36. ❛Sexo del bebé❜

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—¿Nada a tener en consideración?, ¿volver a traerlo en una o dos semanas más? —preguntó Jungkook, que era el único quien lucía escéptico. Jin no pudo verlo del todo debido a que estaba de espaldas, pero podía escuchar perfectamente que la voz de Jeon se había tornado extraña y nada propia en él. Era como si..., oh.



—No, cariño, todo está super bien. Si llegan a tener complicaciones pueden hablar con mi secretaria para que les haga sobrecupo, o si tienen alguna duda pueden llamarme o enviarme un correo. De cualquier modo, están en lista de prioridad debido al estado de Seokjin, así que siéntanse tranquilos sabiendo que tienen toda mi atención y ayuda posible —sonrió dulcemente, ignorando el mar de líquido salado que era el alfa más alto. Tan grande y llorón.



Jungkook asintió lentamente, apretando los labios y formando inconscientemente un puchero. La mujer exhaló profundamente conmovida, deseando acercarse para abrazarlo y palmear su espalda, pero en su lugar se acercó a su mesa de vidrio y le entregó pañuelos desechables. El alfa los recibió, su orgullo magullado.



—¡Hiciste esto la vez pasada también! ¡S-sólo creció! —chilló Jin, incluso si sus ojos compartían el sentimiento del hombre; aun así no dejaba de ser vergonzoso llorar en frente de otra persona y no podía imaginarse lo difícil que debía ser para el alfa. Él estaba acostumbrado a ser un llorón de primera, ¡el alfa no! Suspiró un poco ansioso, sin quitarle la vista de encima y todavía demasiado afectado por las feromonas afligidas que destilaba el hombre. Era increíblemente dulce. No era justo que un hombre tan malo y vanidoso como Jungkook pudiera estar llorando debido a un par de imágenes y sonidos, ¿verdad? No era justo que un hombre así de tierno y sensible no fuera suyo; que no pudiera agarrarlo y estrecharlo hasta el cansancio, repetirle todo el tiempo que estaban bien tanto calabaza mamá como calabaza bebé.



Jeon no dijo nada en respuesta, sólo se avecinó y reclinó sobre la camilla, inspeccionando a Seokjin en busca de aceptación antes de besarle la panza todavía tibia por el fluido semisólido. Seokjin se sobresaltó ligeramente, observando a la mujer con un poco de bochorno antes de tratar de apartar al empalagoso alfa. Para ella por supuesto que sería extraño ver semejante escena cuando la ocasión anterior habían venido con la pareja de uno de ellos. Para empezar, ¿por qué no había llamado a Taehyung? Ah, sí, ¿cómo podría ver a su mejor amigo cuando la noche anterior había tenido un revolcón con su futuro esposo? Pero al menos ver a esos dos de empalagosos y festejando a su bebé era mucho..., más genial que esto, ¿no? Jeon no tenía por qué ser un caramelo con él; pensaba que ya habían superado esa barrera y lo dejarían ser. Aparentemente, no, no lo habían hecho. Si hubiera sido el caso, no estaría fantaseando tanto con la idea de arrullar a Jeon para sí mismo— ¡Jesucristo, Jungkook, todavía tengo algo de gel! —regañó con nerviosismo, pero no fue escuchado. De hecho, pareció incentivar la naturaleza curiosa y terca del contrario, que apretó la panza ajena como si no le provocara verdadero conflicto que sus manos se ensuciaran. Dejó un par de estruendosos besos en la zona y se estiró hacia el rostro del omega para mirarle cariñosamente, agradecido y todavía vidrioso; previo a depositar un certero beso de devoción en su frente. Sus ojos se veían rojos, la punta de su nariz igual, su expresión... santa mierda. Esto era lo que llamarían un alfa roto de amor.



Jungkook realmente debía amar a la criatura que estaba en su vientre.

Cuento de hadas inconcebible { KookJin }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora