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— Me llamo Kim Jisoo y estoy encantada de trabajar aquí, señor Song.

Los dos adultos se miraron cómplices luego de sonreír hacia la jovencita de vestido largo de tonos azulados y hermoso cabello ondulado negro. Luego tras un asentimiento miraron ambos al chico de cabellos rosados rebeldes que aplaudía felizmente tras el número dado por la chica y devolvía la mirada a ambos mayores verlo con decisión. 

A Dahyun se le había ocurrido una idea un tanto descabellada, aunque primero debían hablar muy seriamente con Jin.

— Gracias Jisoo hermosa, puedes retirarte hemos terminado por hoy.

La chica hizo un pequeño movimiento en agradecimiento y alzando las solapas de su vestido camino lejos hacia la salida del lugar.

— Jin, primo adorado, tengo que hablar contigo unos momentos. Señor Song, espero que no le moleste que me robe a su empleado estrella unos minutos.

— Tómese la molestia señorita Kim, estaré atrás mostrándole a Kyunsun como debe lavar las vajillas ahora que los empleados comienzan a abundar aquí.

El hombre sonrió levantándose y palmeando luego el hombro del joven confundido. 

Una vez que ambos estuvieron solos, Dahyun se sentó derecha y habló con calma.

— Jin, el señor Song y yo hemos hablado de que el espectáculo será muy atractivo para los jóvenes de tu edad y hemos decidido que como eres amigo del hijo del sheriff, que tú puedas ayudarnos a atraerlo a este lugar para que más jóvenes quieran ingresar.

— Oh. No será tan complicado. Jungkook quiere venir, él esperaba incluso un descuento en el primer espectáculo.

— ¡Grandioso! ¡Será cuenta de la casa si logran que más chicos entren!

Jin le sonrió a su prima calmando su entusiasmo y diciendo que lo dejara todo en sus manos. Pero la verdad era, que no le agradaba la idea de disfrutar del show como lo haría el resto de los hombres, mucho menos quería que Jungkook estuviera allí.

Sin embargo se trago su molestia y al salir del trabajo camino a casa de su amigo sabiendo que a esas horas estaría aun dando rondines por el lugar.

Cuando llego al hogar del sheriff, la madre de Jungkook le recibió desde la entrada con una sonrisa enorme en su rostro.

— ¡Mi bello Jin! ¿Esperas a mi Kookie acaso, cielo? 

La bella mujer era muy diferente a su madre pero había algo que compartían; el amor a sacrificarse por sus hijos y dar todo por ellos. Por eso era que Jin no se sentía tan perdido cuando pasaba algunos ratos en casa de su mejor amigo, aunque la presencia del señor Jeon en la casa causaba nostalgia aun en él por el recuerdo de su difunto padre.

Guiándose de los pasos de ella, Jin avanzó sabiéndose cada centímetro del hogar como si fuera suyo.  

— Buen día señora Jeon. De hecho sólo he pasado a dejar un recado con usted para él.

— Oh, ¿no quieres esperar un poco hasta que termine? Parece que hoy todo esta tranquilo y podrá regresar temprano a casa. ¿Deseas un poco de galletas y té?

— Es muy amable de su parte, el té estaría bien solamente.

— Vuelvo enseguida, no te atrevas a irte querido o voy a molestarme mucho.

Negó mientras tanto viendo irse a la señora de la casa hacia la cocina. Jin tomo asiento en los sillones de la sala pulcramente limpios, pasó las yemas de sus dedos por la textura apreciando la suavidad y rasposidad de la fricción entre ambos. 

Tan lejano como el oeste; KookjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora