal. Pero había descubierto que era un padre muy consentidor. En cierto punto le recordaba a su padre Alexander. Un hombre amable, atento, que siempre se preocupaba por todos y trataba de ayudar. Jericho no sabía si era cosa de padres o solo parte de su personalidad.

Jericho ayudaba a preparar la cena. Pero se había sentido mareada, eso no era bueno. -Jericho estas bien-. Guila se acercó muy preocupada a ella.

-Sí-. Jericho estaba un tanto desorientada.

-Tu nariz-. Jericho no entendía lo que Guila le dijo. Pero llevo una mano a su nariz y lo entendió. Su nariz sangraba.

Jericho fue rápidamente al baño. No se había golpeado ni nada por el estilo, como para estar sangrando. Si hubiera sido insolación hubiera sido casi enseguida, no en la noche. Cuando su nariz dejo de sangrar volvió a la cocina

-¿Estas bien?

-Sí. Vamos a cenar-. Jericho sabía que eso no estaba bien. Pero no quería preocupar a Guila ni a nadie.

El Camino Que Elegimos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora