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Mirando a un punto cualquiera sin demasiado interés, dejando su mente divagar libremente por las dudas que no la dejaban dormir algunas veces. Estupideces en su mayoría.

El murmullo de las personas hablando a su alrededor no le molestaba, solo esperaba a que dieran la tan esperada buena noticia para luego irse a su casa a ver novelas dramáticas y tomar Sake barato hasta que su cuerpo no pueda más y posiblemente se termine durmiendo en el suelo de la cocina.

Una repentina presencia a su lado la sacó de sus estúpidos pensamiento, giró levemente la cabeza, extrañada al ver de quién se trataba.

— ¿Aburrida? — preguntó mirando su celular.

— Algo... ¿Tú que haces aquí? — la curiosidad fue más grande y no sé iba a quedar con la duda.

— Me llevo bien con Emma... Aunque nadie lo crea jaja~... Ella me invitó — guardó su celular y reacomodó sus lentes por haberse resbalado un poco.

— En estos momentos me dices que vieron un unicornio con patas de cangrejo volador, y te juro que me lo creo —.

— ¿De cuál te fumaste? — rió levemente — te dije que juntarte demasiado con el pelo chicle era una mala decisión, él es mala influencia — susurró lo último cómo si fuese un secreto, haciéndola reír.

Pasaron minutos entretenidos hasta que de un momento a otro, todos tomaron asiento en la sala. Esperaban la fulana buena noticia que querían darles, después de todo, los citaron diciendo que era de suma importancia.

Al rato llegó Emma sonriendo de oreja a oreja, arrastrando a Draken por la muñeca. A este último casi se le sale el corazón cuando vio a la pelinegro entre los invitados.

Sacó su celular disimuladamente y tecleó lo más rápido que pudo un «Vete ahora» que la chica respondió negando con la cabeza a la par que se cruzaba de brazos.

A estas alturas el suspenso la estaba comiendo por dentro pero no se movería ni un centímetro por más que notara a un Ken desesperado casi rogándole que lo hiciera. Kisaki a su lado notó la tensión entre los dos, no dijo nada al respecto pero se mantuvo observador.

— Perdón por hacerlos venir aquí tan urgente, pero de verdad queríamos darles la noticia — empezó a hablar la rubia notoriamente emocionada — Ken y yo estamos muy felices de que se encuentren todos aquí — soltó una leve risita — oh dios, que nerviosa estoy — secó sus manos sudadas en la tela de su falta y río temblorosa, ésto provocó que algunos rieran enternecidos — Ken-chan... ¿No quieres decirlo tú? —.

El más alto se agachó a su altura para susurrarle algo en el oído que la hizo reír.

— Bueno, Ken-chan está más nervioso que yo jajajaja~ — hizo una breve pausa para luego soltar un fuerte suspiró y decir más emocionada que nunca — ¡Ken-chan y yo seremos padres!... ¡Te gané, hermano Shin! — y no podía desaprovechar esa oportunidad de burlarse de su hermano.

Enseguida todos se levantaron para felicitar a la «feliz pareja» y desearles mucha suerte, abrazándolos y hasta llorando, en el caso de Shin'ichiro todo sentimental por saber que sería tío.

Sin embargo, pocas personas no se encontraban emocionadas ni mucho menos se acercarían a felicitar. Cómo los menores de los Akashi, Kakucho, el mayor de los Shiba, Inupi, Kisaki e Izana. Siempre se mantuvieron serios y mirando ciertamente indiferentes lo que estaba ocurriendo.

Congelada cual estatua durante unos segundos, apretando los dientes como si intentara dislocar su mandíbula. El habla desapareció en su totalidad y no quería ni parpadear para seguir observando, así tratando de convencerse a sí misma que lo presenciado recientemente no era un mal sueño.

— (N), vámonos... Te llevo a tu casa — se levantó antes que ella y la ayudó a hacer lo mismo, tomándola por la cintura con cuidado.

— Aún no, espérame aquí — le dió dos palmaditas en el pecho y se dirigió tranquila hacia la pareja en medio de todo — ¡Felicidades, Ken!... ¡Espero nazca con excelente salud! — lo abrazó a modo de felicitación y le regaló la sonrisa más radiante que le salió.

Dejando atónito al más alto por centímetros, se dirigió hacia Emma y le sujetó las manos con cariño, mirando directo a su ojos le dijo con sinceridad.

— Estoy segura que serás una buena madre, Em-chan — sintió los brazos de la más bajita rodearla por unos segundos, a la par que escuchaba unas cuantas palabras de agradecimiento — bueno, yo me tengo que ir... Tetta me está esperando para llevarme a mi casa, hablamos luego y espero este día les acabe de la mejor manera posible, estoy muy feliz por ustedes — hizo una pequeña reverencia a modo de despedida y les dió la espalda, caminando un poco apurada.

Se apresuró en seguirle, no obstante, el fuerte brazo del mayor de los Shiba y una mirada molesta de Senju lo detuvieron en seco.

— Atiende a tu mujer y bebé en camino, lo que haga (N) ya no es tu problema — le dijo en voz baja la menor de los Akashi, para que solo él pudiera escuchar.

Apretando la mandibula a más no poder, apartó de un empujó al más alto y se giró hacia Emma. Ella lo miraba preocupada sin entender nada de lo que ocurría.

Justo ahora quería dividirse a la mitad, y así poder quedarse con Emma para no hacer que se sienta mal, no quería arruinar lo feliz que estaba... Pero también quería correr detrás de (N) antes de que fuese más lejos.

Lamentablemente tenía que eligir, y él solo se había metido en esto, por lo que tuvo que quedarse e inventar una excusa que calmara el tensó ambiente creado de la nada.

Esperar hasta el día siguiente era su única opción, rogando porqué no fuese demasiado tarde.



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Todo se fue a la verga, que dolor, que dolor, que pena~.

Todo se fue a la verga y no se arreglará~.

Lalala, lalala~.

Y no se arreglará~.

XD

Bye bye~

Cometiendo errores • DrakenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora