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El camino al banco para rendir cuentas siempre fue algo pesado y aburrido para él. Le disgustaba ver las caras sin escrúpulos de los hombres que trabajaban allí, simplemente tomando su dinero y haciéndole firmar infinidad de papeles que hacían doler su muñeca.

Sentía escalofríos solo de saber que iría a la capital a hacer su largo viaje.

Toda su desdicha terminó, por fortuna, el día que conoció a su precioso y misterioso ángel.

Si bien, su encuentro no fue uno de los mejores que ha tenido con otros hombres; el recorrido hasta lograr llegar al corazón de él sería lo mejor de la vida.

Ya hasta le divertía ver siempre la negativa del castaño hacía con él. Era frustrante y excitante como el chico parecía nunca querer ceder a él; pero de eso se jactaría al final. Ahora, solo debía ser sigiloso y no espantar a su precioso chico que iba hablando animadamente con otro, que poco le importaba quien fuera.

Jimin debió haberse sentido espiado, porque en menos de lo que creyó fue a interceptar al molesto comisario del porque le acosaba aun si no necesitará nada de él.

— ¿Qué te pasa hombre? ¡Déjame en paz!

Hablo casi con furia cuando en lugar de detenerse y hablar como gente civilizada solo hizo hacerlos caminar más rápido a él y a Hoseok por la ciudad, siendo vistos por algunos transeúntes con caras curiosas y llenas de intriga.

A su vez, Taehyung seguía de cerca a ambos con media sonrisa divertido de saber que su sola presencia causaba algo en ese chico.

— Sólo quiero verte, Jiminie.

— Creo que ya me has visto suficiente, pervertido. ¡Y no me llames así!

El amigo del castaño mantenía un ojo en ambos. Es decir, ¿qué diablos hacia Jimin cerca de un policía?

No es que no supiera que el hermano mayor del chico tenía una amistad con un comisario de la ciudad de la que residía y comprendía que Jimin odiaba todo lo relacionado a la policía de cualquier parte del mundo cercano al suyo debido a un asunto personal, entonces... ¿Qué hacía él aquí?

Carraspeó cuando el castaño parecía seguir ignorando al moreno que les perseguía y detuvo el andar de Jimin por fin con un susurro bajo pero audible que sin duda detuvo al menor.

Con una ceja alzada, cuestiono mudo una respuesta a su pregunta no formulada.

— Deberías hablar con el oficial, Jimin. Yo... bueno, es un hombre de la ley y no quiero problemas luego con ellos.

Taehyung sonrió encantado de ese chico, desconocía quien era pero estaba agradecido por haber desviado la molesta y furiosa mirada que su ángel le había dado. Le vio fruncir el ceño y cruzarse de brazos sin ánimo de nada.

— Este tipo no es lo que piensas Ho, él no es alguien de admirar.

—No quiero correr riesgos. Estaré cerca de ti si así lo deseas, pero habla con él ahora. Me pone los pelos de punta que un oficial me siga hasta mi casa.

— ¿Por qué? Dicen que quien nada debe nada teme.

Hoseok dio un brinco en su lugar cuando sintió la voz del otro hombre cerca de ambos. Jimin rodo los ojos por la enorme sonrisa plantada en el rostro del moreno y deseo que su amigo no estuviera con ellos, así sería más fácil librarse de la peste como lo había hecho la última vez.

— Oye, no es lo que piensas...

— Sin embargo agradezco que me des unos momentos con el joven Park.

— Nada de juegos y directo al grano, Kim. Hoseok estará cerca de aquí para impedir que hagas nada extraño.

— Creí que el guardia era yo...

Tan lejano como el oeste; KookjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora