Capítulo 16

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— Vaya, les está quedando muy bien.

Hyunjin se volvió para ver a su padre. Habían dejado el proyecto en su casa para que no sufriera daños ya qué, según Seungmin, en su casa había un niño pequeño. El trabajo era artístico. Debía reconocer que su compañero tenía talento e imaginación, si el proyecto sacaba una buena nota, sería gracias a él. A decir verdad, aunque no le explicase mucho, Seungmin estaba ayudándole demasiado con las materias, esperaba con confianza que los meses pasaran rápido para poder recibir un boletín de calificaciones muy bueno.

— Sí, en menos de un mes lo vamos a presentar.

— Espero que a ti y a tu amigo les vaya bien...

Todos lo llamaban mi amigo últimamente. Incluso mis propios amigos comenzaban a creer que Seungmin de verdad era una buena persona. Yo me moría por decirles que estaban equivocados, pero lo que más me mataba era reconocer que desde el incidente de Daeyeon, dos meses atrás, ya no me habían puesto un dedo encima.

— Comienzan a bajar la guardia— susurró Félix, sentado en el regazo de Jisung—. A lo mucho la feria del colegio y podremos volver a divertirnos. Con Shinyul estábamos planeando un regreso mejorado para desquitar el tiempo perdido.

— ¿Y qué planean?

— Varios de esos invasores. Cinco o seis sino es que todos, fuera de la escuela, cerca hay un terreno abandonado —explicó—. Pensábamos llevarlos y hacer un festín en grande para recordarles quien manda. ¿Has visto lo bien que se pasean estos imbéciles ahora? Ya no le temen a nada, se sienten seguros y deben recordar quién manda.

— Espero que Seungmin no se ponga difícil. Últimamente ya no quiere nada de nada.

— Sí, lo mismo digo, pero tal vez sea necesario un acostón con Kwangmin o contigo, con Shinyul o de plano le conseguimos un buen chico, lo que sea, pero tenemos que hacer que nuestro Seungmin regrese —resopló ofuscado, siguiendo el curso de la mano de Jisung quien extrajo de su mochila una bolsa plástica que dejó en la mesa de noche—. Oh ¿que tienes ahí? —Se levantó de encima de él, para alcanzarla y averiguar su contenido. Felix sonrió insinuoso al ver el polvo blanco— ¿Quién te la vendió? Creí que tu proveedor ya había muerto.

— Conseguí otro, más barato y mejor calidad. Prueba un poco —le alcanzó una tarjeta plástica para que pudiera formar una delgada línea, él sonrió—. Date prisa, porque debo aprovecharte.

Chan prefirió alejarse de la puerta de su hermano y no espiar más. Sabía que Félix se acostaba con todos. Él solía ser insinuoso y también embustero. Había comenzado a drogarse algún tiempo atrás, Jisung y Kwangmin lo habían comenzado a imitar. Le preocupaba por su hermano, pero más se preguntaba cual sería la razón por la que ellos estaban dispuestos a continuar con su anterior vida. Era como si no hubiesen entendido el peligro que corrían si seguían con ese patrón de comportamiento.

— ¿Que te preocupa? —Inquirió Minho tomando asiento en una de las bancas, mirándole con interés, Chan le dedicó una sonrisa atribulada— Has estado distante. Ya venías así desde hace un tiempo, pero ahora más.

— Bueno, unas cosas en casa y con los profesores —se justificó—. Intento concentrarme en el equipo, pero a veces no puedo.

— Está bien, a veces la presión puede llegar a ser mucha —presionó su hombro suavemente, a fin de darle ánimos. Chan se sonrojó de inmediato, suplicando que no fuera visible—. Por cierto, lamento que te hayan removido de sub capitán del equipo.

— Está bien, entregué el puesto, ya no tengo cabeza para estar al tanto de esa responsabilidad.

— Que mal.

Él asintió tomando su mochila para dirigirse a las duchas cuando Minho se dirigió puerta fuera. Chan decidió ser rápido y acabar pronto, sentía su pecho latir mientras la soledad del lugar lo atormentaba: la otra tarde había escuchado los planes futuros de su hermano y los demás, aún no le decían nada a Seungmin, pero todos estaban de acuerdo con organizar un ataque mayor. Se preguntaba si debía advertir a Minho y a otros antes de que sucediera o esperar y enviar directamente a la policía. Sea como fuera debía planearlo bien para que ellos no se salieran con la suya.

Salió de las regaderas con ropa limpia, no tardó tanto en caminar fuera del lugar, sin embargo, ahí en la entrada Minho seguía esperando.

— Ya deja de pensar —pidió el bajito, comenzando a caminar a su lado.

— Lo intento —Chan volteó a verlo, se preguntaba qué había pasado o si de casualidad Minho quería preguntar algo.

— ¿Qué tal si salimos el fin de semana?—Preguntó, en efecto, acomodando su cabello en el transcurso. Chan comenzaba a considerar que su momento favorito solía ser cuando Minho se acomodaba el cabello húmedo, pero de pronto a ello se sumó ese preciso momento en el que le estaba pidiendo salir.

— ¿Salir?

— Claro, a tomar algo, cine, jugar videojuegos o que sé yo... lo que sea, la cosa es que distraigas tu mente y dejes de pensar tanto.

No era una cita. ¿Y por qué tendría que serlo? Minuo era uno de los chicos mas atractivos e interesantes en el campus. Para quienes tuvieran un buen gusto, era precioso. Podría salir con cualquier hombre. Chan no se consideraba capaz de obtener ni una miga de su atención, él lo veía como si fuera un tercer género más de su grupo de animadores, probablemente eso era culpa del mismo Chan. Asintió, de igual modo, obteniendo una sonrisa por parte del castaño.

— He tomado tu número del chat grupal. ¿Puedo escribirte? —Pidió risueño, desbloqueando su celular. Chan asintió con una sonrisa ilusionada—. Bien. Te enviaré un texto para decirte la hora, el sábado tengo que ir a casa de Hyunjin a dejar unas cosas y después de ello podemos vernos.

— Sí, solo avísame para estar preparado.

— Quedamos. Nos vemos entonces, adiós.

Chan lo vio marcharse y pasó un trago grueso por su garganta. Si sus amigos supieran que saldría con Minho estarían burlándose de él, pero si se enteraran de que estaba perdidamente encaprichado seguro comenzarían a molestarle e incluso golpearlo como hacían con los demás. Suficiente era con que soportaran que estuviera en un equipo de animadores, por lo menos Seungmin se encargó de que respetaran eso, pero no podía asegurar lo mismo en cuanto a Minho suponía.

El sábado por la mañana estuvo nervioso, mirando el teléfono a cada segundo a espera de que el asiático le enviase un mensaje, pero nada. Durante el desayuno y la mañana se mantuvo con al teléfono cerca, sin éxito. Pero pasado el medio día el tono de llamada le hizo levantarse corriendo para desconectar el móvil y atender.

— Chan —era él—. A las cuatro. Compré entradas para esa película de carreras y mi papá me regaló cupones con descuento para la tienda de videojuegos, ¿te gusta la idea?

— Sí, es excelente. Entonces ¿te veo en el centro comercial?

— En la entrada que está cerca del cine. De igual modo te vuelvo a llamar.

— Cuantas veces quieras —murmuró al teléfono cuando Minho colgó.

Una sonrisa se pintó en sus labios y verificó la hora, todavía faltaba un buen tiempo, pero de todos modos comenzó a buscar sus ropas para verse bien, pero no exageradamente bien. Lo último que quería era levantar sospechas y atentar contra su seguridad aunque de cualquier manera Minho ya había dado el primer golpe y él estaba dispuesto a cualquier cosa. Fuera la que fuera.

El Aforismo De Lo No Dicho (HyunMin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora