XVII: Mejor duérmete Clark

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-Bien, que se quede. Pero que se traiga su cama ella sola- dijo Pietro tirándose de espaldas en la suya.

-Que caballeroso de tu parte...Yo la ayudaré. ¿Invitamos a Visión?-sugirió Wanda y su hermano se sentó rápidamente.

-Si viene no duerme contigo- señaló con el ceño fruncido y Felicia intentó contener una risa al ver su expresión tan seria, pero no lo logró -¿Y tú de qué te ríes?

-De nada, Sonic, de nada- respondió Felicia entre risas -Mejor arreglen entre ustedes sus celos de hermanos, voy a buscar a Visión

La chica salió de la habitación para dirigirse al pasillo siguiente en el que estaba la habitación de Visión. Cuando llegó, tocó la puerta y él la invitó a pasar. Ya tenía puestas las prendas que usaría para dormir.

-Tengo una propuesta y espero que digas que sí- canturreó entrando en el lugar. Él levantó una ceja divertido ante el tono de la chica -¿Quieres venir a dormir al cuarto de los gemelos? Vamos a hacer una pijamada, yo también me quedaré

-¿Y qué sentido tiene dormir en un cuarto diferente si vamos a hacer lo mismo que podemos hacer solos?- preguntó pensativo y Felicia blanqueó los ojos.

-Vis, si sigues buscándole el sentido a todo se te explotará el cerebro- dijo negando con la cabeza -El sentido de una pijamada es que antes de dormir se hacen cosas divertidas, e incluso a veces ni siquiera duermes. ¿Vienes o no?

Visión dudó unos segundos hasta que aceptó.

-Bien, ayúdame a llevar tu colchón para allí- dijo tomándolo de una punta y él de la otra.

Primero se encargaron de llevar las cosas de Visión y luego las de Felicia. Cuando todo estaba en la habitación de los Maximoff, decidieron bajar el colchón de Wanda y juntarlos con los de sus invitados para armar una "cama gigante", como la llamó Felicia.

-Pietro, trae la tuya también- lo invitó su hermana y él negó con la cabeza -Pietro...

-Déjalo Wanda, si no quiere divertirse él se lo pierde- comentó Felicia. Luego giró su cabeza hacia el chico y levantó sus cejas en un gesto rápido desafiándolo. Él solo la miró entrecerrando sus ojos -Tengo helado abajo, ¿me acompañan?

Todos, a excepción de Pietro, bajaron a buscar el helado y unas cucharas en la cocina.

-¿De verdad hace falta tanta precaución para guardar un helado?- preguntó Visión al verla poner un código en una pequeña puerta del congelador.

-Si no lo guardo así, Thor me lo roba cada vez que viene- dijo apoyando el pote en la mesada de la cocina y tomando unas cucharas del cajón.

Al volver al cuarto, Pietro se encontraba sentado sobre su colchón ahora en el suelo junto a los demás. Felicia le dio una sonrisa como de un "te lo dije" y él le hizo una mueca de disgusto.

-Trajimos una cuchara para ti también, ¿quieres?- Visión le ofreció el utensilio cuando todos se sentaron en ronda sobre la "cama gigante". El sokoviano agarró la cuchara sin decir nada y comenzó a tomar el helado junto a ellos.

-¿Y ahora? ¿Qué se hace en una pijamada?- preguntó Pietro cuando el pote se acabó.

-Ahora se juega a algún juego, supongo- dijo Felicia -Pero yo no tengo imaginación, asi que se los dejo a ustedes

-No cruzaré paredes- comentó Visión y todos rieron recordando.

-No sé si esto es un juego pero...-Wanda le tiró una almohada en la cara a Felicia y ella la miró sorprendida sin poder creer lo que había hecho.

-Pagarás por eso brujita

Una guerra de almohadas comenzó entre todos. Risas y gritos de diversión era lo que cualquiera podría escuchar si pasaba junto a la puerta cerrada de esa habitación. Era la primera noche en la que Felicia la pasaba tan bien desde que vivía allí en el edificio. Cuando era pequeña y vivía junto a Fury, no tenía amigos que duraran mucho, ya que se la pasaba en las bases de S.H.I.E.L.D junto a él. Por lo tanto, jamás había tenido a alguien con quien divertirse tanto o hacer pijamadas como esas.

Cuando la pelea de almohadas terminó, todos se acostaron agotados y con un sentimiento renovado de felicidad.

-Esperen, no se duerman que tengo algo para ustedes

Comentó Felicia poniéndose de pie y fue a buscar algo en su habitación. Cuando volvió, trajo tres bolsas de regalo en su mano.

-Esto es para tí Visión- dijo entregándole la bolsa con una esfera dentro de ella.

-¿Otra más? No creo que eso fuera necesario... Pero muchas gracias- sonrió de par en par y luego agitó el regalo.

-Supuse que sería bueno tener una de repuesto- se encogió de hombros y le pasó la siguiente bolsa a Wanda. La pelirroja sacó un llavero con una imagen de la estatua de la libertad -Espero que te guste...

-Es perfecto- sonrió mirándolo y luego abrazó a la chica -Gracias, Felicia

-Y esto es para ti, vengador nuevo- lo apodó como burla a lo que las chicas del Central Park le habían dicho.

Pietro tomó la bolsa y sacó un llavero con la forma de un típico taxi de Nueva York. Comenzó a observarlo con detalle y lo puso en el suelo para jugar con él.

-¿Acaso los llaveros de los trenes estaban agotados? ¿O no querías recordar como casi te caes hoy?- preguntó divertido.

-Ja. Ja. Muy gracioso- él rió levemente y ella negó con la cabeza.

-¿Ahora sí podemos dormir?- preguntó Visión con un suspiro. A diferencia del primer día, Visión había tomado hábitos de los demás que no sabía que podía hacer y comenzó a descansar al igual que ellos. Felicia estaba por responder pero Pietro le ganó.

-No, aún no- se puso de pie y señaló al lado izquierdo de la cama- Tú Wanda duerme ahí, y tú Visión allá- señaló el lado derecho. Wanda blanqueó sus ojos incrédula ante la actitud de su hermano.

-Alguien está celoso- canturreó Felicia junto al sokoviano cuando todos ya estaban acostados apunto de dormir.

-Mejor duérmete Clark, o mañana tendrás los ojos pegados y nadie te podrá despertar

Habían pasado varios minutos desde que las luces habían sido apagadas y en la habitación solo se escuchaban las respiraciones calmadas, cuando Wanda susurró a Felicia preguntándole si estaba despierta.

-Sí... No puedo dormir aún y creo que tú tampoco

-¿Puedo decirte algo?

-Claro, dime

-Eres la mejor amiga que tengo. Gracias por ser tan buena conmigo, me hace feliz que estés aquí- Felicia sonrió calidamente antes de darle una respuesta.

-Y tú eres la mía- la pelirroja soltó una pequeña lágrima al escucharla, aunque eso nadie lo sabría.

Las palabras de Wanda habían marcado a Felicia. Realmente estaba haciendo feliz a alguien, y eso la hacía feliz a ella también. Estaba segura de de que ese era el comienzo de algo bueno entre ellas, y era algo que jamás podría haber imaginado. Ni siquiera cuando Wanda la salvó en Sokovia. Ni siquiera cuando se enfrentaron en el barco en donde un mercenario guardaba el metal más fuerte del mundo. Y ni siquiera cuando la ayudó con sus heridas en casa de Clint. Pero estaba sucediendo, y el sentimiento que tenía en su pecho era irreemplazable para Felicia Clark.

La mañana siguiente se despertaron con la voz de Friday que, por órdenes de Tony, indicaba que debían bajar a despedir a Clint Barton. Estaba por volver a su hogar con su familia, después de unas semanas desde que la batalla había llegado a su fin.

Corriendo | Pietro MaximoffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora