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Aproximadamente las cinco de la mañana, la brisa fría y la oscuridad reinaban pero eso no lo detenía en salir a correr como fin de su rutina de ejercicios. Audífonos puestos y un tanto abrigado, recorría la zona a la que se había acostumbrado desde hace unos años atrás.

Todo iba cómo siempre, las mismas personas de todos los días yendo apresuradas al trabajo, a quienes les deseaba buena suerte por mera costumbre y una chica cubierta por una manta, sentada a los pies de su edificio mientras fumaba un cigarrillo... Espera, eso último no era de todos los días.

Paró sus pasos en seco y miró en esa dirección extrañado, reconociendo al instante esa cabellera de pocos centímetros completamente desordenada. Le había visto el mismo corte durante tres años, era lógico que la reconociera al instante.

— (N) — la llamó ya estando más cerca.

Necesitó de tres llamados, uno más fuerte que el anterior, para que la chica de lentes despegara su mirada perdida del suelo.

— ¿Tetta? — preguntó en un murmullo, alzando la cabeza — ¿Que haces aquí? —.

— Esa pregunta la debería hacer yo — soltó un pequeña risa nasal — ¿Vives aquí? — ella asintió con la cabeza — ¿No vivías con Mei en xxxx? —.

— Sucedieron algunas cosas y tomé la decisión de venir a vivir sola para acá. Norman me ofreció vivir con él, pero no quería invadir su espacio... De todos modos viene muy seguido aquí y se queda, o yo voy a dormir a su casa —.

— ¿Y Mei? — preguntó, tomando asiento a su lado.

— No hemos hablado mucho desde lo que ocurrió, solo para confirmar que la otra sigue con vida — con el cigarrillo terminado, se disponía a encender otro pero el contrario la detuvo antes.

— ¿Cuánto tiempo llevas haciendo eso? — preguntó serio, genuinamente preocupado.

— Cómo desde la una — suspiró pesadamente, bajando completamente el encendedor y el cigarrillo.

— ¿Cual es tu piso? —.

— El seis —.

— Bien —.

=•=•=

—Se negó... Lo acepté porque su excusa me pareció convincente. A mí tampoco me gusta sentir que estoy invadiendo el espacio de otra persona... Pero me duele que en el fondo no es por eso que negó — contaba agitada, casi sollozando — yo sé que no es por eso —.

Recostada sobre el regazo de su exnovio, quien la escuchaba atentamente y acariciaba el cabello con suavidad. Luego de un rato hablando, se dio cuenta que ella necesitaba desahogarse y logró que lo hiciera, después de todo la conocía bastante bien.

— No creo ser la única persona que te dirá esto, pero debes dejarlo, (N)... No te está haciendo bien y lo sabes —.

— No es cómo que tú me hayas hecho mucho bien cuando estuvimos juntos — el chico rodó los ojos.

— Se que ha pasado tiempo de eso y que actualmente no importa demasiado, tu y yo terminamos y ahora nos llevamos bastante bien... Pero debes saber que ese día yo no hice nada malo —.

— Pero Mei dijo que- —.

— Mei es precisamente el problema, (N)... ¿Aún no te has dado cuenta? —.

— ¿Que quieres decir con eso? — se levantó de su cómodo lugar para verlo directamente a los ojos, ciertamente amenazante.

— Ella manipuló el relato a su antojo para hacerme quedar mal a mi también... Estaba molesta porque Shūji le fue infiel y yo estuve presente en ese momento — soltó por fin — independiente de que yo haya sido cómplice, no tenía derecho de... — suspiró — de acabar mi relación contigo —.

— Mientes... Mei no e- —.

— Mei es una mentirosa, (N) —.

Esas simples palabras la dejaron pensando, sobre todo porque le había mentido hace poco. Gracias a esa mentira es que no confiaba demasiado en su amiga e inconscientemente la estaba comenzando a alejar.

Si mintió una vez ¿Que le aseguraba que no lo había hecho antes o no lo haría más adelante?. La historia de Kisaki comenzaba a encajar en su cabeza, la relación entre ellos siempre fue relativamente perfecta ¿Entonces porque de un momento a otro el rubio hubiera dañado todo eso?.

Seamos sinceros, Kisaki no era estúpido y si tenía estabilidad en un sitio no se iba a mover de este por nada del mundo. Si llegara el momento en donde de verdad no sintiera nada por ella, se lo hubiera dicho a la cara.

— Hija de puta — maldijo al aire, alborotando sus propios cabello con las manos.

— Hasta que te diste cuenta —.

— ... ¿Pero... Por qué no me dijiste nada en ese momento? —.

— ¿Me hubieras creído? — preguntó de vuelta, mirándola a los ojos.

— ... No — bajó la cabeza apenada — perdón —.

— Jaja~ eso ya pasó, (N) — le sonrió levemente — más importante ahora... No apoyo esto pero ¿De verdad quieres estar con Draken? —.

— ... Si —.

— Averigua si Mei tiene algo que ver en su comportamiento... Si no encuentras nada, es que él no quiere dejar ir a Emma y deberás rendirte —.




Bye bye~

Cometiendo errores • DrakenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora