Cuento de hadas inconcebible { KookJin }

25. ❛Un omega roto❜

—Lirios —se respondió solo el moreno, recibiéndolo con honesto asombro—. Muchísimas gracias, Jin.

—Lamento la simpleza. Juro que iba..., tenía pensado tejerlas. Algo más duradero y menos injusto, tal vez —fundamentó inteligentemente, apenado. Lo cierto era que sí las había terminado, pero su vergüenza había sido mayor y más cuando Jungkook lo observó como si se estuviera comportando como un demente mientras las envolvía en papel de regalo. ''¿No crees que es demasiado para la primera cita?'' había dicho, y Jin se había resignado a conformarse con la segunda. Todavía tendrían más salidas, ¿no? Aunque ciertamente había arruinado la intención de la primera—, pero la invitación fue tan abrupta que no tuve el tiempo para terminarlas todas. La próxima ocasión estarán para ti, así que acepta esto mientras tanto —musitó, halagado de su propia contestación beneficiosa.

—Eso es muy..., bonito, Jin. —''¿Namjoon, qué haces en la puerta?'' se oyó desde adentro. Jin alzó las cejas con curiosidad, sus ojos brillando con entusiasmo. ¿Algún familiar?— Sí, esto es de muy mala educación —confirió para sí mismo, rechinando los dientes—; pasen, por favor —resolvió, haciéndose a un lado para dejarlos entrar. Jin fue el primero en escabullirse, mirando asombrado el enorme lugar. Sonrió tontamente. Namjoon tenía buen gusto con los interiores de hogar. ¿Tal vez ellos podrían permitirse una casa así de bonita?

—Disculpa la intromisión. Jungkook quería cerciorarse de que llegara en buen estado, y me dijo que sabía dónde vivías. Henos aquí —dijo el omega sin contención de emoción alguna en sus palabras. Todavía no empezaban y ya se sentía partidario del júbilo.

—¿Nam, son tus amigos? Oh, es Kookie —saltó la misma voz que antes. Esta vez surgió mucho más fina y delicada que antes, quizá por la ausencia de profundidad. Jin se volteó en dirección al hombre que acababa de hacer acto de presencia, sonriéndoles vacíamente.

—Ah, sí —el alfa restregó su rostro con cansancio, volteándose hacia Jungkook como si quisiera transmitirle algo con la mirada—, Jungkook ya lo conoces. El que lo acompaña es Jin, está en espera y Jungkook es el padre. Ambos han estado asistiendo a mi consulta —rectificó aunque nadie le hubiera pedido que lo hiciera. Jin, algo apocado y avergonzado por lo consciente que parecía ser Namjoon de ese hecho, se regresó hacia la persona que los miraba con curiosidad—. Jin, él es Yeonjun, él es mi- —se detuvo, inseguro de si continuar hablando.

—Buenas noches, a ambos —respondió el omega por cuenta propia, sus ojos opacos mientras iban a parar a Seokjin y luego a Jungkook—. Mucho tiempo sin verte por aquí, Kook. ¿Cuándo tendremos una cita doble? Sabes que siempre es un encanto para mí hablar con Taehyung —resolvió con simpatía, sonriendo apenas. El alfa le correspondió la amabilidad, asintiendo.

—Cuando quieras, por supuesto —regresó su vista a un confundido Jin.

—¿Tal vez en esta ocasión decidiste ampliar tus horizontes? —dijo sin quitarle la vista a Seokjin, que cada vez entendía menos.