Capítulo 11

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Las respiraciones agitadas llenaban el salón de ensayos, en las gradas algunas chicas y chicos admiraban las coreografías mientras los participantes se movían de un lado a otro para lograr obtener la mejor presencia. Minho se desempeñaba muy bien en su papel, junto a Jeongin se encargaba de estrategias útiles y, apoyados en el importante papel de Chan, conseguían que fueran rutinas espectaculares. Sin embargo, ese día Chan no estaba tan activo ni parecía del todo concentrado. A pesar de ser capitán suplente del equipo no demostraba la energía ni los ánimos para hacerlo durante esa jornada. Incluso apenas había conseguido atrapar a uno de los voladores.

El silbato de la entrenadora anunció el fin del ensayo cuándo una de las chicas casi cae, Chan no tardó en disculparse. Jeongin, como capitán del equipo lo miró, él sabía que su desempeño no había sido bueno y que tal vez recibiría algún llamado de atención, pero en vez de eso Jeongin
solo palmeó su espalda.

— Mejoraremos, seguiremos entrenando —alentó al chico pelirrojo antes de avanzar cansado hasta su mochila. Chan observó su espalda mientras se alejaba de él.

— ¿Que fue eso, Bang? Prácticamente dejaste caer a Tina —le dijo la entrenadora, pero él no pudo hacer más que agachar la mirada antes de responder.

— Me distraje.

— Has estado distante, espero que eso mejore para la siguiente práctica si no quieres perder tu puesto.

— Voy a mejorar, entrenadora.

— Cuento con ello. Ahora ve a las duchas. 

Chan asintió, yendo por su mochila también. Junto a la suya descansaba la distinguida maleta color vino que Minho utilizaba desde que ingresaron al primer año en bachillerato. El asiático insistía en que era de valor sentimental y, a decir verdad, a nadie le daba ningún problema. Sin embargo, Chan se preguntaba que pasaría si alguna vez dejara de ver esa mochila en el salón de prácticas.

— ¿Vas a las duchas? —Preguntó la carismática voz del susodicho a sus espaldas, él asintió al verlo tomar su bolso—. Vamos juntos.

—De acuerdo.

Minho sonrió tranquilamente al escucharlo, Chan asintió y caminó junto a él sin decir nada. Su pecho latía fuertemente con cada paso que daban, pero la sensación de ir a su lado le permitía estabilizar, al menos hasta que llegaron.

— Escuché que Seungmin está dándole tutorías a Hyunjin —comentó de pronto, sacándose la playera. Chan mantuvo la mirada dentro de su casillero, para asentir—. No creí que fuera de esa clase de chico estudioso —encogió de hombros, quitándose los pantalones cortos. Metiendo la ropa antes utilizada en su bolsa de tela, el asiático aseguró su casilla antes de girar en sus talones para ir a las duchas.

Chan respiró profundo un par de veces para obtener tranquilidad. En todo el colegio era el único interesado en el deporte de los animadores. En un comienzo nadie quería darle uma oportunidad. Existían mil problemas de por medio: sería el único varón, solo había duchas para mujeres y tercer género. Era un deporte exhaustivo y no querían que reducir las estrategias unicamente para incluirlo. La mayoría de los hombres estaba en el colegio alterno de deportes varoniles que el instituto ofrecía, pero él no quería eso. Le había tomado un tiempo convencer a la entrenadora para una audición, en cuanto ella vio el talento natural que poseía para las acrobacias, los saltos y básicamente ser atleta lo consideró un elemento importante y apeló en su favor con el director, advirtiendo que no podría concederle beneficios o algún trato especial. Durante los último años Chan estaba bien de aquella forma. Esperaba hasta que sus compañeros terminasen de ocupar las regaderas para poder ingresar. Gracias al respeto que mostraba con los tercer género ellos no se molestaban en ser vistos por él, por fortuna no había tenido que enfrentarse a ello en demasiadas ocasiones. Sin embargo, no podía evitar sentirse sumamente cohibido cuando se trataba de Minho.

El Aforismo De Lo No Dicho (HyunMin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora