Una canasta con bocadillos era servida por la señora Jeon con ágiles movimientos rápidos, había prometido a ese par de hermanos que les echaría un ojo apenas pasara el día y ya se había atrasado sirviendo comida para su esposo.
— Sí no lo amara tanto...
La mujer dejó al aire esas palabras sabiendo que su primogénito se encontraba detrás tomando el desayuno. Jungkook permaneció serio aun desde el día anterior cuando ese inesperado acercamiento hacia su amigo le había congelado permaneciendo de pie y sin querer apartar la vista.
Por un segundo mientras dormía, se imaginó probando unos labios tan apetecibles como aquellos.
Pero lo que había comenzado como un buen sueño se convirtió en una pesadilla.
No había logrado dormir luego de eso y su cabeza martillaba de dolor punzante por la falta de sueño conciliado. Quizás se reportaría con su padre hoy como incapaz de cumplir su trabajo ese día y volvería a dormir otro par de horas.
Su madre terminó con la canasta trazando un listón rojo decorativo y el pelinegro sonrió un poco, ella adoraba a Jin y a sus hermanos. Desde que Jungkook presentó a Jin como su primer amigo en el pueblo la mujer se había encariñado mucho con el pequeño al que trató como otro hijo, después Jimin y Yeonjun también habían sido incluidos como familia por ella misma.
— ¡Todo listo! ¿Puedes cerrar cuando me vaya, querido? Voy por mis zapatos cómodos y emprendo viaje junto a los chicos... ¡Santo cielo!
La mujer abrió sus ojos recordando algo con disgusto mientras una mueca adornaba su rostro. Su hijo alzó una ceja dando sorbo a su café cargado de esa mañana y miró como su madre dio un par de vueltas de aquí allá en la cocina.
— No, no, no... ¿Hoy es día primero? ¡Cómo pude olvidarlo! Es el día en que se entregan las cartas al correo... y debo invertir el fondo de la comisaría en el banco...
El chico lamio sus labios saboreando el sabor amargo que se había colado en ellos y se levantó de la mesa para avanzar a su madre poniendo una mano en sus frágiles hombros.
— Puedo echarte una mano, mamá. No es molestia.
A la mujer se le iluminaron los ojos y asintió tomando de inmediato la canasta en sus manos para mecerla delante del pelinegro.
— Entonces ve hacía con Jin y entrégales esto, no olvides asegurarte de que estén bien y preguntar si necesitan algo, gracias mi amor, con cuidado.
Beso su mejilla y se esfumó dejando al chico en medio de la habitación. No era lo que había esperado, no creía estar en condiciones de volver a ver a su amigo después de lo de ayer. Pero su madre no sabía aquello.
Suspiró con derrota y miró la canasta en sus manos con una mueca. Entre más rápido lograra moverse más rápido saldría de allí.
Mientras que en su hogar, Jin permanecía a lado de su hermano en cada momento, su madre al volver la noche anterior se preocupó por el menor de sus hijos y grazno enseguida que el día siguiente se quedaría a cuidar de él como era debido, pero Jin no se lo permitió diciendo que su jefe ya les había permitido antes un descanso por el cumpleaños del menor y que si faltaba un día más el día le sería eliminado de su sueldo.
Jin podía hablar con el señor Song y él sería más flexible sabiendo de la situación.
— Traeré la comida hasta aquí, ¿aún te sientes cansado?
— No... ¡Pero tengo mucha hambre!
Desde que habían despertado esa mañana el pequeño castaño lucía de mejor aspecto y su semblante era más tranquilo en comparación a la noche anterior. Jin se sentía más tranquilo y su madre lo estaría también cuando llegara.
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Tan lejano como el oeste; Kookjin
Teen FictionDonde hay una historia de AMOR, alguien decidió un día ser valiente... 𝑯𝒊𝒔𝒕𝒐𝒓𝒊𝒂 𝒐𝒓𝒊𝒈𝒊𝒏𝒂𝒍 𝟏𝟎𝟎%, 𝒏𝒐 𝒔𝒆 𝒑𝒆𝒓𝒎𝒊𝒕𝒆𝒏 𝒄𝒐𝒑𝒊𝒂𝒔 𝒐 𝒂𝒅𝒂𝒑𝒕𝒂𝒄𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔. * GANADOR EN EL SHIPP KOOKJIN DE LOS YOUR AWARDS 2022 * Créditos t...