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— ¡Debes parar ésto ahora mismo, (N)! — la regañó su papá, estando de pie frente a ella firmemente.

— No — respondió con su ceño fruncido a más no poder.

— ¿Cómo que no?... Te terminarás haciendo daño tú misma y a esa chica que no tiene idea de lo que está ocurriendo... ¿Si puedes entender eso? — el hombre de gran tamaño estaba comenzando a frustrarse por no poder hacer que su hija entrara en razón.

Por más molesta que estuviera (N) con el chico de la trenza, siempre lo defendería y se negaría a alejarse de él.

— Me voy de aquí, papá... No tengo más nada que hablar contigo — giró sobre sus talones y se fue a paso calmado, ignorando olímpicamente a sus hermanos, quienes la miraban entre molestos y decepcionados.

— El día que él te haga llorar, no quiero quejas cuando le esté reventando la cara a golpes — dijo Ivan con una notoria venta de molestia resaltando en su frente, mientras sujetaba el brazo de la chica — a mí me importa una mierda lo que le suceda a la chica esa —.

— Iván, no digas idioteces — reprendió el segundo mayor. Alexei había dejado atrás su tranquilidad para darle paso a la molestia, aún así, debía dejar que su hermana tomara sus propias decisiones, por muy malas que sean, ella ya no era la niña pequeña que los seguía a todas partes. Ahora debía enfrentar sus propios problemas y si era necesario estrellarse para aprender la lección, pues no sé iba a meter en eso.

— Idioteces las que está haciendo el imbécil ese... Y luego de haberle dado un lugar en la familia — soltó un fuerte resoplido, aún apretando el brazo femenino — escúchame una cosa, mocosa... Tengo casi diez años más que tú, por lo tanto, más experiencia... El cuento de hadas que se creó tu cabecita de niña ingenua se irá a la mierda cuando le dejes de dar lo que él quiere de ti, una relación seria entre ustedes no va a funcionar aunque trates de forzarlo ¿O se te olvida cómo lo conociste?... ¿Que te hace pensar que no hará lo mismo contigo?... — la miró directo a los ojos.

Sin decir palabra, se soltó bruscamente del agarré realizado por el mayor de sus hermanos y los miró a todos con una mirada que claramente les ordenaba no meterse en sus asuntos.

El portazo en la entrada les dió a entender que ya había salido de la enorme casa, dispuesta a irse a quien sabe dónde.

— Iván, cálmate — pidió Jasha mirando a su hermano, quien temblaba ligeramente y tenía una acumulación de lágrimas en el borde de sus ojos. Iván estaba extremadamente molesto y reprimirlo por tanto tiempo le causaba algunos efectos secundarios.

— Me entero que derramó una lágrima por culpa de ese hijo de puta, y lo enviaré picado en pedazos a Canadá — dicho ésto, se fue directo a su casa.

=•=•=

—Deberías dejar de fumar con tanta frecuencia... Eres deportista, tus pulmones se dañarán — escuchó a sus espaldas una de las voces que menos quería escuchar en esos momentos.

— ¿Que haces aquí? — preguntó sin mirarlo, dándole otra calada al cigarrillo en sus dedos.

— Esa pregunta la debería hacer yo... Son las tres de la mañana y estás fumando en la acera de mi tienda, (N) — respondió, cruzándose de brazos.

Levantó la mirada para darse cuenta de lo dicho por Ken. Sus pasos la llevaron hasta ahí en medio de sus pensamientos, nunca se percató del MUY VISIBLE «D&D motors» que tenía el local. Se sentía una idiota.

— Yo... —.

— Entra, es demasiado tarde para que estés en la calle — le extendió la mano, pasaron unos pocos minutos para que la chica la tomará y se levantará del suelo — te ves tan cansada... ¿Sucedió algo? — acunó el rostro femenino en sus manos y le tiró el cigarrillo.

Se alarmó al ver cómo lágrimas se abrían paso en la suave superficie de sus mejillas. Le quitó los lentes con suavidad y beso con delicadeza sus párpados, quitó el rastro travieso del salado líquido y rozó apenas la punta de su nariz con la de ella.

— ... Te extraño tanto — susurró apenas audible para la chica — no tienes idea de cuánto odio los días en que no te veo o estás molesta conmigo... No contestas mis mensajes y no atiendes mis llamadas. No puedo ir a verte a tu casa o buscarte a la universidad porque sería sospechoso... — la dejó recostarse en su hombro — prometo no intentar nada, pero por favor dime que te sucede —.

— ... Te amo... — murmuró, causando sorpresa en el contrario — y eso me está haciendo daño —.








Estoy juntando dinero para el funeral de Dorakencito ¿Alguien que quiera colaborar?

Bye bye~

Cometiendo errores • DrakenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora