Por suerte, no volví a tener sueños extraños. O al menos, si los tuve, cuando me desperté, no recordaba nada. Fue un alivio. Por el momento ya tenía suficiente entre el último y todo lo sucedido la noche anterior. Aunque había esperado que en cualquier momento el día anterior Quirón me llamara para decirme, contarme algo de lo que el y Dumbledore habían hablado, pero nada.
A la mañana siguiente, Quirón convocó un consejo de guerra en el ruedo de arena. Tuve que acudir a él, así como Quirón, Quintus, Annabeth, Percy, Tyson, Grover, Enebro, Silena, Travis, Connor, Beckendorf, Lee, Clarisse y Argos. Normalmente, en reuniones así solo acudía Annabeth como capitana de la cabaña, pero Quirón había dicho que debía ir, así que ahí estaba sentada entre Grover y Connor. Annabeth y Clarisse se habían sentado juntas y ambas se encargaron de resumir la situación en unos minutos.
—Luke debía de conocer la entrada del laberinto —dijo Annabeth—. Se conocía al dedillo el campamento
Enebro carraspeó.
—Eso trataba de decirte anoche. La entrada de esa cueva ha estado allí desde hace mucho. Luke solía utilizarla.
Silena frunció el ceño.
—¿Conocías la entrada del laberinto y no dijiste nada?
La cara de Enebro se puso verde.
—No sabía que fuera importante. Sólo es una cueva. Y a mí no me gustan esas repulsivas cavernas antiguas.
—Tiene buen gusto —opinó Grover.
—No le habría prestado ninguna atención de no ser... bueno, porque era Luke —Se ruborizó con un verde aún más intenso.
Grover resopló.
—Retiro lo del buen gusto.
No pude evitar soltar una risita, mientras le daba unas suaves palmadas en la espalda a mi amigo sátiro.
—Interesante —Quintus pulía su espada mientras hablaba—. ¿Y creéis que ese joven, Luke, se atrevería a usar el laberinto como vía de entrada para su invasión?
—Sin duda —intervino Clarisse—. Si lograra meter a un ejército de monstruos en el Campamento Mestizo y presentarse de repente en mitad del bosque sin tener que preocuparse de nuestras fronteras mágicas, no tendríamos la menor posibilidad. Nos aniquilaría fácilmente. Debe de llevar meses planeándolo.
—Ha estado enviando exploradores al laberinto —apuntó Annabeth—. Lo sabemos... porque encontramos a uno.
—Chris Rodríguez —dijo Quirón. Dirigió a Quintus una mirada significativa.
—Ah —dijo él—. El que estaba en... Ya, entiendo.
—¿El que estaba dónde? —pregunto Percy
Clarisse le lanzó una mirada furibunda. No entendí por que.
—La cuestión es que Luke ha estado buscando la manera de orientarse en el interior del laberinto. Quiere encontrar el taller de Dédalo.
—El tipo que creó el laberinto —dijo Percy
—Sí —confirmó Annabeth—. El mayor arquitecto e inventor de todos los tiempos. Si las leyendas son ciertas, su taller está en el centro del laberinto. Él es el único que sabía orientarse por los pasadizos. Si Luke encontrara el taller y convenciera a Dédalo para que lo ayudase, no tendría que andar buscando a tientas el camino ni arriesgarse a perder su ejército en las trampas del laberinto. Podría dirigirse a donde quisiera: deprisa y sin correr peligro. Primero al Campamento Mestizo para acabar con nosotros. Y luego... al Olimpo.
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HOPE: LABERINTOS Y TORNEOS. (III)
Fiksi PenggemarTercera parte de HOPE: LA UNIÓN ENTRE DOS MUNDOS que narra los hechos de La batalla del laberinto y El cáliz de fuego desde el punto de vista de nuestra protagonista, Hope Lupin. [ PRÓXIMAMENTE EN EDICIÓN ]