Capítulo 5

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La creencia de la supervivencia del más apto era tan real como sugerible. Lo he comprobado en muchas ocasiones, tantas han sido qué, de no ser porque la suerte me sonríe de vez en cuando, mi supervivencia sería historia.

— Oye, amigo, oye... ¡Despierta! —Insistía la voz preocupada de un joven de cabellos rubios, moviendo con insistencia el cuerpo que yacía inerte sobre aquel salón sin utilizar— ¿Puedes oírme? —Preguntó al ver sus pestañas danzando mientras intentaba abrir los ojos.

Hyunjin pudo verlo finalmente, sus sentidos volvieron a reaccionar, permitiendo ver correctamente al chico frente a él.

— ¿Donde estoy?

— Por un segundo creí que te morías —murmuró el desconocido, con alivio en su voz al verlo despertar.

Imágenes de lo que ocurrió se repetían en la mente de Hyunjin, entendiendo que una vez más había sucedido. Pero nada de eso le hacía entender quién era ese chico y que hacía ahí.

— Mira esto... —masculló el rubio, observando las heridas de sus brazos— Necesitas ir a un médico. ¿Sabes quienes te hicieron esto? Podemos buscar ayuda. Estoy seguro de que no es la primera vez que ocurre algo así. Llamaré a la profesora de trabajo social —decidió, tomando su teléfono para buscar entre sus contactos.

Hyunjin se asustó, con las pocas fuerzas que le quedaban le arrebató el teléfono. El chico le miró confundido, pero él negó con la cabeza.

— No se lo digas a nadie —murmuró su súplica—. No se lo puedes decir a nadie.

— ¡¿Que?! ¿Por qué? —El jovencito se exaltó con espanto, incrédulo a que alguna persona en su sano juicio le estuviera diciendo aquello— Estás tan lastimado ¿y no quieres decírselo a nadie?

— No lo entiendes. Será peor. Si abro la boca esto no parará, solo empeorará —le hizo saber, mirándolo con desesperación—. A los profesores no les importa, el director querrá callarlo por temor a la reputación de la escuela y ellos vendrán a desquitarse conmigo.

El rubio exhaló como si lo hubieran ofendido, cruzó los brazos mirando los alrededores polvorientos y luego volvió la mirada a Hyunjin.

— Siempre me toca ver a los chicos que viven acoso y estos no quieren hacer nada por sí mismos. ¿Tan poco se valoran? —Preguntó al aire— Por el amor de dios ¿que ocurriría si esos animales los asesinan? ¿A caso quieren morir? No deberían actuar como las típicas víctimas asustadas.

Hyunjin intentaba enfadarse con él por hablar del tema como si fuera cosa cualquiera, pero en vez de eso las lágrimas cayeron por sus mejillas y un sollozo escapó de sus labios. Se sentía herido por haber encontrado mucha verdad en esas palabras.

El desconocido le miró, abrió los ojos al notarle tan afligido, quizás por el llanto contenido. Descruzó los brazos tratando de tocarlo, pero él fue más rápido, logrando esquivar su tacto.

— Lo siento, no creí que te ofendería. No quise decir eso. Fue grosero y...

— No sé quién eres, pero dudo que alguna vez puedas entender lo que se siente ser el suelo que todos pisotean —sorbió la nariz, llevando sus manos heridas a su rostro para retirar el rastro de lágrimas, ignorando el escozor— ¿Alguna vez te has detenido a pensar como se siente tener miedo? ¿Alguna vez te han herido tanto que sientes que tu corazón ya no está vivo? Quizás solo lo has visto, pero no lo has sentido. Así que no puedes venir a decirme que no valoro mi vida, porque por esa misma razón es que sufro a solas. No te imaginas lo peor que se volverían las cosas si se me ocurre decir algo.

Con dificultad, pero con decisión, tomó su mochila para irse de ese lugar dejándolo boquiabierto y solo.
Avanzó por los pasillos del colegio sin importarle que muchos voltearon a verle; profesores, alumnos, padres de familia en los patios. Todos motivados por la curiosidad, ninguno realmente interesado en ayudarle. Minho seguía atrapado en clase, ignorante de lo ocurrido. No le importó, lo único que quería era irse lejos.

El Aforismo De Lo No Dicho (HyunMin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora