XXXIV: Niña

664 60 16
                                    

Sus labios se encontraron formando un corto beso, pero uno que destilaba amor y calidez a cualquiera que lo presenciara, aunque en realidad nadie les estuviera prestando atención en aquel momento. Pietro sintió que sus pensamientos se nublaban y se convertían solo en ella. En su rostro, en su piel, en su cabello, en sus risas y en sus abrazos. Todo de ella lo hacía feliz. Lo hacía sentir en una comodidad que jamás llenó su vida tanto como aquella.

La sonrisa de Felicia que nadie veía hace semanas, semanas que pasaron mucho más lento de lo que Pietro hubiese querido, había vuelto. Su sonrisa por fin había vuelto. La sonrisa, un gesto tan común en Felicia y que estaba en cada pequeña cosa que causaba algo positivo en ella, un gesto que no mostraba desde ese encuentro en el aeropuerto, por fin había vuelto.

Las frentes de cada uno volvieron a juntarse luego de ese pequeño beso. Ambos con una mano en la mejilla del otro. Lágrimas de felicidad y sentimientos encontrados recorrían sus cuerpos.

-Te quiero, y jamás quiero volver a estar lejos de ti...- esas palabras llenaron el corazón de Felicia, quien asintió aún muy sensible por la situación. "Te quiero", una frase simple, pero que podría generar un impacto muy grande en la vida de alguien.

-Tampoco quiero estar lejos de ti- la voz quebrada de la chica llevó a Pietro a abrazarla más fuerte que nunca.

Clint estaba muy feliz y concentrado en otras cosas como para darse cuenta de la situación que se daba entre Pietro y Felicia. Se acercó para abrazarla y luego pedir que apuraran todo para salir. Ni él, ni ningún otro tenían idea de a donde irían en aquel momento. Se convertirían en fugitivos de la ley, algo que jamás podría haber cruzado su mente años atrás.

Eran héroes, las personas siempre los vieron como aquellos que los salvaban cuando algo estaba mal en sus vidas o cuando el peligro acechaba a la vuelta de la esquina. Sin embargo, ahora las autoridades los veía igual que a los malos. Los veía igual que a unos criminales.

-¿Cómo te sientes, Wanda?-preguntó Felicia caminando junto a ella hacia el helicóptero y colocó una mano en la parte alta de su espalda, para reconfortarla. La chica le regaló la sonrisa más sincera que Felicia podría haber esperado.

-Ahora mejor..-asintió con calma al fin, luego de que sus pensamientos oscuros y llenos de nostalgia desaparecieran con la llegada de Steve y Felicia. Todos subieron al helicóptero, Bucky los esperaba allí dentro.

La aeronave no era lo suficientemente grande como para que todos estuvieran en su máxima comodidad. Pero al fin estaban todos juntos, y eso era lo que importaba. Los gemelos se mantenían unidos en un abrazo fraternal, sin decir una palabra. Aunque no les hacía falta hacerlo, era suficiente si estaban juntos.

-¿Quieres que maneje yo, niña?- preguntó Clint calidamente. Ella hizo un movimiento de negación con la cabeza acompañado por una sutil sonrisa.

-Descansa -sugirió colocándose el casco para sus oídos. Él hizo lo mismo con los suyos y habló nuevamente cuando tomó asiento.

-Creo que ya no eres una niña después de todo...

El comentario de Clint hizo que la sonrisa de Felicia se hiciera más grande al mismo tiempo que hacía despegar el helicóptero. La chica sabía que no era una niña, desde el año anterior venía repitiéndolo a todo el mundo hasta que se cansó de que nadie dejara de llamarla así. Pronto cumpliría 18, podría hacer lo que quisiera con su vida. Hace mucho tiempo, muchos años, tenía muy en claro lo que sería de ella. Quería estudiar y convertirse en veterinaria, bombero, policía, o cualquier cosa que implicara ayudar a alguien más.

Todo eso quedó en el pasado luego de que Hydra la secuestrara. A partir de ese momento, todo cambió para ella. Comenzó a moverse entre los agentes de S.H.I.E.L.D y se formó el grupo de los Vengadores. Un grupo que, dentro de lo que ella consideraba, cumplía los valores que la chica buscaba mantener en su cotidianidad. Luego de tantas cosas que pasaron, Felicia ya no era una niña. El hecho de que Clint comenzara a reconocerlo, la hacía sentir satisfecha.

Felicia se dirigió hasta la casa de los Barton, produciendo el reencuentro tan esperado de la familia. Laura les agradeció fervientemente por llevar a su esposo hasta allí. Y sobre todo, por rescatarlo sano y salvo. Luego, hicieron lo mismo con Scott, quien estuvo muy contento de ver a su hija Cassie, aunque sea entre las sombras y escondiéndose otra vez de las autoridades. La siguiente parada fue un lugar muy alejado y bastante exótico, comparado a lo que ellos acostumbraban visitar. Wakanda era un país muy escondido del resto del mundo, pero lo bastante cautivador como para que los gemelos desearan visitarlo nuevamente.

-¿Estás seguro de esto?- preguntó Felicia con una nota de preocupación metiéndose en su garganta. Dejar a Steve junto a Barnes allí, y luego saber que él no tendría a su compañero porque deseaba ser congelado nuevamente, no era una idea muy atractiva.

-Si de algo te sirve, confío en las decisiones de Bucky- respondió Steve. Ambos hablaban apartados de los demás, quienes conversaban con el Rey T'Challa.

-Solo quiero que estés bien- apretó sus labios. Él asintió con una sutil sonrisa en su rostro.

-Te escribiré muy seguido, asi que espera mis cartas. ¡Y ya deja de pensar en los demás! Regalate un poco de tiempo para ti misma, Felicia... -luego de ese consejo que Steve venía guardándose hace mucho, le dio una pequeña flor amarilla que había recogido del jardín para ella. Se despidieron con un largo abrazo. A ninguno de los dos le agradaban las despedidas, y jamás estarían seguros de cómo hacerlas.

Buscar un lugar en donde quedarse, esconderse y además ocultar un helicóptero, suponía una tarea muy complicada para los gemelos Maximoff y Felicia. Aunque con un poco de ayuda de algunos contactos, nada podría ser tan difícil, ¿o sí?.

-Coulson está esperandote en Edimburgo. Tiene un escondite para ti y los Maximoff

-¿Coulson? ¿Sigue trabajando en S.H.I.E.L.D?- inquirió de ceño fruncido a través de su celular -Creí que había muerto cuando Loki estuvo en la Tierra, o quizás los rumores fueron falsos...¡Sabía que no debía confiar en Ryan!- hizo referencia a uno de los agentes con el que se molestaban mutuamente.

-Creo que Ryan no siempre miente. Supongo que no soy el único al que declararon muerto y renació... -no dio tiempo a que la chica respondiese algo, ya que conectó la otra frase al instante -Es bueno escucharte, me gustaría que te acomodes pronto. Te llamaré

Felicia sabía que la comunicación ya se había cortado, pero aún así quiso volver a hablar.

-Gracias, Fury

Llegar a Edimburgo junto a Pietro y Wanda, sabiendo que tenían donde quedarse, producía una sensación de seguridad. Una sensación que se mantuvo ausente durante mucho tiempo para todos. Una sensación que esperaban se extendiera a un período mucho más largo.

-Supongo que volverás al ruedo pronto, Felicia- comentó el Agente Coulson luego de mostrarles la pequeña, pero cómoda, casa que habían preparado para ellos.

-No me esperen. Creo que me tomaré un tiempo más luego de todo esto- él asintió con el típico aspecto de satisfacción en su rostro -Además, creo que el que está volviendo al ruedo es otro -canturreó con diversión.

-Es una larga historia que te contaré cuando tus amigos no estén escapándose de las autoridades- sonrió colocándose sus lentes oscuros antes de salir hacia fuera de la vivienda -Fue un placer conocerlos, Wanda y Pietro

Corriendo | Pietro MaximoffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora