Capítulo 9

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— Vamos, Seung. Es solo una tutoría, no tienes porqué involucrarte de más. Además, él no es tóxico, ya te lo dije.

— Sigue pareciendole una tontería del profesor Mirren —suspiró él con malestar, jugueteando con los delgados dedos de su novio—. Pero me adelantó el primer pago y te juro que es una muy buena paga —abrió los ojos con una sonrisa interesada—, dijo que sería algo "relativo", pero fue una falacia.

— Con más razón debes tener en cuenta que solo son simples tutorías y que, además, obtendrás dinero a cambio —Lachlan rio encantado antes de abrazarse a su cintura, él se moría por poder corresponderle y decirle que estaba bien, que era solo un poco de asesoría, pero no lo era.

Más rápido de lo que pudo pensar o asimilar el día en que las tutorías comenzarían llegó. El profesor de matemáticas se hizo presente, y él, quién estaba acostumbrado a ir en los asientos de enmedio, se vio obligado a moverse.

— Seungmin, ya nos informaron sobre las tutorías, así que puedes sentarte con Hyunjin a partir de ahora —indicó el profesor, señalando el lugar adjunto al chico indicado.

Lentamente y con la rabia apoderándose de sí volteó a mirar en fila más cercana a la ventana, última mesa, donde solía sentarse el asustado susodicho. Él mantenía la mirada baja, Seungmin se levantó de su lugar. Todos en la clase observando impresionados, su grupo de amigos cuchicheando y otros riendo. Se dejó caer en la silla junto a la de Hyunjin, soltó su mochila sobre el pupitre e inspiró para intentar apaciguar su enojo.

— Así podrás ayudarle mejor —declaró el profesor, dispuesto a iniciar su clase como si no pasara nada. Seungmin le guardó algún rencor porque acababa de humillarlo delante de todos.

Sin disimulo separó el asiento lo más que podía, Hyunjin nunca levantó la mirada. Cuando el profesor terminó su primera explicación había entendido totalmente y se dispuso a realizar los primeros ejercicios. Sin embargo, el momento que no quería llegó cuando notó a Hyunjin morder su lápiz sin comprender lo que debía hacer. Verificando que el profesor no estuviera observando tomó la libreta del chico y se dispuso a realizar los ejercicios. Que más daba si eso no iba a enseñarle nada, lo único que  necesitaba era que entregase sus tareas y aprobara el examen, así él podría ser libre y obtener ganancias.

— No tienes que hacer esto... —murmuró con angustia, intentando quitarle su cuaderno, pero haciendo uso de su autoridad Seungmin no le permitió que lo hiciera.

— No hables, no es por ti, es por mí. Odio literatura. Mis padres ya me advirtieron sobre esa materia. Así que cállate.

Hyunjin no dijo nada, solo le quedó refugiarse en su lugar y observar con frustración como Seungmin corregía sus actividades. No le estaba enseñando nada, no era como si quisiera que lo hiciera, pero de cualquier manera no quería que hiciera sus deberes.

Cuando el timbre anunció el término de la clase, el tutor se puso de pie de un brinco y salió rápido del salón. Corrió a los tocadores, quería llegar y lavar sus manos. Utilizó tanto jabón como pudo, agua una y otra vez. Su padre era intolerante al aroma de los extranjeros, si de casualidad llegaba con algo de eso a casa le reprendería demasiado. Secó su rostro con una toalla de papel y la lanzó al cesto de basura más cercano. Mirándose al espejo de los tocadores, notó que estaba colorado y volvió a humedecer su rostro.

— Oh, aquí estás.

La voz impertinente de sus amigos entrando a los tocadores le hicieron mantener la compostura. Todos tenían esas sonrisas burlonas.

— ¿Qué es lo que quieren? —Preguntó malhumorado, notando a Yeonha y a Félix cuchicheando.

— Parece que hoy has estado muy juntito a cierto mojadito —se burló Yeonha con diversión, entrelazando sus brazos, él la miró con impaciencia antes de apartarse.

El Aforismo De Lo No Dicho (HyunMin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora