CAP 17 No te vallas

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"Perdón por no haberte abrazado más fuerte. Pensé que te volvería a ver."

[Erick Recinos]

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Siento que me falta el oxígeno, el aire se vuelve denso y creo que puede cortarse con un cuchillo, todos en la sala estamos mirando a la puerta con ojos abiertos. No esperaba verlo aquí mucho menos con ese aspecto de mala muerte: parece cansado y acabado.

¿Cómo llego a eso en unas semanas?
¿Tanto tengo sin verlo?

Estoy no me gusta, la desaparición de Eiden y la presencia de Elden en la casa no es buena, algo anda mal, muy mal necesito hacer algo pero ¿Qué? No tengo fuerza y mi poderes son incapaces de manifestarse hasta que haga el ritual de invocación en luna llena, soy completamente inútil, solo soy una carga para la demás, lo único que puedo intentar hacer es...

>>No lo hagas<<

¿Una voz? Pero no es ninguno de los chicos tampoco reconozco esa voz de otro lado, entonces ¿Quién es? ¿Ya me volví loca?

Vuelve a repetir esta vez con más urgencia y decido por alguna razón hacerle caso y quedarme en mi lugar sin moverme. Justo en ese momento detrás de Elden se alza una sombra que lo toma desprevenido y consigue inmovilizarlo. No sé si sentirme aliviada o preocupada, Eiden parece otra persona mientras somete a Elden a su voluntad: sus ojos dan miedo y la sonrisa en su rostro me pone nerviosa, como si disfrutará del dolor que experimenta Elden al retorcerse entra el agarre infranqueable.

Le romperá el brazo.

¿Por qué nadie hace nada? No puedo permitir... Mi cuerpo se mueve sin mi consentimiento pero es detenido por un brazo más fuerte que se aferra a mi hombro infliguiendo presión. Es Erick. Jamás lo había visto tan serio en mi vida.

–—No te acerques a él, es peligroso.

Frunzo el ceño sin entender, como me puede decir que no me meta si está apunto de romperle el brazo, literalmente, es ridículo. El grito de Elden me hace verlo y tengo que recordarme que es mi enemigo.

–—No puedo permitirlo...

Me suelto de su agarre y corro antes de que alguno me atrapé.

–—¡Alayna, no! –—grita en desesperación Brandon–—no le toques, no sabemos que puede hacerte.

–—Entonces, lo descubriremos.

Tocó el brazo de Eiden con el mantiene sumiso a su presa, sus ojos de un dorado profundo se clavan en mi dejándome sin aire, pero no es el cambio de color lo me que me hiela la sangre sino el dolor y la rabia que refleja en ellos. Está sufriendo. Tiene rabia. Parece un animal salvaje con esa mirada afilada y esa expresión de matón. Si doy un paso en falso mi vida podría correr peligro.

Trago en seco.

Con un rápido movimiento le disloca el hombro a Elden quien chilla y se retuerce en el suelo apenas es liberado de su prisión. Eiden es más rápido cuando me toma del cuello y me alza, dejando mis pies en el aire y poco oxígeno en mis pulmones; la vista se me nubla por las lágrimas pero no expreso mi dolor, me mantengo neutra y eso parece enfurecerlo porque aprieta más su agarre haciéndome chillar.

–—¡Eiden, basta, la vas a matar!

Los chicos le gritan pero no soy capaz de saber quién dice que. Mis ojos atentos a la fiera salvaje de ojos dorados frente a mi, estoy loca eso es seguro, pero a pesar de la situación no puedo evitar sentir las ganas de cuidarlo y sobre todo una inmensa curiosidad hacia esos ojos que parecen insatisfechos con mi poco dolor.

Corazón De FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora