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Que raro se sentía llegar al departamento y tumbarse a ver películas, hacer la cena, darse una ducha juntos y simplemente meterse a la cama para dormir sintiendo el reconfortante calor del otro. Estaban tan acostumbrados a verse para tener sexo que cosas como estas les generaba cierta emoción, aunque no era la primera vez.

Después de tener una pequeña pelea por quién tomaba más de la sábana que estaban compartiendo, amanecieron uno encima del otro con las piernas y brazos totalmente enredados. No se sabía dónde comenzaba uno y dónde terminada el otro.

El ventilador un poco deteriorado giraba lentamente y rechinaba de vez en cuando, aún así refrescaba bastante la pequeña habitación. Y estaban tan metidos en su burbuja que no le prestaban atención al molesto sonido.

Las sábanas vueltas un caos al igual que sus cabellos y pijamas, pero eso era lo de menos.

La felicidad y tranquilidad que impregnaba el ambiente, era suficiente para derretirle el corazón a cualquiera de una sobredosis de ternura, tal vez.

- Buenos días~ - un bostezo largo escapó de sus labios perezoso, logrando que las dos cortas palabras sonarán un tanto graciosas.

- Buenos días - respondió en total calma, dejando un pequeño beso en su mejilla que se extendió el tiempo necesario. Esta acción por parte del mayor le generó a su rostro una linda combinación de tonos rojizos y una sonrisa embobada.

- ¿Cuánto tiempo llevas despierto? - preguntó en voz baja, volviendo recostar su cara en el pecho masculino, siendo rodeada por los brazos del mismo en cuestión de segundos.

- Cómo treinta minutos... Debía arreglarme para trabajar, pero preferí quedarme hasta que despertarás - río levemente - y no te preocupes, no habrá nadie que pueda despedirme de mi propia tienda por llegar tarde -.

- jeje~ no tenías que hacer eso ¿Sabes?... Puedo quedarme hasta mañana si así lo deseas, aunque me iré temprano para estudiar - besó tiernamente su barbilla y se apoyó sobre sus codos, mirando al chico desde arriba - ve a arreglarte ¿Si?... Yo tengo algo que hacer en casa y vendré más tarde -.

- Me envías un mensaje cuando llegues aquí, de igual manera te dejaré una copia de la llave - besó sus labios con delicadeza y dulzura, para por fin levantarse de la cama.

Estiró su anatomía, haciendo crugir algunos huesos, ofreciéndole la hermosa vista a la chica de sus músculos marcados siendo tensados y relajados satisfactoriamente.

- Siento tu mirada quemandome la espalda, (N) - la miró sobre su hombro, desbordando picardía.

- Yo siento la tuya quemandome las nalgas todo el tiempo y no te digo nada - contraatacó. Rió triunfal cuando lo vio sonrojarse e irse al baño sin decir más palabras - eres un pervertido~ -.

- Lo dice quién me robó ropa interior la vez pasada -.

- ¡Al menos fue limpia! -.

- Jajaja~ -.

=•=•=

Su entrada a la tienda fue exitosa, el único presente era Inui y sabía que él no le haría preguntas, pues la noche anterior le contó el motivo de su visita... O bueno, la mentira para cubrir a que iba realmente.

Caminó hacia la parte trasera de la tienda con las llaves de Inui en la mano, los únicos que entraban ahí eran los dueños del establecimiento por ser un lugar bastante privado. En dónde Draken se quedaba a dormir algunas veces y dónde Inui solía guardar unas cuantas cosas personales.

Escaneó con la mirada toda la habitación y por fin localizó lo que quería, el gabinete que su amigo indicó la ubicación de su cámara. Lo abrió con la esperanza de encontrar la otra ahí también, para su buena suerte si estaban las dos cámaras de vídeo. De verdad eran idénticas, solo que Inui colocó nombre en la suya para no volver a equivocarse.

Miró hacia atrás y en un instante tenía su celular vinculado a la cámara de Ken, aún no sabía de qué se trataba la grabación, pero no se podía arriesgar a ser descubierto, debía bajar el vídeo cuanto antes y salir de ahí.

- ¿Qué haces aquí, Koko? - la grave voz del más alto se escuchó a sus espaldas, ciertamente desconfiado.

- Vine a buscar la cámara de Inupi - levantó la cámara mencionada - hay algunas fotos de Akane que quiero imprimir para el álbum que estamos haciendo - explicó tranquilo. Con el vídeo descargado exitosamente en su celular, ya no había nada que temer.

- Inupi me habló sobre eso... ¿Y que tal van con el embarazo? Solo le quedan unos pocos meses para que dé a luz -.

- La consiente demasiado - habló el rubio desde la puerta - no me quiero imaginar cuando nazca la pequeña -.

- Procura no convertirla en una niña mimada, Koko - le dijo Ken entre risas.

- Creo que eso no se va a poder~... Será mi princesa, y todo lo que ella pida, estaré ahí para ser su cajero personal -.

- Jajaja~ - Ken rió, mientras Inui se daba en la cara con la palma de su mano.

Se quedó a conversar un rato con ellos y luego salió a paso calmado, ya estando fuera se permitió ver que era la fulana grabación.

- ¡Bingo! Jajaja~ -.





Bye bye~

Cometiendo errores • DrakenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora