Jungkook no había estado pensando con claridad esa mañana cuando beso a la señorita Kim frente a todos en la taberna. Su cabeza había estado hecha un lío por muchas razones que todas habían detonado ese día al ver a la joven llena de felicidad por verlo sabiendo que ella no era la razón del porque él estaba allí y su inconsciente solo reaccionó hasta acercarse a la chica para tomarla por el rostro y besarle con desesperación.
Sus labios eran cálidos y pequeños.
Pero no se sintieron como esperó.
El sonido de un cristal rompiéndose le hizo reaccionar de lo que hacía separándose con arrepentimiento en su rostro y su primer impulso fue mirar hacia donde se encontraba Jin, a quien había logrado ver hablar junto al otro sheriff. Miró como éste se encontraba agachado siendo ayudado por Kyunsun a recoger los vidrios rotos que yacían esparcidos en el suelo.
Rotos en mil pedazos.
Así se sentía el corazón de Jin después de haber presenciado aquello.
Con sus manos temblorosas levantaba sin cuidado los pedazos más grandes del vidrio ganándose una cortada en la palma de su mano que dolía menos que su deshecho corazón. Kyunsun retiró con protección y cariño al chico diciéndole que fuera a curar su herida al cuarto de lavado y que él se haría cargo de recoger el desastre en el suelo.
Jin asintió sintiendo un nudo en su garganta y llevándolos a su mano lesionada y a él a otro lugar en donde no pudiera sentir más daño.
Bajo el chorro de agua con el que buscaba eliminar la sangre que corría en su mano, sus lágrimas se mezclaron con las gotas de agua que lo cubrían. La herida en su mano era un dolor pasajero, el día de mañana sanaría y solo sería un recuerdo del que podía contar a otros. Deseo con todas sus fuerzas que su amor por Jungkook pudiera ser sanado y olvidado de esa forma.
Porque no sabía que no era tan fuerte para seguir soportando eso.
Tardó unos minutos antes de que la sangre dejara de salir, cuando logró detener la hemorragia tomó un trapo limpio y enredó su palma con ella. Había ardor y su piel se sentía caliente en donde el vidrio había perforado su piel.
Suspiró deteniéndose allí de pie unos segundos, ¿Qué es lo que haría el resto de su vida? ¿Ignorar a Jungkook? ¿Sonreír cuando éste se casara o tuviera hijos?
— ¿Estás bien, Jin?
La aterciopelada voz del señor Iseul resonó por las paredes del cuarto de lavado. Antes de darse la vuelta, intentó quitar las rebeldes lágrimas que habían permanecido allí sin ser consciente de que aquellas solo salieron involuntarias.
Quiso gritar que no, porque no lo estaba.
Pero solo asintió y se giró intentado tranquilizar al hombre que le miraba como un padre preocupado. Su atención fue directo a la mano del joven y sus ojos se ampliaron más.
— ¿De verdad que estás bien, hijo?
— Esto no es nada señor, no se preocupe por mí...
— Llamaré a Dongmin para sentirme más seguro de que realmente estas bien, Jin. Te he notado un poco distraído y me he preguntado si todo va bien en casa.
El joven sintió mucho preocupar a otros y le aseguró al hombre que en realidad estaba bien y que no necesitaba al doctor del pueblo, aunque Dogmin era más un joven practicante, así como Jimin tenía destinado ser algún día que terminara sus estudios. Aun así, Iseul hizo caso omiso a los quejidos de Jin y le dio el día libre para sanar su herida.
Comenzaría a buscar a alguien más dentro del pueblo para trabajar con ellos. Kyunsun y él podrían sacar a la clientela con mucho esfuerzo, pero con solo uno de ellos, sería prácticamente imposible.
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Tan lejano como el oeste; Kookjin
Teen FictionDonde hay una historia de AMOR, alguien decidió un día ser valiente... 𝑯𝒊𝒔𝒕𝒐𝒓𝒊𝒂 𝒐𝒓𝒊𝒈𝒊𝒏𝒂𝒍 𝟏𝟎𝟎%, 𝒏𝒐 𝒔𝒆 𝒑𝒆𝒓𝒎𝒊𝒕𝒆𝒏 𝒄𝒐𝒑𝒊𝒂𝒔 𝒐 𝒂𝒅𝒂𝒑𝒕𝒂𝒄𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔. * GANADOR EN EL SHIPP KOOKJIN DE LOS YOUR AWARDS 2022 * Créditos t...