"A veces la curiosidad, termina siendo nuestro mayor defecto"
(Eiden)
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Camine con premura con unos cuantos tragos en mi sistema que me daban el poder del frenesí y olvidaba por completo lo peligroso que había sido irme sola de ese club a las tres a la mañana sin ningún tipo de acompañante más que los angeles de la guardia que seguro me estarán odiando por tentar así mi suerte, ¿Pero que debí hacer? ¿Quedarme ahí hasta que el sol saliera? Sí, era una mejor opción pero como dije antes las copas que me tomé no son buenas para razonar.
Caminé sola por la calle sudando preocupación y respirando el frío del ambiente. Por alguna razón desde que salí del club tenía el presentimiento que alguien me seguía pero por más que volteara nunca veía nada, solo mi sombra, la calle desierta y oscuridad en todos los lados posibles. Era terrorífico solo de ver, parecía una de esas películas de terror dónde asesinan a la primera víctima por estúpida. Seguí mi camino pero los basureros cayeron a una cuadra de distancia y me hicieron estremecer, no voltee no quise hacerlo, en las películas de terror quien voltea pierde y yo no estaba dispuesta a morir, así que corrí con todas mis fuerzas, los pulmones fallandome por el maratón y mis piernas llorando por un descanso. No sé cuándo me detuve pero lo cierto es que ese fue mi peor error; DETENERME.
Fue tan rápido que apenas pude procesarlo, lo único que sentí fue la mano de alguien el doble de grande que yo tapando mi boca ahogando los gritos desesperados que se morían por salir de mi garganta, pero el desconocido no me dió tregua y casi al instante sentí un dolor en el vientre que me mareo, me retorcí y grite pero apenas tenía fuerza. El desconocido me soltó y me dejó tumbada en medio de la calle boca abajo, como pude alcé la cabeza y lo ví; la mitad de su rostro tapado por un cubre bocas, esos ojos negros reflejando satisfacción, mientras sus ropa se camuflaba perfecta con la oscuridad. Y lo único que pensé en ese momento fue que quería era hacerlo pagar por meterse conmigo.
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Desperté por el sonido de la puerta al abrirse, me incorpore al mismo tiempo en que el doctor corazón, apodo creado por su mayor fan, entra con una sonrisa de boca cerrada y su típica bata blanca que le daba un aire seductor y profesional. Se sienta en la silla a un lado de la cama y me mira impaciente.
–—Hola, Alayna ¿Cómo te encuentras hoy?
Hasta su voz profesional era un sueño.
–—Bastante bien, casi ni siento la herida de mi vientre.
Asiente, revisando unos papeles en una carpeta azul rey.
–—¿Te importa si te chequeó?
A mí hazme lo que quieras, guapo.
–—Claro, no hay problema.
Se pone manos a la obra, primero revisa mi vista y mi garganta, hacemos ejercicios de respiración y luego chequea mis reflejos. Y en todo ese momento que estuvo tan cerca de mí su olor avellana me mantuvo sedada como una idiota enamorada hasta que me priva de su cercanía, fue cuando desperté de mi sueño y lo mire ceñuda por la distancia, la cual no era mucha pero igual me molestaba quería que se acercará.
–—Revisaré tu herida –—anuncia con tranquilidad.
Me mantengo impasible mientras me subo la bata de hospital y dejo al descubierto mi abdomen dejando a la vista, su vista, la herida vendada en mi vientre. Primero la tantea y me pregunta si siento algún dolor lo cual niego, luego se dedicó a solo cambiarme el vendaje.
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Corazón De Fuego
FantasíaCuando la traición te abraza es porque el traidor camino contigo... Mi destino fue escrito incluso antes de mi nacimiento quedando sellado sin mi consentimiento, atrapada en leyendas que se vuelven realidad y en amores trágicos pero hermosos; un ver...