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— ¡No me vas a ganar, sucio animal promiscuo! — decía Mei corriendo rápidamente, notoriamente cansada.

— No has perdido velocidad, Mei Mei, pero si resistencia — se burló, corriendo a su lado, moderando su velocidad para no dejar a su amiga atras — ¡Y deja de llamarme así! —.

— JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJ — aumentó la velocidad, mientras reía como maniática.

— ¡¿Como mierda te puedes reír, estando casi sin aliento?! — aumentó también la velocidad, rebasando a su amiga sin mucho esfuerzo. Y cómo buena adulta madura que era, le sacó la lengua, apartando la vista del camino.

≈≈≈≈≈

Minutos antes.

— ¿Qué haces vestida con ropa deportiva? Son las 8:15pm — dijo Mei, mirando su celular.

— ¿Quieres correr un rato? — respondió con una pregunta, atando la trenza de sus zapatos — el clima es perfecto, la calle está sola y necesito despejarme. Además, no te haría mal correr un poco y bajar esos kilitos de más — sonrió burlesca, dando un par de saltos en su lugar para ajustar los zapatos.

— «Kilitos de más» tus nalgas de elefante — respondió falsamente ofendida, yendo a la habitación para cambiarse a su ropa deportiva — te voy a hacer comer el polvo, mientras yo saboreo la dulce victoria —.

— Esa es la actitud, Mei Mei —.

≈≈≈≈≈

— ¡(N), CUIDADO! — se escuchó el gritó de Mei.

Sintió como un cuerpo chocó contra ella, logrando que ambos cayeran al suelo de golpe. Por el pequeño tamaño de la persona a quién había atropellado con su cuerpo, supuso que se trataba de un niño o un chico muy bajito, así como su mejor amigo sabía que existían más casos.

Colocó ambas manos al los costados de su cabeza, para quitarle el peso de encima, y preguntó con voz suave.

— ¿Estás bien? —.

— Si... — respondió en un hilo de voz, por dos razones, la primera es que no tenía aire gracias a semejante golpe, y la segunda es porque se había quedado sin palabras al tenerla tan cerca de su rostro.

Ojos grises chocaron estrepitosamente con unos negros. Los dos puntos similares a la brea, tan profundos que amenazaban con engullirte en el mínimo descuido, se fijaron en esos dos nubarrones gris claro, le daba frío ver la tormenta que parecía desatarse en ellos, pero a la misma vez portaban un brillo indescifrable que lo dejó completamente hipnotizado.

La chica se levantó con agilidad y lo ayudó a él, pues no parecía reaccionar. Por dentro estaba aliviada de que no fue un niño a quien arrolló con su cuerpo, tener problemas con alguna mamá furiosa no estaba en sus planes de esa noche.

— Mei, mis lentes, no veo una mierda — extendió su mano a cualquier dirección, esperando que su amiga colocara lo pedido en la palma de su mano.

Con todo nítido de nuevo, localizó a su amiga y miró al chico que tropezó. Era gracioso ver cómo tenía que bajar la cabeza para mirarle el rostro, ella le sacaba fácilmente más de una cabeza de altura. Pronto comenzaría a doler su cervical por tener el cuello tanto tiempo en ese ángulo, estamos hablando de 1'65cm contra 1'87cm.

— Lo siento, no estaba mirando por donde iba — hizo una pequeña reverencia — Mei, sigamos —.

— Si... Lo siento, es algo distraída jeje~ — y así, comenzó a seguir a su mejor amiga a trote rápido, ahora tendrían mas cuidado.

=•=•=

— ¡Te juro que era muy hermosa!... Nunca me he sentido tan feliz de haber sido mandado al suelo por un tropezón — decía comiendo uno de los dulces que su amigo había comprado hace minutos atrás.

— Estás exagerando, Mikey... ¿También dijiste que era gigante? Jajaja~ cualquier persona comparada contigo, lo es — se burló.

— Olvídalo, es mejor si solo yo puedo apreciar su belleza —.

— ¿Qué? ¿Ahora eres un romántico? Jajajajaja~ ¿Qué pasó con el Mikey que quiere golpear todo lo que se le atraviese? —.

— Se fue de vacaciones y dejó al que busca pareja — metió un puñado de dulces a su boca, y continuó hablando — si está corriendo por aquí, significa que vive por esta zona... Y si vive por esta zona, hay una posibilidad muy grande de que asista a la misma universidad que Takemitchi... Y cómo su apariencia es tan única, seguramente él sepa quién es si la describo — dijo cada vez más entusiasmado — vamos, Baji, a la casa de Takemitchi —.

— ¿Cómo sacaste esa conclusión tan rápido?... — lo miró con una ceja alzada, pero el más bajo seguía caminando con rapidez hacia la estación del metro — ve tú solo, le prometí a Chifuyu que terminaríamos una serie hoy, si no voy, la verá sin mi — y con eso, cambió la dirección de sus pasos, dejando al otro pelinegro seguir con un camino diferente.

— Okey —.




Bye bye~

Cometiendo errores • DrakenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora