El resto del verano fue tan normal que casi resultó extraño. Las actividades diarias prosiguieron: tiro al arco, escalada, equitación con pegaso... Jugamos a capturar la bandera (aunque todos evitamos el Puño de Zeus), cantamos canciones junto a la hoguera, celebramos carreras de carros y les gastamos bromas a las demás cabañas. Esta vez, si pasé mucho tiempo con Annabeth, aunque apenas estuvimos con Percy, lo cual fue algo extraño, y Annabeth tampoco quiso hablar de ello. Me iban a volver loca esos dos, eran casi peor que Ron y Hermione ya.
El tiempo transcurrió, los días de julio fueron pasando. Normalmente el verano se me pasaba rápido, aquella vez, fue más bien lento. Todo parecía volver a estar bien tras la batalla, pero había algo en el aire, cierta tensión. Procuré no pensar demasiado en ello. Finalmente, llegó el último día de campamento. Fue bastante raro poder irme aquel día como muchos, había pasado de quedarme todo el año a irme hacia finales de agosto, y ahora podía irme a finales de julio como todos los que tenían una familia con la que volver, como, bueno, como yo tenía ahora. Me sorprendí deseando demasiado llegar a casa.
Después del desayuno, apareció en mi cama la carta de costumbre, advirtiéndome que las arpías de la limpieza me devorarían si seguía allí después de mediodía. La verdad, era muy parecida a la carta que recibíamos al final de cada curso en Hogwarts advirtiéndonos de no usar magia durante las vacaciones. A las diez en punto me aposté en la cima de la Colina Mestiza para esperar a la furgoneta que había de llevarme a la ciudad. Concretamente, debía ir al MACUSA donde ya había solicitado un traslador para volver a Inglaterra. Allí arriba, Percy y yo nos despedimos de Annabeth que se quedaría en el Campamento un poco mas.
—Mantendré los ojos abiertos por si... —nos dijo
—Annabeth —dijo Percy—, ¿cuál era el resto de la profecía?
Ella fijó su mirada en los bosques lejanos, pero no contestó. La miré, meditando si debía responder yo o no. Aunque seguía pensando lo extraño que era que yo hubiera conocido la profecía por la profesora de Adivinación de Hogwarts.
—«Rebuscarás en la oscuridad del laberinto sin fin» —dijo Percy—. «El muerto, el traidor y el desaparecido se alzan.» Hicimos que se alzara un montón de muertos. Salvamos a Ethan Nakamura, que resultó ser un traidor...
—Rescatamos el espíritu de Pan, el desaparecido —dije
Annabeth meneó la cabeza.
—«Te elevarás o caerás de la mano del rey de los fantasmas» —insistió Percy—. Ese no era Minos, como yo había creído, sino Nico. Al escoger nuestro bando, nos salvó. Y luego, «el último refugio de la criatura de Atenea» se refería a Dédalo.
—Percy...
—«Destruye un héroe con su último aliento.» Ahora sí tiene sentido. Dédalo murió para destruir el laberinto. Pero ¿cuál era el verso...?
—«Y perderás un amor frente a algo peor que la muerte» —recitó Annabeth con lágrimas en los ojos—. Ése era el último verso, Percy. ¿Ya estás contento?
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HOPE: LABERINTOS Y TORNEOS. (III)
FanfictionTercera parte de HOPE: LA UNIÓN ENTRE DOS MUNDOS que narra los hechos de La batalla del laberinto y El cáliz de fuego desde el punto de vista de nuestra protagonista, Hope Lupin. [ PRÓXIMAMENTE EN EDICIÓN ]