Capítulo 11

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Todos la pasaron muy bien en la alberca, conversando, comiendo y disfrutando, hacían muchos chistes y contaban anécdotas. Después de estar en la alberca fueron a ducharse y cambiarse para cenar, Barbara y Eduardo ya lo habían decidido, en la cena contarían de su relación, los nervios a Barbara la estaban matando pero si no lo hacía en ese momento no lo haría nunca.

Todos ya estaban en la mesa y ella se sento al lado de Eduardo, el sintió sus nervios y la tomó de la mano para que se calmara.

Federico-Hija que pasa, ¿Te noto rara?.

Barbara-Es que, tengo algo muy importante que decirles bueno, Eduardo y yo.

Cecilia-¿Que pasa?.

Barbara y Eduardo se observaron y observaron a los demás.

Eduardo-Bien-Eduardo respiro profundo-Barbara y yo tenemos una relación, no se como ni cuando pero yo me enamore de ella. Al principio cuando le dije lo que sentía no me acepto por que yo estaba casado con Fernanda. La realidad es que Fernanda y yo estábamos casados pero no juntos, le conté y pero prefirió esperar por que ella no quería interponerse. Si sienten que no hicimos las cosas bien disculpen, si con esta confesión estamos haciéndole daño a alguien también disculpen pero nosotros estamos juntos y muy enamorado y eso no va a cambiar.

Eduardo terminó de hablar y hubo un silencio en la mesa bastante incómodo.

Barbara-Disculpen que elegimos este momento para hablar pero era el único en el que estaríamos todos juntos. No queremos que esto sea sinónimo de conflicto entre nosotros.

Los Elizalde estaban sorprendidos por que jamás pensaron que Barbara y Eduardo podrían estar juntos, a ambos los imaginaban con otras personas.

Fernanda-La verdad es que me sorprende muchísimo que ustedes estén juntos, antes se odiaban y aunque ahora nos hayamos perdonado se sigue sintiendo raro. Pero por mi parte no se preocupen, tu debes guiarte de lo que conversamos el otro día Barbara, no tengo ningún problema con su relación.

Gonzalo-De todo esto la única que tenia derecho de opinar algo era Fernanda y ya ella dijo lo que pensaba así que por nosotros no hay problema.

Los demás estuvieron de acuerdo y para Barbara y Eduardo fue un completo alivio, ambos estaban felices de que por fin podrían tomarse de la mano y besarse sin esconderse, todos los felicitaron por su relación.

Federico-Cuida a mi hija Eduardo.

Eduardo-Eso haré.

Siguieron cenando y conversando, en toda la cena Eduardo no soltó la mano de Barbara. Después de cenar las chicas se pusieron a recoger todo y dejarlo listo, una vez terminaron fueron a sentarse a la sala con los demás. Todos decidieron ir a descansar por que al día siguiente era el cumpleaños de Federico. Barbara y Eduardo se quedaron un rato más y el tomo la mano de ella para salir y observar el mar. A ambos les encantaba escuchar las olas, él se sento en la arena y ella se sento entre sus piernas, estaban abrazados era la imagen más linda.

Eduardo- Me encanta tenerte así, entre mis brazos, abrazarte, apapacharte y darte muchos besos.

Barbara- Eres el amor de mi vida Eduardo. Pensé que el enamoramiento era algo estúpido en mi ignorancia en el amor pero estaba equivocada. Las mariposa en el estómago si son reales y las mías son provocadas por ti.

Eduardo-¿Ya te había dicho que tus palabras me enamoran cada día más?. Eres la persona más importante en mi vida, no se que haría sin ti.

Barbara y Eduardo se besaron apasionadamente, el quería estar con ella y ella también moría por estar con él.

Barbara-Mi amor, aquí nos pueden ver.

Eduardo la tomó de la mano y la llevó a un lugar lejos donde nadie pudiera verlos. El la recostó y empezó a besarla de manera apasionada. Recorrió su cuerpo con beso, quito su vestido dejando sus senos al descubierto el observo su cuerpo y le dio una última mirada antes de seguir besando su cuerpo completo. Quito sus bragas y tenerla completamente desnuda era el paisaje más maravilloso que había observado jamás. El la giro dejándola sobre el y Barbara empezó a desnudarlo. Eduardo quedo completamente desnudo.

Eduardo- Eres perfecta.

Se volvieron a besar, Eduardo sintió como los senos de Barbara rozaban su pecho y su miembro se despertó. Eduardo tomó a Barbara y volvió a dejarla debajo de él, empezó a entrar despacio su miembro en el cuerpo de Barbara haciendo que ella se estremeciera y suspirara de puro placer. Espero a que Barbara se acostumbraba y empezó a moverse despacio. Para ella era la mejor de las sensaciones, ninguno de los hombres con los que había estado nunca le hizo sentir lo que estaba sintiendo con Eduardo, amor, pasión, deseo, adrenalina todo junto. Eduardo tomó uno de los senos de Barbara y se lo llevó a la boca mientras masajeaba el otro, se llevó el pezon entre sus dientes haciendo que Barbara gimiera por la sensación. La dejo sobre el y ella empezó a moverse despacio, ambos gemian y suspiraban, sus cuerpos unidos, nos pieles, sus latidos a la par, y sus besos eran algo que querían plasmar para siempre. Sin poder resistirlo más los dos se dejaron ir cayendo Barbara sobre el con la respiración acelerada y sus cuerpos húmedos.

Eduardo- No sabes cuanto soñe con este momento mi amor.

Barbara- Yo también soñaba con estar así entre tus brazos.

Eduardo- En todos los ámbitos, eres maravillosa.

Barbara- Tu también eres maravilloso.

-¡Te amo!.

Dijeron ambos al unísono, se sonrieron y siguieron así abrazados y dándose besos, estar juntos fue lo mejor que les paso.
Barbara se coloco su ropa interior y la camisa de Eduardo, estaban ambos sentados en la arena ella entre sus piernas y el le daba besos en su cabello, a la luna llena Barbara le pidió que lo de ella y Eduardo perpetuara así como es perpetuo el amor de la luna y el sol. Ella cerró los ojos y agradeció a Dios por toda la felicidad que sentía en su corazón en ese momento. Estaba enamorada, estaba plena y sabia que el amor que sentía por el era para siempre.

Eduardo-No metemos al mar.

Barbara-No amor, estas loco.

Eduardo-Vamos, toma mi mano, que de ahora en adelante no te soltare jamás, y seamos juntos adrenalina, felicidad pero sobretodo amor.

Barbara sonrió, se levantó y se quito la camisa, tomó la mano de Eduardo y juntos, desnudos y muy felices se metieron al mar.

MEPS, el cambio de Barbara Greco. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora