21. ❛Películas y malas rachas de infancia❜

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—Creo que no estás entendiendo —detuvo Jungkook, enfocado minutos después—. No son quiénes para decidir eso. Yo sólo he venido a informarles en caso de que tuvieran alguna intención de relacionarse con mi hijo desde antes de su nacimiento —replicó, mucho más conciso de lo que había estado instantes previos al griterío—. No una opinión, no soluciones a su orgullo herido. Jin va a tenerlo y ambos cuidaremos de él o ella —concluyó, mandíbula tensa y ojos fruncidos. Seokjin apreció silenciosamente el movimiento repetitivo de su quijada aflojando y apretando. ¿Era consciente de eso o sólo buscaba canalizar su molestia de algún modo?



Tras un intercambio de miradas furtivas y apesadumbradas, el padre de Jungkook por fin cedió.



—Taehyung debe ser un santo si está dispuesto a perdonarte algo así, honestamente —rio amargo—. Esto es un circo, me voy a dormir —terminó, volteándose para abandonar el salón. Jin cerró los ojos.



—Será mejor que se retiren —musitó esta vez la mujer, una sonrisa vacía mostrándose antes de optar por comenzar el mismo camino seguido instantes atrás—. Él tiene que procesarlo.



Jungkook chistó con la lengua.



—¿Y entonces qué?, ¿soy el peor hijo del mundo otra vez? —escupió venenosamente, humillante, degradado, parcialmente molesto, potencialmente resquebrajado. La puerta del alma consultaba con temor si había hecho algo mal, y sólo Jin parecía ser consciente de lo mucho que empatizaba con él. Ver a Jungkook, demandando respuestas en un ataque agresivo, era tal como verse a sí mismo implorando por atención de sus padres cuando aún vivía con ellos. Esa necesidad de ocultar la debilidad que recorría cada esquina de su cuerpo, que lo delataba con la intención de hacerle saber a todo el mundo que estaba jodidamente roto y que sólo quería ser lo suficientemente bueno para las dos figuras de apoyo que más amaba en el mundo.



Y sin importar qué.



Nunca estaría a la altura de lo que ellos anhelaban.



—Ve a casa, Kook —suavizó la mujer, intentando ser comprensiva.



Pero Jin creía que no estaba intentando una mierda.



Dejarlo con la incertidumbre de haber hecho algo malo..., de no saber qué hacer para mejorarlo.



Wow, el peor castigo que un padre podría hacerle a su hijo.









Cuento de hadas inconcebible { KookJin }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora