Capitulo 26

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  Pasamos un rato recordando nuestra infancia, esos años dorados en los que no éramos más que un par de chiquillos traviesos e ingenuos, sin saber nada de la vida, Lenina sonreía y reía mientras apoyaba su cabeza en mi hombro y jugaba con algunas hojas que habían caído del árbol en el que reposábamos debajo, la recordaba, ella no había cambiado, a pesar de todo lo que había pasado, de los diferentes rumbos que tomamos ella seguía conservando su inocencia, por otro lado yo no podía decir ni gozar de la misma inocencia que ella tenía, había pasado por muchas cosas, lo que uno vive nunca desaparece, y eso era lo que me había sucedido a mí, había aprendido que para triunfar en la vida, primero debemos pasar por mucho obstáculos y al final ser el más fuerte, esa había sido una de las enseñanzas más valiosas que me había dado la vida a temprana edad.

-Aún recuerdo esa vez que corriste en calzoncillos por todo el pasillo, eras un chiquillo muy travieso - Dijo Lenina mientras reía, hice igual mientras me sonrojaba por aquel recuerdo que había tenido ella de mí, al parecer ella aun recordaba cada detalle de nuestra infancia, seguimos con diversas anécdotas y recuerdos hasta que el sol comenzaba a ocultarse entre las nubes, una fuerte brisa nos hizo dejar aquel cómodo lugar, caminamos hasta la mansión Van Ewen, Lenina me miró con seriedad y bajo su rostro, esa escena ya la había visto antes...

- Me la pase muy bien contigo hoy, no sabes cuánto te eche de menos desde la última vez que nos vimos... -Dijo ella con una voz suave, su mirada se entrelazó con la mía, un deseo había surgido en mi interior, anhelaba besarla, sus labios rosados me llamaban, debía hacerlo, era mi oportunidad, me acerqué lentamente a ella, la abracé y la acerqué a mi cuerpo... su mirada atraía a la mía, mi alma gritaba por besarla, tocarla, tenerla...

Pero antes de que pudiera suceder aquella maravilla, un auto apareció en nuestra escena, no sabía de quien se pudiese tratar, Lenina se apartó rápidamente de mí

-Debes irte Dave... - Dijo ella mientras se acercaba a aquel auto

-¿Qué sucede? – Pregunté mientras seguía a Lenina, pronto de aquel auto misterioso apareció Adam, no sabía que era lo que él estaría haciendo ahí, nunca le podría perdonar aquella interrupción a un momento tan maravilloso

- ¡Pueden seguir con lo suyo!... Mucho cuidado rubio... - Exclamó Adam mientras volvía a entrar a su auto, prendió el motor de una manera violenta y dejó el lugar, Lenina dio un suspiro y caminó hacia la entrada de la mansión, me miró cabizbaja y sin despedirse desapareció entre la arbolaria que cubría el alrededor, metí las manos en mis bolsillos y baje la mirada, regresé a casa con los chicos, estaba tan cerca de conseguirlo pero ahora estaba tan lejos, desde cero como desde un inicio, no entendía, Adam no la merecía pero Lenina no se daba cuenta de lo que sucedía, tal vez ella más que un apreció por él por el simple hecho de ser el guitarrista de su banda ella al final sentía algo más por él, algo que seguro ella no sentiría por mí jamás, por más que lo intentará...

Después de algunos minutos de decepciones y malos recuerdos por fin llegué a casa, los gritos, alaridos y la batería de Clive se escuchaban afuera, sin alzar la mirada entré y me tiré al sofá desanimado, Bruce y Steve se dieron cuenta al instante de mi posición

-¿Qué paso? No te vez nada bien... -Dijo Bruce

-¿De nuevo aquella chica te ha roto el corazón en mil pedacitos que después ha pisoteado con delicadeza? – Dijo Steve con un tono burlón, lo miré amenazadoramente y sin decir nada me fui a mi habitación, me miré al espejo, me eché agua y regresé a mi alcoba, me tiré en la cama esta vez sin importarme nada al instante quedándome dormido, como deseaba que solo por ese día las cosas hubiesen salido mejor que las veces anteriores, pero estaba equivocado, había terminado como un completo desorden, un caos que agobiaba mi mente y a mis más profundos sentimientos encontrados  

(Dreams) Sueños Donde viven las historias. Descúbrelo ahora