Capítulo 10

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Después de hablar con Eduardo, el la llevó hasta el edificio donde están sus empresas para que buscará su vehículo.

Al llegar a la casa estaban todos sentados en la sala, Barbara los saludo y se sento un rato para hablar con ellos.

Aurora—Yo voy a subir a descansar, estoy agotada.

Barbara—Yo también voy a descansar.

Ambas se despidieron de Cecilia y Federico y subieron, entraron a la habitación de Aurora y Santi estaba profundamente dormido, Barbara le dio un beso en la frente y le pidió a Aurora que se sentará a su lado para hablar.

Aurora—¿Que pasa mamá?.

Barbara—Hija, ¿Recuerdas la vez que te conté que había salido con Eduardo y nos besamos y todo?.

Aurora—Si lo recuerdo ¿Que pasa?.

Barbara—Hija, Eduardo y yo iniciamos una relación, estamos intentándolo, ambos estamos enamorados y queremos estar juntos.

Aurora—Me da gusto saber que estas enamorada mamá y sobre todo que eres correspondida. Pero no lo mamá no quiero que esto implique un enfrentamiento entre tu y Fernanda por que si vuelve a faltarte no respondo mamá.

Barbara—Tranquila hija, aunque esta relación inicio cuando ellos aún estaban casados, ya su matrimonio traía problemas. A mi también me da un poco de miedo todo esto pero si queremos estar juntos como Dios manda tenemos que hacer las cosas derechas y claras. En el fin de semana cuando estemos todos juntos les contaremos.

Aurora—Me parece bien y es lo mejor mamá, así nadie sale lastimado. Además Fernanda aún se le ve enamorada de Eduardo.

Barbara—No hija, ella no estaba enamorada de Eduardo. Cuando estaban juntos ella lo engaño con el hombre que en realidad ama. Hoy estuvo en la oficina y me contó que ella todo este tiempo confundió el amor que sentía por Eduardo, que lo que en realidad siente es un amor de hermanos.

Aurora—Dios mío, entonces no hay de que preocuparse mamá.

Barbara—Eso espero hija.

Barbara y Aurora continuaron conversando, ella le dio las buenas noches a Aurora y salió de la habitación para ir a descansar, en la empresa había dejado todo organizado y listo, le había avisado a Ester que no iría al día siguiente a trabajar por que no ha parado y estaba agotada.

Barbara—Uy, buenos días a todos.

Cecilia—Mi niña, buenos días.

Federico—Buenos días hija.

Aurora—Mamá buenos días.

Barbara se sento a desayunar con todos, Santi quiso los brazos de Barbara y ella no se negó, ese niño era su debilidad, se derretía cada que le decía abuela con esa ternura, Cecilia y Federico eran felices teniendo a su nieta y bisnieto en la casa, sentían que ese niño les daba mil años de vida.

MEPS, el cambio de Barbara Greco. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora