Capítulo 3

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Me levanté decidido, hoy comenzaría algo que me traería ganancias, pero sobre todo me alejaría de mis pensamientos que comenzaban a crecer nuevamente dentro de mí, me peiné, me coloqué unos jeans y una camiseta azul marino con una cazadora de mezclilla, nada inusual, me despedí de Clive que era el único desempleado de la casa hasta ahora aunque seguro Bruce estaría igual que él en unos cuantos días mas, no es muy responsable ni comprometido a su trabajo en un local de autos, según él siempre tiene sueño.

Caminé por unos minutos hasta que llegué a la cafetería donde ahora trabajaría, me obligaron a usar un delantal con el logo de una taza y una gorra del mismo, seguro me veía ridículo pero ya no había nada por hacer, no había mucha clientela pero igual siempre tenía que hacer y servir café, no era algo del otro mundo pero igual en ocasiones era frustrante, pero seguro pronto me acostumbraría, al finalizar el día, regresé a casa, tomé el bus ya que ya estaba demasiado agotado para caminar y fue donde comenzó, pronto me comencé a acostumbrar, pasaron los días, pero lo mejor del día eran esas cientas de veces que la veía, la primera vez ella usaba un conjunto blanco mientras leía un libro con el título "Drácula" al parecer le gustaba leer libros de terror, eso era interesante ya que a mí me intrigaba y fascinaba esa literatura, era de mis géneros favoritos, intenté preguntarle o inventar algo para hablarle pero era demasiado tímido y ella siempre estaba muy concentrada en su lectura, seguro y se molestaría o incomodaría que un extraño le intentase hablar.

Los meses pasaron, cada día al regresar me encontraba con ella, con su cabello rubio, sus ojos castaños, ella era bonita, aunque para mi rebasaba los límites de la belleza, era hermosa, tenía algo que me hacía mirarla en todo el transcurso del tiempo, algo que no me hacía apartar la mirada, inclusive en algunas ocasiones ella me hacía perderme completamente al punto en que llegué a perder varias estaciones, su rostro me lucia familiar pero no recordaba de donde, solo recordaba la vez que Bruce, Clive, Adrian y Steve me habían arreglado la cita, fue cuando la vi por primera vez pero algo me decía que la había visto mucho antes, pero no sabía de donde, nunca le quitaba la mirada para nada, en variadas ocasiones nuestras miradas se cruzaron pero ella solo parecía ignorarme, hasta que un día paso...

Regresaba a casa como cualquier día, estaba agotado, subí al bus y me encontré con ella como siempre, llevaba un vestido negro, un gorro del mismo color, parecía como si ella regresase de un funeral, sus ojos derramaban algunas lágrimas que ella limpiaba de inmediato, bajo su rostro para ocultar su infelicidad, llevaba una bolsa negra, parecía ocultar algo, algo muy valioso... como hubiera deseado hacerla feliz, eliminar esa tristeza que caía de sus ojos, hacerla sonreír como aquellas veces que ella sonreía o inclusive reía al leer, su sonrisa era brillante, era hermosa, por otra parte yo no era nadie para hacerla reír, eso me llenaba de intriga por saber que era lo que le sucedía... la razón de que su sonrisa yaciera ausente, solo deseaba hacerla feliz pero no podía.... De igual manera no alejé mi vista de ella, pronto alzó la mirada, para darse cuenta de que estábamos solos en el bus, éramos los últimos pasajeros, ella me miró por unos segundo que se me hicieron eternos, no sabía si sonreír o girar la mirada, aun que opté por lucir lo más normal que pude, ella me miraba aun con los ojos cristalizados 

- ¿Qué quieres? ¿Qué solo no puedes dejar de mirarme? ¡Estoy harta! ¡Hazte una vida! -Gritaba ella mientras me miraba con furia, bajé la mirada enrojecido, sentía que mi corazón se saldría de mi pecho en cualquier momento, ella se levantó y estuvo a punto de bajar hasta que la detuve 

- Lo siento, juro que no te volveré a mirar -Dije aun enrojecido, podía sentir como mis mejillas ardían, ella me miró con repudio y bajo rápidamente sin decir nada más, me llevé las manos a la cabeza y me comencé a dar algunos tirones en el cabello

- David, estúpido, siempre tienes que arruinar todo -Me dije a mi mismo, pronto me percaté de aquella bolsa, ella la había olvidado en el asiento, la tomé y bajé rápidamente, corrí pero no la encontré, fui a casa junto con aquella bolsa, la coloqué sobre mi mesita de noche, la acomodé con suavidad y cuidado, pronto escuché como alguien abrió la puerta sin cuidado 

(Dreams) Sueños Donde viven las historias. Descúbrelo ahora