— Tendremos que salir corriendo —decidió el señor Hwang, cubriendo a su hijo con un gran abrigo. Echó un vistazo a Minho quién se subió el gorro de su sudadera, Chan hizo lo mismo. Todos estaban preparados— ¿Listos?
— Listos.
Corrieron. Los guardias de seguridad y los abogados les abrían paso entre el gentío y los reporteros. Llevados entre empujones, tirones y muchas preguntas sin responder lograron abrirse paso hasta sus vehículos. Hyunjin subió con sus padres, mientras Minho y Chan con los señores Lee. Irían por fin a casa después de veintidós días.
Hyunjin pudo quitarse el abrigo cuando se habían alejado lo suficiente. De nuevo estaba en las calles, conservaba su vida y su personalidad, pero el monstruo de la sociedad viajaba a su lado. Era enorme, como una sombra con rostro terrorífico, sentado a su costado.
Sus padres no habían dicho nada de lo ocurrido. Estaban indignados por ser los últimos en enterarse sobre lo que le pasaba en el colegio, pero respecto a su situación no habían dicho ni una palabra. Los padres de Minho eran simpáticos, tolerantes y amorosos, tanto que incluso tomaron responsabilidad emocional por Chan. En cuanto a padres del chico pelirrojo eran simplemente indiferentes, a pesar de que tenían un hijo que había sido agredido y otro que estaba en un proceso penal ellos insistían en trabajar y cumplir con sus ocupaciones. No les importaba ni para bien ni para mal si Chab estaba involucrado con extranjeros o si Jisung era un psicópata. Su indiferencia rozaba con un cruel desapego natural a sus hijos.
En cuanto a los míos, bueno, estaban preocupados por mí. Mis padres no eran los mejores a la hora de expresar sus preocupaciones y por ello terminábamos discutiendo en el pasado, pero desde lo ocurrido se han dedicado a buscar justicia, hacerme sentir seguro y darme espacio y libertad.
— Comprendes que tenemos que tener una conversación ¿No es así? —Le preguntó el señor Hwang, al dejar su maleta junto a la cama, Hyunjin asintió apesadumbrado— Sé que has pasado por mucho, y lamento no haberlo notado antes —pasó un trago pesado por su garganta, su hijo le miró con misericordia—, cuándo estés listo para hablar, solo dilo.
Él se quedó en la habitación a solas, sentado en la alfombra mientras abrazaba sus piernas. Todos sus secretos se habían esparcido rápidamente por todos lados, era como una ola de cosquillas dolorosas que se envolvían en el viento y se iban en un circuito. Entendía a sus padres. No eran los mejores padres, pero lo eran al fin de cuentas.
Las cosquillas subían por mis brazos.
Ellos de verdad no imaginaban ni esperaban que su hijo llevase años en una situación como esa.
Hormigueo en las piernas, el tic tac del reloj.
Mucho menos tenían idea de como se sentía. Saberlo tan de repente, en una circunstancia tan cardíaca debió haber sido sumamente penoso.
Hyunjin se puso de pie y decidió alimentar al monstruo. Echó un vistazo a los fantasmas que habitaban en su alcoba y decidió salir en busca de sus progenitores. Sus pies cubiertos por los calcetines bajaron rápidamente por las escaleras, avanzando hasta el comedor dónde los encontró hablando. Su respiración era complicada, podía sentir que se desmayaria en cualquier momento, pero debía hacer uso de su valor.
— Hablemos ahora —pidió, yendo a sentarse en una de las sillas. Sus padres le miraron con neutralidad, intentando hacerle sentir cómodo—. Sé que lo saben, pero por favor hay que fingir que no es así.
— Esta bien, hijo.
— Bien. Papá —miró a este unos segundos, pasando la vista a la dama— Mamá. En el colegio muchas personas son intolerantes, un grupo de chicos, específicamente, se han encargado de recordarnos que somos invasores, que no merecemos nada —ambos padres se miraron entre sí, sus manos entrelazadas. Hyunjin había visto muchas veces la capacidad que sus padres tenían para hablar entre sí con solo mirarse y juraba que lo estaban haciendo en ese momento—. Nos han golpeado, humillado hasta acabar con nuestras vidas —relató, ellos continuaban en silencio—. Bueno, digan algo.
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El Aforismo De Lo No Dicho (HyunMin)
FanfictionHyunjin necesitaba sobrevivir a la crueldad con la que Seungmin y su grupo de "psicópatas" lo trataban cada día. Todos los colegios tienen historias, el colegio AmbRuss tenía la suya, pero era del verdadero terror.