Habían pasado unos largos días y no sabía nada de Lenina, deseaba con todas mis ansias verla, me decidí a ir por ella, pero antes de que pudiera salir por la puerta me topé con la escena de siempre
-¡Eres un mentiroso! – Gritaba Bruce
-¡Y tu un enano tramposo! – Decía Steve
-Blah, Blah, Blah – Decía Adrian mientras veía la televisión
- ¡Cállense! Déjenme dormir –Gritaba Clive irritado mientras se golpeaba la cabeza contra la mesa
-Mira lo que has hecho Clive, has derramado mi cerveza sobre las cartas – Gimoteaba Bruce mientras se llevaba las manos a la cabeza
-Eso significa que yo gane –Gritaba Steve triunfante, me acerque a ellos y comencé a reírme
-¿De qué te ríes? Preguntó Clive fastidiado
-De tu cara, de la estatura de Bruce, de la infantería de Steve, de la ingenuidad de Adrian ¡De todo! Ahora si no les importa me marcho caballeros –Dije burlón y muy seguro, ellos solo se miraron mutuamente y antes de que pudieran decir algo salí de la casa, comencé a caminar hasta que llegué a la mansión de los Van Ewen, me introduje por el camino de siempre y por suerte no fui atrapado por nadie, me di cuenta de que Lenina estaba practicando su vocal, aparecí detrás de su puerta y ella giró la mirada como siempre
-Si sigues así me darás un infarto –Dijo ella mientras se colocaba la mano en el rostro, solo reí y la mire
-¡Escóndete! -Susurró ella mientras me empujaba detrás de una gran maseta con un girasol enorme, pronto escuché como alguien abrió la puerta
-Señorita Lenina, sus padres volverán en unas seis horas, todo el equipo de mucamas nos vamos a retirar ¿Necesita algo? –
-No, muchas gracias, descansen, hasta mañana – Respondió Lenina con una voz muy amable, pronto la mujer cerró la puerta, salí del escondite hasta que los pasos se alejaron
-No te conocía así –Reí
-Debo actuar así, soy una Van Ewen –Respondió ella haciendo un puchero, me levanté y pronto bajamos a la sala cuando todo el equipo de mucamas ya se habían marchado, las habitaciones eran extensas, en el comedor había una mesa de unos tres metros solo para cuatro personas lo cual era sorprendente, en la sala había una gran araña de cristal que alumbraba la gran habitación, el piso era de mármol y los sofás eran de piel de visón, el tour termino al llegar a la planta baja, donde era el sótano, Lenina me contó que en ese lugar solían quedarse las mucamas en escasas ocasiones, seguido Lenina me llevó al sitio donde ella solía jugar de niña, fuimos a la parte alta donde era el ático, era un pequeño cuarto muy alto, entramos y habían muchas cajas llenas de libros y documentos, todo estaba empolvado y se podían escuchar algunos ratones rasgar la madera del viejo suelo
-No había entrado aquí en años, supongo que debería comenzar a limpiar este sitio, mejor voy por una escoba –Dijo Lenina mientras me sonreía, salió del ático apresurada, me senté en una pequeña silla y pronto algo capto mi atención, era una caja con la descripción rayada con tinta negra “Sacred Refuge” ese nombre me sonaba familiar, me acerque a la caja, metí la mano para sacar algo y lo primero que saqué fue un libro llenó de fotografías similar al que Lenina había olvidado en el bus, lo hojeé y las fotos eran distintas, de este cayeron al suelo algunas hojas, las tomé y comencé a leerlas, al mirar de que se trataba me quede helado, eran unas actas y papeleo de adopción, conocía esos documentos pues en toda mi infancia había vivido en un orfanato y sabía muy bien cómo se hacían y lucían esos documentos, estaba por guardar todo de nuevo en la caja pero Lenina apareció, al atraparme con las manos en la masa me miro enfadada, me arrebató aquel portafolio
- Lenina no es lo que parece - Dije entre cortando las palabras, su mirada estaba perdida y pronto me miro enfadada de nuevo
- ¡Largo! -Gritó ella
- Lenina déjame explicártelo...-
- ya no hay nada por explicar -
- Lenina solo escúchame...- suplicaba apenado
- ¡Largo de aquí! ¡Vete lejos! No quiero volver a verte ¿Entiendes? -
- Pe...Pero Lenina... -
- Desaparece de mi vista ¿Quieres? -Dijo ella con la voz quebrantada y débil, su rostro cabizbajo y su mirada apagada, bajé la mirada arrepentido y salí del ático, fui a la salida y me marché a casa mientras pateaba una lata sin levantar la vista, como deseaba no haberme metido en cosas que no me incumbían, ahora entendía el dicho de la curiosidad mato al gato pues yo era el gato curioso y desvergonzado…
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(Dreams) Sueños
RomanceAmbos crecidos en un orfanato, abandonados por sus padres a una corta edad, las desolaciones, la soledad de cualquier orfanato... todos pensarían que en sus almas vivía nada más que dolor y pena... pero eso no era así, ya que cuando crecían juntos s...