34. Tomamos el té con Dobby

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Aquella noche, fuimos a la lechucería a buscar a Pigwidgeon, la lechuza de Ron, para que Harry pudiera enviar una carta a Sirius diciéndole que había logrado burlar al dragón sin recibir ningún daño

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Aquella noche, fuimos a la lechucería a buscar a Pigwidgeon, la lechuza de Ron, para que Harry pudiera enviar una carta a Sirius diciéndole que había logrado burlar al dragón sin recibir ningún daño. 

—Ningún daño, ¿eh? —había dicho yo

—Vamos, Hope, lo del hombro no fue nada, la señora Pomfrey me lo curó en un momento —respondió Harry

Por el camino, Harry puso a Ron al corriente de todo lo que Sirius había dicho sobre Karkarov. Aunque al principio Ron se mostró impresionado al oír que Karkarov había sido un mortífago, para cuando entrabamos en la lechucería se extrañaba de que no lo hubiéramos sospechado desde el principio.

—Todo encaja, ¿no? —dijo—. ¿No os acordáis de lo que dijo Malfoy en el tren de que su padre y Karkarov eran amigos? Ahora ya sabemos dónde se conocieron. Seguramente en los Mundiales iban los dos juntitos y bien enmascarados... Pero te diré una cosa, Harry: si fue Karkarov el que puso tu nombre en el cáliz, ahora mismo debe de sentirse como un idiota, ¿a que sí? No le ha funcionado, ¿verdad? ¡Sólo recibiste un rasguño!

—Bueno, no creo que haya sido Karkarov —dije

—¿Por qué no? —dijo Ron

—Porque siempre que vosotros sospecháis de alguien, nunca es esa persona y acaba siendo alguien más inesperado —dije

—¿Y quién crees que es? —preguntó Harry

—Yo que se —dije encogiéndome de hombros—. Igual es Moody —bromeé—. Es el nuevo, y es el supuesto gran auror que atrapó a un montón de mortifagos, ¿quién iba a sospechar de él?

—Pero, gracias al consejo de Moody, Harry ha pasado la prueba —dijo Hermione

—Hermione, solo bromeaba —dije

—Ven acá, yo lo haré —dijo Ron entonces acercándose a Harry, que no conseguía atrapar a la pequeña lechuza

Pigwidgeon estaba tan emocionado con la idea del reparto, que daba vueltas y más vueltas alrededor de Harry, ululando sin parar. Ron lo atrapó en el aire y lo sujetó mientras Harry le ataba la carta a la patita.

—No es posible que el resto de las pruebas sean tan peligrosas como ésta... ¿Cómo podrían serlo? —siguió Ron, acercando a Pigwidgeon a la ventana—. ¿Sabes qué? Creo que podrías ganar el Torneo, Harry, te lo digo en serio.

Hermione se apoyó contra el muro de la lechucería, cruzó los brazos y miró a Ron con el entrecejo fruncido.

—A Harry le queda mucho por andar antes de que termine el Torneo — declaró muy seria—. Si esto ha sido la primera prueba, no me atrevo a pensar qué puede venir después.

—Eres la esperanza personificada, Hermione —le reprochó Ron—. Parece que te hayas puesto de acuerdo con la profesora Trelawney.

Arrojó al mochuelo por la ventana. Pigwidgeon cayó cuatro metros en picado antes de lograr remontar el vuelo. La carta que llevaba atada a la pata era mucho más grande y pesada de lo habitual: Harry no había podido vencer la tentación de hacerle a Sirius un relato pormenorizado de cómo había burlado y esquivado al colacuerno volando en torno a él.

HOPE: LABERINTOS Y TORNEOS. (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora