Cuento de hadas inconcebible { KookJin }

10. ❛Sugestión inconclusa❜

—¿Y entonces, por qué me llamaste? Te oí agitado —Jaehwan masticó una mandarina que se había encontrado en la barra de la cocina—. Por cierto, pareces un mapache. ¿Hace cuánto no duermes bien? —frunció el ceño.

Jin, nervioso, mordisqueaba sus uñas.

—Desde que me enteré que estoy embarazado —confesó—. Y no era tan terrible, en serio..., al menos no hasta que cumplí los tres meses. Mi cuerpo está..., raro —hizo una mueca, elevando las cejas como si de ese modo pudiera hacer ver su punto. Jaehwan no lo entendió. Impasible, volvió a tragar otra mandarina de un mordisco.

—Raro cómo —instó.

Seokjin se removió en su sitio, sofocado.

—Tú eres ginecólogo, tú dime —musitó por lo bajo. Jaehwan elevó una ceja.

—Soy ginecólogo, no adivino. Dime tus síntomas y te daré una explicación —replicó suavemente, como si se lo estuviera haciendo saber a un niño y no un adulto de veintisiete años—. ¿Náuseas, vómitos, cólicos, vértigo? —insistió al ver que el omega no decía nada.

—No, no..., es que yo- —se calló, procesando lo que estaba a nada de confesar— He estado teniendo sueños húmedos todos los malditos días —y miró sus muslos, derrotado—. En serio, desde mi adolescencia no me sentía tan..., indispuesto. He tenido que lavar mi ropa interior y cambiar las sábanas todo el condenado tiempo. ¿Es normal?, ¿y si es así cuánto más va a durar? Ilumíname, no es gracioso tener sueños con el idiota de-

—¿El idiota de? —insistió el médico al ver que su amigo no terminaba la frase. Kim lo repasó con disgusto. ¿De todo lo que le había dicho sólo se enfocaba en eso?— Anda, cuéntame. Si vas a largar el chisme, lárgalo todo —y sonrió inocentemente.

—El padre de la criatura —balbució.

Jaehwan silbó.

—Wow, parece que la follada te dejó loco —bromeó. Seokjin gruñó en su lugar—. Bueno, primero que nada, sí es normal. Tú lo dijiste, estás entrando en el segundo trimestre de tu embarazo. El libido se dispara con fuerza después de que tu cuerpo haya asimilado que hay un bebé en su interior —indicó con el dedo índice, disfrutando de su tercera mandarina—. Si no tratas de trabajar con eso por tu cuenta tendrás eyaculaciones nocturnas todo el tiempo —hizo una mueca—, creo que podrías intentar liberándote antes de ir a la cama. ¡Ah, o también podrías pedirle ayuda al querido ''padre de la criatura''! —citó con diversión, ganándose un chillido del omega.

—¡Mierda, cállate, no sueño con él porque quiera, ¿sabes?! ¡Es sólo mi idiota omega comportándose con obscenidad! —exclamó ruborizado.