25.

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Para cuando ambos chicos llegaron, encontraron al dueño de la casa fuera en espera por ellos ya que había percibido el sonido del galope rápido del caballo venir a toda prisa hacia su morada. La anunciante carretilla y el sonido hueco de las tablas retumbar en el piso fueron suficiente para Yoongi saber que Jin había vuelto.

Aunque se sorprendió de no verle solo.

El comisario Kim venía a su lado y por el rostro de ambos, no podía ser algo bueno. Apunto de preguntar fue detenido por la sorpresa de ver al tercer hombre descender sin mérito propio de la carilla.

Su ceño se profundizó y la preocupación cubrió por completo su rostro cuando visualizo el estado del otro comisario. De inmediato, giró hacia Jin en busca de una explicación, pero se detuvo mirando las lágrimas que caían del rostro del joven.

No paso por alto el paso lento que este llevaba, solo asumió que no era el momento adecuado para bombardear a su amigo con las preguntas. Ya llegaría el momento en donde Jin iba a explicarle qué diablos había pasado cuando se supone que iba a regresar con ellos la noche pasada.

Seokjin se aferró al cuerpo de Jungkook, tiritaba por el dolor que sentía de tan solo echar una mirada al rostro de su amado y recordar el terrible acontecimiento que desencadenó un momento tan preciado para él.

Por dios, él y Jungkook se habían besado. Pudo haber disfrutado más de aquello si la catástrofe no hubiera caído sobre ellos.

Dentro de sí, sabía que algo saldría mal de todo eso. ¿Jungkook alejándose de nuevo? ¿Golpeándole? ¿Volviendo a repetir esa palabra que tanto odiaba?

Más no esperó que el señor Jeon se mostrará como el verdadero cabrón hijo de puta que era.

Jin guio a Taehyung hacia la que era su habitación en la finca de los padres de Yoongi, por hoy él se quedaría con Jungkook y cuidaría del chico como le había prometido a la madre de este. No porque era su deber, sino porque era su sentir.

Amaba a Jungkook, de eso estaba ciertamente seguro y nada en el mundo le haría ver que lo que sentía por otro hombre estaba equivocado porque él único que podía aborrecer ese sentimiento era él mismo y jamás se negaría de nuevo a la idea de estar enamorado.

— Aquí, está bien Tae. Muchas gracias por tu ayuda.

El moreno asintió dando un suspiro cansado y alejándose de ambos para volver a la puerta. Por detrás de ellos, Yoongi se acercaba con paños limpios y una tina llena de agua, si quería saber de lo ocurrido debía hacer todo para curar a Jungkook, aunque el tipo seguía sin agradarle del todo.

Lo hacía por Seokjin.

— Aquí tienes Jin, puedes comenzar con las heridas superficiales de su rostro, mientras yo buscaré si tiene algún golpe interno...

Se detuvo al ver el ceño fruncido del chico de cabello rosado y alzó una ceja cuando este tomo el paño de donde lo había dejado y lo hacía a un lado para acercarse al pelinegro.

— Lo haré yo, necesito estar a solas con él.

— Seokjin...

— Por favor, Yoongi. Te lo ruego. 

El rubio suspiró derrotado viendo tal trágica escena. Quizás si dejaba a su amigo solo como quería podría sanar sus heridas y no solo las del comisario. Asintió antes de salir de la habitación y enviar una última mirada hacia el par de amigos. Miró por última vez a Taehyung y asintió yéndose por otro rumbo dentro de la casa.

El moreno se debatió entre salir o no de la habitación. Desde que había llegado ninguna palabra había salido de sus labios, era extraño permanecer tanto tiempo en silencio pero estaba sin nada que decir. ¿Debía preguntar sobre aquello?

Tan lejano como el oeste; KookjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora