37

379 60 8
                                    

Joaquín acariciaba su vientre mientras miraba como su hijo ponía las cosas de la lista en el carrito de compras, quería hacer una cena especial por el nuevo acuerdo que su esposo había logrado hacer.

Ambos caminaban por la sección de carnes sabía que a su hyung le gustaba el cordero así que prepararía una rica sopa de cordero como unos fideos negros y un rico postre para celebrar.

—Creo que ya es todo papá. —dijo su hijo.

—Bien. —sonrió. —debemos de ir a la pastelería.

El niño asintió y le ayudo a poner las cosas para que su papá pagará al terminar de pagar el niño llevaba las bolsas mientras que Joaquín llamaba a su amigo el cual los iba a recoger para ayudarles con la cena.

Esperaron un rato hasta que un castaño apareció en un auto negro y los saludo.

—¿Por qué hueles a leche de banana y a fresas? —pregunto el omega.

—Yo encontré a mi destinado. —respondio mientras le ayudaba a guardar las cosas. —es muy lindo enseña danza en una academia.

—Me alegro mucho. —sonrio. —me encantaría conocerlo.

—Gracias. —lo ayudo a entrar al auto. —de hecho este fin de semana haré un asado.

—Nos encantaría ir. —hablo. —De todas formas Jaehyun y sus hermanos irán con mis padres a ver a sus abuelos.

—¿No te da miedo dejarlos con tus padres? —pregunto el alfa.

—Mis padres son muy sobreprotectores ni se diga Emilio. —rió. —no deja que nadie que no forme parte de nuestro círculo familiar toque mi vientre. —lo acarició. —a duras penas deja que la doctora y enfermera lo haga.

—Si recuerdo aún cuando me dio un puñetazo en la cara. —hizo un puchero el alfa. —fuiste un mal amigo en dejarme ahí tirado.

—El sueño me gano. —hablo. —pero si no hubiera sido eso no hubieras conocido a Ethan.

—Lo se. —lo vio por un momento. —pero me dejaste en el césped solito.

—¿Papá te golpeó? —pregunto el niño al castaño alfa.

—Tu padre estaba molesto. —respondio el alfa. —que yo fuera amigo de tu padre y que haya impregnado mi aroma en el.

—¿Porque lo hiciste? —lo vio. —Queria comprobar mi teoría y si se cumplió. —miro al omega. —hubiera apostado dinero.

—¿Cual teoría? —pregunto.

—Que tus padres eran destinados. —hablo el alfa. —y sabes tus padres eran tan ciegos que no se daban cuenta de que eran la mitad del otro.

El niño rió ante las anécdotas que el alfa le contaba y le daba gracia ese alfa pues no parecía ser frío,ni enojón más bien le daba gracia ya que se comportaba como un niño pequeño ahora entendía porque su padre a veces se comportaba así ambos compartían una misma neurona

¡Osorio Quiero Otra Niña!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora