33. ❛Infidelidad❜

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—Yo..., te mentí —confesó Seokjin, relamiéndose mientras miraban el techo. O al menos ese había sido el panorama hasta que sintió a Jungkook analizarlo fijamente—. N-no estaba enfermo —volvió a intentar y mordisqueó sus labios, tímido. Unos segundos fueron todo lo que bastó para que se desconcentrara y se aterrara un poco. ¿Ablandaría el corazón del alfa después de decirle que sólo quería recibir mimos y cariño de su parte? ¿Se oiría como un mocoso consentido? ¿Pensaría que ha estado dándole demasiadas libertades y por esa razón eso y aquello se habían transformado en esto?



—Bueno, eso es evidente, cariño —rodó los ojos y la sorpresa en la mirada asustadiza de Jin fue obvia. ¿Por qué había esperado que la mentira de Jin, el ser humano más honesto que había conocido hasta la fecha, fuera más terrible? Por Dios, la pequeña mierda incluso se había visto alarmado cuando Jungkook se ofreció a llevarlo al hospital para que verificaran que todo estuviera bien—. Dudo mucho que hubieses podido saltar sobre mi polla así si hubieses estado realmente enfermo —tarareó tranquilamente, inclinándose sobre el velador para recoger su teléfono y ver la hora.



Seokjin empalideció y enrojeció al mismo tiempo, pero aun así continuó después de agradecer que el alfa estuviera demasiado ocupado en bajarle el brillo a su celular como para enfocarse en su reacción—: M-me sentía mal por lo de ayer —su lengua se trabó y no supo si adjudicarlo a la vergüenza por las palabras de Jungkook, a su naturalmente torpe boca o a la ausencia de voz en su garganta. Hasta hace un par de minutos creía que quedar afónico era una exageración, pero Jeon había lucido tan complacido y tenso cuando sus gimoteos iban en aumento que..., bueno, no pudo evitar forzar un poquito más la voz. No gritos, realmente. Esto era sólo él siendo un omega intentando actuar seductor. No supo si funcionó. Quizá el pene de Jungkook podía hablar por ambos, pero ahora se sentía seriamente adolorido y abochornado. Forjar sus cuerdas vocales para sonar más acaramelado era algo que no se habría imaginado hacer por Jungkook—. No lo sé, fue una sensación extraña. Malditamente raro —se acongojó, no sabiendo qué más decir para hacer ver su punto. No era un sentimiento que lo hubiese arrullado antes. Era como si su cuerpo supiera que había un alfa al que recurrir, lo cual era estremecedor y urgente en muchos modos.



—Ya sabía —Jungkook escondió el teléfono bajo la almohada cuando leyó que eran las cuatro y media de la mañana. No quería saber cuánto tiempo estuvieron metidos en su burbuja, pero ahora sabía que había sido suficiente tiempo como para entumecerle los muslos. Con algo de suerte no le daría un calambre durante la tarde. Se había dejado llevar demasiado en medio del placer como para reparar que debía ser cuidadoso con su propio cuerpo.



—¿Qué? —arrugó las cejas, fruncido. De acuerdo, eso no se lo esperaba.



—Estaba esperando que me llamaras —avisó con obviedad—. También estuve al pendiente, si te tranquiliza saberlo. Estuviste expuesto a feromonas de un omega dominante enojado, Jin. Creo que es bastante razonable que te hayas sentido amenazado —argumentó, subiendo las mantas para tapar mejor al susodicho. ¿No estaba demasiado descubierto? Si se enfermaba no sería él quien se hiciera cargo.



—No fue tanto como..., sentirme amenazado —musitó, apenas atento a la naturalidad con la que Jungkook lo estaba acurrucando cerca suyo. ¿Esto era lo que la gente llamaba actitud postcoital cariñosa? Jodidas hormonas liberadas después del sexo—. Me sentí feo, es todo. Como, ya sabes, ¿no soy lo suficientemente bueno? O algo así. Sólo- basura.

Cuento de hadas inconcebible { KookJin }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora