Capítulo 26

1K 128 43
                                    


Capítulo 26
Como confesarle a tu amigo que realmente no eras novio de su mejor amigo y que no te mate en el intento.

Capítulo 26Como confesarle a tu amigo que realmente no eras novio de su mejor amigo y que no te mate en el intento

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Sero no era ningún cobarde. El enfrentaba por problemas de frente y se atenúa a las consecuencias que eso traía. Siempre fue así. Si el hacía algo más lo reconocía y lo aceptaba. Si debía pedir una disculpa lo hacía. Por que así le había enseñado su mamá.

No era descortés o grosero, y si lo era lo corregía. Era amable, era atento. Ayudaba a las mujeres mayores a cruzar la calle y regaba las plantas de su vecina de a lado cada que salía de viaje. No había cosa que no pudiera hacer, no había persona a la que no le agradará, por que el era el tipo de chico que nadie podría odiar. O eso creía. Hasta que conoció a Bakugo Katsuki.

Un chico explosivo por decisión o naturaleza, cosa que aún no lograba descifrar. Que quizá no era muy alto pero lo suficientemente capaz de matar a alguien si quería, y de ahuyentar a quien quiera. O al menos mandarlo al hospital. Y aunque el fácil podía golpearlo, su respeto hacia el era mayor. Era alguien de cuidado, alguien con quien no debía meterse.

A parte de que la última golpiza por parte de Bakugo se sintió demasiado doloroso, demasiado. Y se lo merecía, no se haría el santo y fingiria que no, por que si, se lo merecía. Había hecho llorar a Shoto. El chico más lindo y sexy que alguna vez en su miserable vida había conocido.

Ahora. El nuevo problema era el siguiente. Shoto y el eran novios de manera oficial, como, novios de verdad. De esos que no fingen y realmente siguen siendo novios en la intimidad. Que no se sentía diferente a antes, solo era nuevo, se sentía mejor, ya no existía ese dolor constante en su pecho cada que pensaba en decirle que lo amaba. Ni pensaba en sí tomar su mano estaría bien, solo lo hacia. Cada que pensaba en que debía ser cauteloso al amar a Shoto.

Pero ahora podía decirlo. Habían pasado dos semanas. Dos semanas en las que su novio prácticamente se mudo con el, en las que había visto mejor que antes como era vivir con él. No sabiendo dónde poner los platos, o preocupándose si llegaba tarde a casa. Limpiando solo por que estaba aburrido y ordenando, por fin, su gabinete de baño.

Ellos no lo habían externado, el hecho de que querían vivir juntos, pero parecía así, Shoto casi había vaciado su armario en el departamento de su hermano. Y había traído sus cosas de escritorio.

Otra cosa de la que se dio cuenta es como estudiaba. Mordía los lápices al no entender algo y tararea a victorioso al contestar bien. Gruñia bajito si es que tenia hambre o estaba aburrido y tocaba sus cienes si estaba estresado. Bailaba cuando podía, y a veces hacía estiramientos mientras hacía cualquier cosa.

O como ese mismo viernes, que fue su cumpleaños, sonrió al ver el pastel y al intentar soplar las velas se lleno la cara de glaseado. Comiendo toda su rebanada de pastel de chocolate como un niño pequeño, con la sonrisa más grande que había visto en su rostro. Iban a celebrar con sus amigos pero al final Shoto decidió que sólo quería hacer eso.

ClichéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora