Twenty Five

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A LA MAÑANA siguiente, cuando bajó con jisoo a la cocina, la primera cosa que JunMyeon a vio fue un cheque a su nombre en la banqueta, con justo el doble del dinero que el día anterior SeHun le había ingresado en su cuenta.

No sabía si sentirse enfadado o dolido. Agarró el cheque y lo estrujó, tirándolo contra la pared. Inmediatamente escuchó a Yuqui detrás de él hablando entre dientes.

—¿Desea que limpie eso, Xiānshēng? —preguntó Yuqui mirando la bola de papel.

—No mi Shúnú. —contestó JunMyeon arisco, sin darse cuenta de que lo hacía en chino—. Ya me encargo yo.

Yuqui se le quedó mirando, haciendo unas extrañas muecas con la boca.

—Te lo debería de haber dicho antes. Entiendo y hablo chino. —le dijo JunMyeon con un suspiro.

—El señor SeHun no me lo había dicho. —dijo Yuqui, frunciendo levemente el ceño.

—El señor SeHun no lo sabe. —repitió JunMyeon.

—¿No se lo ha dicho? —los oscuros ojos del ama de llaves echaban chispas.

—Hay muchas cosas que no le he dicho. —contestó JunMyeon, volviéndose a mirar a jisoo—No le he dicho muchísimas cosas.

—El señor SeHun me ha dicho que le diga que tiene algunos negocios de los que ocuparse. —explico Yuqui confundida—. Llegará a tiempo para que todos nos marchemos al aeropuerto.

—Xièxiè, Yuqui. —dijo JunMyeon, dirigiéndole a Yuqui una titubeante sonrisa.

—Será un buen marido. —dijo Yuqui tras unos segundos—. Debe darle tiempo. Todavía está llorando la muerte de sus seres queridos; no está bien. —Yuqui miró a la pequeña—. Jisoo es una niña tan guapa. Ha traído alegría a la vida del señor SeHun.

—Es mi vida, ¿a que sí, jisoo? —dijo JunMyeon, besándole los deditos a su sobrina.

—Es usted un padre maravilloso. —dijo Yuqui sonriendo—. Nadie lo podría dudar.

JunMyeon estaba sorprendido por aquel cambio de actitud del ama de llaves, ya que durante días había sido muy hostil con él.

—Lo han llamado por teléfono mientras que estaba en la ducha. —le dijo Yuqui.

—¿Ah? —JunMyeon se puso nervioso.

—No quería que su teléfono móvil despertase a jisoo a, así que respondí a la llamada. —el ama de llaves hizo una breve pausa—. Espero que no le moleste.

—No. —dijo JunMyeon tragando saliva—. No, claro que no me molesta. —JunMyeon se esforzó para parecer calmado —¿Quién... quién era?

—Un hombre, pero no me dijo quién era. Por un momento pensé que era usted. —razono Yuqui—. Me asombré, de verdad. Su voz sonaba tan similar a la de usted...

—¿Dejó... algún mensaje?'—preguntó JunMyeon rápidamente.

—Dijo que volvería a llamar en otro momento. —recordó la ama de llaves.

—Xièxiè. —susurro intranquilo.

Hubo otra pequeña pausa en la conversación.

—El señor SeHun me ha ordenado que la ayude a hacer su equipaje. —añadió Yuqui ya más amable y cariñosa.

—Está bien, Yuqui. Me las puedo arreglar solo. De todas maneras, no tengo muchas cosas que llevarme. —murmuro JunMyeon apenado.

—Si le puedo ayudar con alguna cosa, Xiānshēng Oh, sólo tiene que decirlo. Será un placer, se lo aseguro. —le dijo con sinceridad.

No soy ÉL -SEHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora