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— ¿Y se molestó? — preguntó Kakucho, lanzándole el balón.

— ¿Tú qué crees?... No me habla desde hace una semana. O al menos no una conversación larga, pues la ayudé a conseguir trabajo en una farmacia y le está yendo bastante bien — contestó, lanzando con un pequeño salto — pronto se le pasará su molestia y me lo va a agradecer — se encogió de hombros, restándole importancia.

— ¿Y que tal te va con el nuevo departamento? ¿No te sientes sola? — preguntó está vez, Taiju, quien tomaba tranquilo de su botella de agua luego de haberse atado el cabello.

— No mucho, Norman está yendo constantemente para ayudarme a terminar de arreglar el sitio... Tarde nos dimos cuenta que el baño necesitaba una pequeña reparación jeje~ — se rascó la mejilla — cuando esté todo perfecto les daré la dirección para que me visiten, me gusta su compañía... Y el edificio también cuenta con cancha —.

— ¿Yo puedo ir a jugar en esa cancha con ustedes? — preguntó el entrenador.

— Si... Pero sin estar de mandón — lo señaló con su dedo acusatoriamente.

— ¿Así que chiste? — preguntó a modo de broma, haciendo reír a la chica — oigan, limpien todo antes de irse y no pasen de las siete que luego me regañan a mi jaja~. Adiós, nos vemos mañana — dicho ésto, salió del gimnasio.

— Por cierto... ¿Donde esta Rin? — preguntó la chica extrañada, buscando al chico con la mirada.

— Seguramente estresado por el nuevo cargo de capitán que ahora tiene sobre sus hombros — respondió Kai, quien ahora ocupaba el puesto que antes tenía el rubio de lentes redondeados — debe estar en las duchas —.

— ¿Te irás con él? — preguntó Kakucho, atajando el balón que Taiju le había lanzado.

— No, de hecho me lleva Haruchiyo — señaló hacia las gradas, en donde el pelirrosa había pasado completamente desapercibido durante toda la práctica del equipo, pues se había quedado dormido — le prometí a Senju que saldría con ella a las nueve y él se ofreció a llevarme —.

— Dame eso — Taiju arrebató la pelota de las manos a Kakucho — ¿Que apuestan? — preguntó en una sonrisa torcida, apuntando dirección al de cabellos rosa.

— Te doy mi pizza a medio comer que compré en el almuerzo — ofreció la chica.

— ... 100.000 yenes — dijeron los dos restantes al unísono.

— Trato — dicho ésto, lanzó con todas sus fuerzas el balón. Dándole de lleno en el pecho al que dormía tranquilamente sobre las gradas.

— ¡OYE! ¡¿QUE MIERDA TE PASA?! — dijo alterada la víctima. Mientras todo el equipo se estaba cuajando de la risa.

— ¡Aquí no se viene a dormir, Rosita fresita! ¡Baja y muestra de que estás hecho! — lo retó Kakucho.

— ¡¿AAAH?! Ya verán — ahora estaba motivado.

=•=•=

Ya eran aproximadamente las seis, todos se habían duchado y dejaron el gimnasio impecable para cuando les tocará retirarse. Mayoría del equipo tomaron rumbo a sus casas luego de ayudar a limpiar, por lo tanto, el sitio se encontraba casi vacío.

Aún así, podías escuchar el rebote de la pelota y unas cuantas voces. Cómo una especie de costumbre que adoptaron con el tiempo, conversaban a la par que se turnaban para lanzar al aro.

— No tengo suerte con las chicas — mencionó el de cicatrices en la boca.

— Que mentiroso... Si tú eres uno de los mojabragas junto a Baji y Kazutora — la chica colocó sus ojos en blanco.

— Pero me persigue pura loca... Estoy apunto de establecer un hospital psiquiátrico — se quejó, lanzando el balón. Los demás carcajearon.

— Con la cara de drogadicto que te cargas, no me extraña que te persiga pura loca —.

— Yo no me drogo —.

— ¿Cómo que no? Si yo te la vendo — se cruzó de brazos y lo miró ofendida. Ambos rieron por su juego.

— ¿Y tú, (N)?... ¿Qué tal tu vida amorosa? — decidió preguntar Kai. A Rindo no le gustó mucho esa pregunta, se podía notar en su ceño fruncido.

— Está con Draken — mencionó Haruchiyo — aunque no los he visto juntos estos últimos días —.

— Eres un chismoso ¿Sabias? — le dijo con una sonrisa cálida, pero una notoria vena de enojo brotaba en su frente — y si no nos has visto juntos es porque estoy ocupada con los exámenes... Pasaremos dos semanas enteras sin vernos ¡Malditas clases! — hizo un puchero.

— Mis condolencias — se burló el de cabellos rubios, aún estando un poco molesto.

— Aha~ ¿Y tú no tienes nada que agregar? — preguntó Taiju, mirándolo con una ceja alzada.

— La que le gusta prefiere a otro... — se burló Kakucho, sin dejar que respondiera — ese debe doler ¿No Rindo? — recibió una mala mirada del nombrado.

— Jajaja~ mis condolencias — le respondió la chica cómo él lo había hecho segundos atrás.

Le dolió. No lo admitiría pero el hecho de que ella nunca se diera cuenta, le dolía en demasía. Ran y algunos del equipo tenían conocimiento de esto, un claro ejemplo era Kakucho, que por más burlas que le hiciera, no se atrevía a revelar directamente ese secreto que lo dejaría en ridículo.

La conversación frenó cuando la puerta fue abierta por alguien ajeno al equipo; Kokonoi.

— ¡Piensa rápido! — gritó Haruchiyo, lanzando el balón a su dirección.

— ¿Uh? ¿Qu- — no pudo terminar de responder, cuando un golpe en su cara le empujó la cabeza bruscamente hacia atrás.

— Idiota ¿Que no sabes que Koko está igual o peor de vista que (N)? — recibió un golpe por parte de Kakucho.

— Voy a ignorar lo que acaba de pasar, no estoy para perder tiempo — frotó su nariz — ¿Sabes dónde está Mei, (N)? Necesito entregarle algo pero no atiende mis llamadas —.

— Suele apagar su celular cuando está estudiando, pero se encuentra en su departamento... ¿Sabes cómo llegar? Puedo darte la dirección —.

— Oh, no. Si se dónde queda... Gracias, (N) —.


Me da un poco de risa porque canónicamente Koko si tiene mala vista, por esto no le gustan los juegos de pelotas.

Bye bye.

Cometiendo errores • DrakenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora