Capítulo 25

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Habían pasado ya dos semanas, las cosas con la boda iban marchando excelente, todo marchaba bien, aunque tubo unos problemas con Eduardo por Ernesto otra vez todo estaba solucionado.

Ernesto—Aprovechando que ya casi es la hora de salida me aceptas este café y una charla.

Barbara—Claro.

La última discusión que Barbara tuvo con Eduardo por culpa de el, fue por que la llamo a su celular y quien lo contesto fue Eduardo, desde ese día aunque las cosas se calmaron Eduardo se ha mantenido a la defensiva por culpa de el.

Ernesto—Te quería invitar la próxima semana a una exposición que se llevará a cabo en el centro de la ciudad.

Barbara—Lo siento Ernesto pero no puedo, no quiero tener problemas con mi pareja.

Ernesto se levantó de su lugar y se acercó a Barbara dejándola acorralada entre el escritorio y se cuerpo.

Ernesto—Barbara, no se que demonios me pasa contigo, cada vez que te tengo cerca quiero besarte, tocarte, sentirte. No quería que te volvieras mi maldita obsesión por que tu tienes pareja y yo en algún momento me tendré que ir de aquí y lo que menos quiero es descontrola tu vida pero eres una mujer inevitable.

Barbara—Ernesto por favor, no me hagas esto.

Ernesto se lanzó a su boca, besándola con pasión, con necesidad, sus manos por el cuerpo de Barbara estaban haciendo que ella no reaccionará, los dos sintieron el portazo más escandaloso de sus vidas y se separaron, al girarse Barbara sintio como todo dentro de ella se congelaba. Eduardo estaba de pie con la cara transformada en odio puro, se acercó a Ernesto y le lanzó un puñetazo que lo dejó en el suelo.

Barbara—Eduardo por favor basta.

Eduardo—Eres una sinica Barbara, lo sospechaba, pero esto era algo que yo no quería admitirme a mi mismo,  gracias por abrirme los ojos, tarde pero lo hiciste.

Eduardo salio de la oficina y sella detrás de él.

Barbara—Eduardo por favor espera.

Eduardo—Déjame en paz Barbara, no quiero volver a verte nunca más en mi vida.

Barbara—Eduardo mi amor por favor no digas eso, escúchame.

Eduardo la tomó del brazo con fuerza haciendo que Barbara sintiera dolor.

Eduardo—Esto no es una suposición, no es una mentira, esto es una realidad y te vi con mis propios ojos Barbara, no sabes el desprecio que te tengo, acabas de desteozar todo lo lindo que en algún momento yo sentí por ti.

Eduardo soltó a Barbara y ella se quedo completamente estática al escuchar a Eduardo, sus palabras no las dijo con rabia, las dijo con dolor, con decepción, y eso era mucho peor. Barbara regreso a su oficina y Ernesto aún estaba ahí.

Ernesto—Perdóname.

Eso fue lo único que el le dijo, salio de la oficina y Barbara cayó de rodillas llorando, ahora que se supone que iba a hacer.

Se levantó, tomó sus cosas y se fue a la casa, al entrar encontró a Eduardo ahí con Julietta, tenía los ojos completamente rojos, al verla su rostro pasó a odio.

Eduardo—A partir de ahora yo ya no viviré aquí.

Barbara—Eduardo por favor déjame explicarte.

Eduardo—No tienes que explicarme absolutamente nada, tu y yo ya no tenemos nada que ver así que por favor.

Barbara—Bien, en todo caso quien tiene que irse soy yo, esta es tu casa.

MEPS, el cambio de Barbara Greco. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora