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Emilio miraba como uno de sus pequeños era alimentado por su esposo,este estaba sonriendo estaba feliz de que su pequeña manada creciera poco a poco

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Emilio miraba como uno de sus pequeños era alimentado por su esposo,este estaba sonriendo estaba feliz de que su pequeña manada creciera poco a poco.

—Jae ya está por cumplir ocho. —hablo el alfa y Joaquín lo vio.

—Lo se y a decir verdad no sé que va a ser cuando se presente. —suspiro Joaquín.

—el a estado un poco decaído.

—Tal vez es por lo de su presentación. —dijo Emilio mientras le daba un beso en la frente a su esposo. —yo era así cuando era niño.

—¿Hay que hablar con él? —pregunto el omega. —no me gusta que se guarde cosas.

—Si tienes razón. —sonrió Emilio.

—ya se durmió.

—Emilio. —susurro el omega.

—¿Que ocurre? —lo vio preocupado.

—Yo quiero. —fue interrumpido por la puerta.

—Tal vez en otro momento. —sonrió.

Joaquín asintió ya que siempre que quería decirle se veían interrumpidos, además ya casi no tenían intimidad como antes, confiaba en el pálido alfa su lobo lo hacía así que él lo haría también.

Al bajar las escaleras vio a sus dos hijos los cuales habían regresado de estar con sus abuelos Joaquín sonrió y abrazo a su hijo mientras miraba como la pequeña estaba aferrada a su padre el cual sonreía.

—¿Se divirtieron mucho? —pregunto Joaquín.

—Si. —susurro su hijo con la mirada baja.

—Jae tu padre y yo queremos hablar contigo. —hablo Joaquín.

—Ire a dejar a Lia a su habitación. —dijo Emilio. —los veré en la habitación de Jae.

Joaquín asintió y le dio un beso en la mejilla a su hija la cual se escondió en su padre.

—Veo que aún te prefiere. —suspiro Joaquín.

—Pues es mi réplica. —sonrio Emilio.

Joaquín le dio un corto beso en los labios a su alfa y este se llevo a la pequeña, el omega miro a su hijo este parecía ido eso era algo que le preocupaba mucho, se acercó y lo abrazo.

—Vamos no hagamos esperar a tu padre. —sonrió.

El chico solo asintió, al llegar Emilio ya estaba ahí, el hijo mayor de los Osorio se dirigió a la silla y se sentó para ver a sus padres los cuales ninguno decía nada.

—¿Jae hijo que ocurre? —pregunto Emilio.

—No es nada. —nego.

—¿Te están molestando en el colegio? —hablo Joaquín.

—No. —susurro.

—Jae tu padre y yo estamos preocupados si no nos dices que te ocurre no sabremos cómo ayudarte. —suspiro Emilio.

—confia en nosotros.

—Yo. —dijo el chico. —perdón.

 —perdón

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¡Osorio Quiero Otra Niña!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora